Por Alegría Martínez/ Al interior de un edificio se ha cometido un asesinato. Las pesquisas de un investigador privado tienen lugar en espacios comunes y en departamentos habitados por inquilinos con filias sexuales, que sin proponérselo, muestran lo que hacían la noche del crimen.
Sin sangre, pistola, cadáver tendido al suelo, utensilios, ni muros, El insólito caso del Sr. Morton, escrita y dirigida por Martín Zapata, juega con la imaginación de un público que sigue fielmente los pasos sigilosos y raudos de personajes caricaturescos por pasillos y escaleras de aire.
Zapata, ocupado en el amor, la magia y las pasiones ocultas, en buena parte de sus textos, – también autor de Ik dietrick fon (1986), Camino a Fort Collins (2014), y El convivio del difunto (2017), por mencionar solo tres de sus obras- hace reír al espectador desde los primeros parlamentos en voz del detective Otto Morgan, rociados de crítica y humor negro, que denotan el conocimiento y gusto del dramaturgo por la novela policiaca.
Las pistas que cada sospechoso otorga al agente privado, mantienen atento y con una sonrisa a un público, que además de su deseo por descubrir al homicida, se inmiscuye en la intimidad de los distintos personajes, entre éstos, una niña exhibicionista, un voyerista, una prostituta y una ninfómana.
El extraño caso del Sr. Morton, escrita en 2003 a partir del trabajo que Martín Zapata realizó con actrices y actores en Xalapa, a quienes agradece su aportación en el programa de mano, es un texto sólido que utiliza los elementos del género policiaco con conocimiento de causa, al que agrega un humor desbordante, un arduo entrenamiento actoral vinculado a la pantomima, un diseño de vestuario que remite al cine y las novelas de la época, una efectiva resolución espacial basada en iluminación y un estimulante diseño sonoro.
La obra alude, sin embargo, a una sociedad hundida en prejuicios, carencias afectivas, soledad y vacío, integrada por personas que buscan la manera de sentirse vivas a través de peculiares comportamientos sexuales y relaciones encubiertas.
Si bien el dramaturgo acepta honestamente que El extraño caso del Sr. Morton es “ un monstruo irreverente y políticamente incorrecto” – texto que incluye parlamentos como el expresado, un tanto en broma por un personaje masculino, respecto a que “las mujeres lo soportan todo”, así como el hecho de que los diversos hábitos sexuales y algunas narraciones de fantasías cliché, forman parte de la vida de personajes femeninos en su mayoría- convendría sopesar un tratamiento dramatúrgico enfocado a la equidad de género, posterior a su reestreno en 2024.
Los personajes masculinos de El insólito caso del Sr. Morgan, se integran armónicamente al espacio oscuro del escenario, que marca con luz blanca los escalones del edificio y perfila los distintos departamentos, donde sus habitantes manipulan objetos, al tiempo que utilizan y esquivan mobiliario invisible con una precisión, que agrega características aún más cómicas a cada escena.
El trabajo de dirección de actores inserta con buenos resultados al elenco en un thriller que hace cómplice al público, que en su imaginación completa el edificio, el interior de las habitaciones y hasta el café con dona que saborea a gran velocidad el detective.
El elenco, integrado por Rodrigo Vázquez/Adrián Vázquez, Arturo Barba, Rodrigo Hernández, Austin Morgan, Sofía Sylwin/Andrea Méndez, Hamlet Ramírez/Antoni Trejo Sánchez, Lariza Juárez, Fátima Favela, Carlos Patrick Casanova, Alex Guerrero, Juan Pablo de Santiago, María Antonieta Hidalgo, Paulina R, Menéndez, Karen Furlong y Vanesa Restrepo, está a la altura del reto que implica una comedia de esta naturaleza.
Cabe mencionar el desempeño de Rodrigo Vázquez, que despliega aún más su registro actoral como el humano y errático detective Morton, después de haber representado a un suicida en la compleja pieza de Cormac McCarthy, titulada El último tren; así como la construcción del expresivo y caprichoso cuadrúpedo a cargo de Hamlet Ramírez, y del escurridizo y enjundioso payaso construido por Rodrigo Hernández.
Ataviados ellos en su mayoría, con elegante traje sastre, chaleco y sombrero, y ellas con ropa sensual, falda a cuadros y olanes, medias blanca, falda ceñida, o vestido del diario, indumentaria que alude a la moda de películas policiacas y cómics, la dirección de Zapata involucra al público entre signos, engaños y el extraordinario poder de una prenda mágica, en una experiencia divertida, que agradece de pie con aplausos.
El montaje es una producción de Los Tristes Tigres, que cuenta con producción general de Adrián Vázquez, producción ejecutiva de Mónica Aline Vega y Carlos Patrick Casanova. Asistente de producción, Valery Solano, asistente de dirección Adrián Vázquez, diseño de iluminación Eduardo Mier, asistente de iluminación Aura Lobato, diseño de vestuario Giselle Sandiel, realización de vestuario de Ray Sánchez, y Rafael Villegas. Sastrería, Enrique Jiménez. Diseño de maquillaje y peinados Nash Mora y diseño sonoro Joaquín López Chas.
Más información, horarios, boletos y descuentos, aquí.
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Excelente, súper divertida e irreverente. La recomiendo ampliamente, si lo que quieres es reír y pasar un gran momento.
¿cuantas escenas tuvo la obra?