Hoy, hace 50 años, murió David Alfaro Siqueiros. Como todo personaje destacado, el pintor y muralista fue un producto de su época. Con claroscuros y controvertido, fue un personaje destacado en el arte, la cultura y la política del México del siglo XX.

Como muchos otros artistas plásticos, el pintor nacido en Santa Rosalía de Camargo, Chihuahua, el 29 de diciembre de 1896, se sintió llamado por el teatro en cierto momento de su vida. Esto sucedió, en su última reclusión penitenciaria en el Palacio Negro de Lecumberri, en los años sesenta del siglo XX.

El muralista ingresó en 1960 como preso a Lecumberri bajo cargos de disolución social por su apoyo al movimiento ferrocarrilero. Realizó entonces dos bimbos que sirvieron como escenografía para puestas en escena que se montaron dentro de la tristemente célebre penitenciaría.

Al ingresar a Lecumberri, el artista, conocido también “El Coronelazo”, apodo que recibió al regresar de su participación en la Guerra Civil Española, en donde fue teniente coronel, se integró al Grupo Teatral de la Preventiva. Siqueiros solamente pudo participar en dos montajes de manera directa en esta agrupación, pues fue retirado, por órdenes de las autoridades penitenciarias, del grupo teatral.

Las obras de teatro en cuestión fueron Licenciado no te apures (1960) y La ruta del rebelde (1961). Sin embargo, Siqueiros tuvo una faceta no tan conocida en su acercamiento al teatro, la de dramaturgo.

A diferencia de muchas y muchos artistas plásticos, Siqueiros no solamente se interesó en la realización de vestuarios, decorados y escenografía. El artista incursionó en la dramaturgia al escribir el texto teatral Brasa viva, la cual nunca llegó a montarse. El original de este texto se encuentra en el Archivo General de la Nación, el cual tiene su sede en lo que fuera la prisión de Lecumberri.

En 2022, la  artista y escritora Verónica Gerber realizó una conferencia performática llamada La travesía. Se trata de una adaptación de 45 minutos de Brasa viva, la cual el pintor dejó inconclusa. El proyecto se realizó en el patio de murales de la Sala de Arte Público Siqueiros, ubicada en Polanco, en la Ciudad de México.

En sus memorias, tituladas Me llamaban el Coronelazo, el muralista habla sobre su incursión en la dramaturgia. Ahí narra como decide no solamente asesorar al dramaturgo de la compañía penitenciaria, Roberto Hernández Prado, sino que decide escribir un texto el mismo, el cual podría haberse titulado Troglodita.

Esta otra obra, al igual que Brasa viva, tampoco se montó nunca. En ella el autor, a través de la farsa y la pantomima, buscaba hacer una crítica al poder legislativo. La obra, como la concibió Siqueiros, echaría mano de coreografías grotescas. Uno de sus objetivos era el alejarse del teatro mexicano que él pintor consideraba plegado a cánones extranjeros.

Finalmente, no podemos dejar de mencionar en este texto en memoria del pintor chihuahuense, que, en 1971, tres años antes de su muerte, se inaugura el Polyforum Cultural Siqueiros, con su mural La marcha de la humanidad. Este recinto, que actualmente se encuentra paralizado, tiene además en su interior un teatro en configuración de arena. Se trata de un espacio icónico ubicado sobre la Avenida de los Insurgentes que debe permanecer activo y seguir siendo parte de la herencia cultural de la Ciudad de México.

Por Óscar Ramírez Maldonado, Fotos: Cartelera de Teatro.

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