Por Luis Santillán/ Concluida la guerra de Troya, y tras diez años de ausencia, Agamenón volverá, pero no lo hará solo, sino que traerá a Casandra -parte del botín de victoria-, ¿Cómo lo va a recibir Clitemnestra? ¿Qué cosas van a cimbrar su regreso?
Éxtasis Puro de Ximena Escalante es un texto que explora al personaje Clitemnestra, pretende ser la construcción de la venganza o una forma de equilibrar el mundo a partir de vivir las repercusiones de las acciones. Escalante propone un universo donde Clitemnestra y Casandra hacen una alianza para buscar la justicia, donde la estirpe de Clitemnestra es parte activa de la venganza.
Escalante quiere acentuar el proceso interno de Clitemnestra, vincularla con sus antepasados para ejercer su fuerza, unir sus motivaciones a las de la mujer cautiva que está por llegar; ofrece un texto que prepara la llegada de Agamenón, donde la acción final no es lo contundente sino el recorrido verbal de los personajes.
La primera secuencia de la obra es el trabajo de limpieza de Teucra, después se presenta a un Agamenón que jala un pequeño caballo de madera, tras un momento de oscuridad, una imagen que podría ser la de Agamenón, pero al quitarse el traje queda expuesto como el ojo, por terquedad visual, vio algo imposible, pues quien realmente está ahí es Clitemnestra. Esa secuencia inicial es, de cierta manera, la síntesis de la propuesta de dirección de Benjamín Cann.
Cann propone un universo donde los personajes inferiores son quienes viven las repercusiones de aquello que no está en su control, el cotidiano que entra en contacto con el infortunio; Clitemnestra como un personaje que debe verse con atención para poder distinguir sus motivaciones, sus líneas de desarrollo; un Agamenón dubitativo, que contrasta con la versión clásica.
Víctor Zapatero, con el diseño de escenografía, y Eloise Kazan, con el diseño de vestuario, proponen un universo alegórico donde la imaginación del espectador tiene un trabajo por hacer. La escenografía se vale de una silla para sugerir el espacio, inserta una miniatura para evocar el contexto. Kazan emplea las referencias a la vestimenta clásica y la contrapuntea con elementos contemporáneos. Destaca la propuesta de Teucra, quizá por el trabajo que hace la actriz, pero el color, la forma, lo que se puede proyectar con él tiene mucha fuerza, existe un momento en el cual la prenda, sin sufrir daño, expone la destrucción emocional del personaje.
Astrid Romo crea a Teucra, personaje de suma importancia porque es quien queda vulnerable por la situación, en ella repercuten los daños provocados por las decisiones de Agamenón. Romo trabaja estados de ánimo que se ven reflejados de manera sutil, pero con detalles que los hacen contundentes. En un momento inicial matiza al personaje y expone su curiosidad, su vivacidad, estados que contrastan con el daño que muestra hacia la parte final; ella hace visible el desarrollo de Teucra, es una entidad a la que le ocurren cosas y, entre eso, reacciona. Romo le da una profundidad al personaje con su creación emotiva, ofrece un trabajo corporal que va de lo vivaz a la devastación.
Itzhel Razo y Quetzalli Cortés tienen los personajes “demonios”. Hay un contraste en la propuesta que hacen, podría ser que se busca un balance a partir del desequilibrio. Por un lado, el personaje de Cortés adquiere rasgos de parodia, en Razo hay una fuerza ritual y contundente. En los momentos donde se planea o expone lo que se hará con Agamenón, o aquellas partes donde se vincula con lo que es Clitemnestra, Razo proyecta -tanto vocal como corporalmente- una fuerza que la distancia de los personajes “humanos”; cuando se relaciona mediante las acciones con los demás, el tono es más cotidiano. Razo logra crear una entidad que transita entre planos, su personaje se vuelve enigmático cuando lo requiere y servicial cuando las acciones lo piden.
Maya Zapata tiene el personaje de Clitemnestra, mantiene una tesitura casi neutral, parece que el devenir de los acontecimientos está distante, no queda claro si esa es la propuesta de dirección o la lectura de personaje que hace Zapata. Le da a su personaje la fuerza que uno imagina que debe tener una mujer como la que interpreta.
Alejandro Morales trabaja un Agamenón disminuido, temeroso, indeciso, un personaje que nada tiene que ver con la referencia clásica, aún así, logra crear un enlace emotivo sólido para que su muerte, que parece una ingenuidad, tenga peso en la escena.
Escalante domina el mundo griego, ha creado muchas obras donde la exploración de personajes le han permitido colocarlos en lo contemporáneo. En Éxtasis Puro queda una duda sobre qué puede leer el espectador que no haya tenido contacto con el universo de donde surgen los personajes. Es decir, su Agamenón parece un hombre que vuelve sin razón, sin poder, sin peso y está en una situación donde es evidente que hay un complot en su contra. ¿Qué quiere vengar Clitemnestra? Continuamente repiten la muerte de su hija, sin embargo, da la impresión de ser un dato que se pierde en el desarrollo de las acciones.
Éxtasis Puro es una puesta en escena donde destaca el trabajo actoral de Astrid Romo, la propuesta corporal de Itzhel Razo, el espacio escénico y visual que crean los diseños de Zapatero y Kazan, esas son tres buenas razones para ver esta propuesta de 25 producción.
La obra se presenta de viernes a domingo, hasta el 3 de marzo en el Foro Lucerna del Teatro Milán, consulta horarios y precios, aquí.
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