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El teatro y la política se tocan en distintos momentos. Las artes escénicas, incluido el teatro, han funcionado a lo largo de la historia como herramientas para el poder y propaganda, pero también como vehículos para la crítica, la subversión y para el cambio social.

Este domingo te platicamos de cinco momentos en los que cinco líderes de muy distinto tipo coincidieron con el teatro. Historias que van de lo cómico a lo trágico.

1. Winston Churchill, un incómodo “apuntador”. El actor británico Richard Burton narró en 1965 para la BBC una singular experiencia que vivió con el primer ministro Winston Churchill. En 1953, cuando el político era por segunda vez Primer Ministro del Reino Unido, asistió a una función de Hamlet, interpretada por el actor. El célebre líder se sentó en primera fila y durante toda la primera parte de la obra – con un “sonido retumbante”, dice Burton – repitió al mismo tiempo que el intérprete cada una de las líneas del Príncipe Hamlet. Si bien el actor trató de confundir al político – apresurando o recitando más lento los diálogos -, éste se mantuvo a la par de él. Durante el intermedio, agregó el histrión, Churchill apareció detrás del escenario para visitar a Burton en su camerino y le pidió usar su baño. Sin duda, una experiencia que desconcertaría a cualquier actor.

2. Un dictador con un bestseller. Sadam Hussein publicó en 2004, bajo seudónimo, la novela Zabibah y el Rey. A un muy bajo costo e impulsado por el gobierno autocrático de Hussein, el libro alcanzó un gran éxito. Se estima que el libro logró vender más de un millón de ejemplares. De hecho, inspiradas en el libro, se realizaron una serie de 20 capítulos y una producción de teatro. La CIA afirma que este libro no habría sido por Hussein, sino que fue creado por un grupo de escritores bajo las órdenes del dictador iraquí.

3. Una obra y un presidente muerto. En esta anécdota el teatro y el poder tuvieron un trágico encuentro. El 14 de abril de 1865, Abraham Lincoln sufrió un atentado mortal. El hecho sucedió hacia el final de la Guerra Civil estadounidense. El mandatario fue tacado en el Teatro Ford, en Washington D.C., si bien Lincoln no murió de inmediato, al día siguiente perdió la vida a causa de sus heridas. El asesino del célebre político fue realizado por Wilkes Booth, una actor que simpatizaba con los confederados. Justo en la segunda escena del tercer acto de la obra Our American Cousin, de Tom Taylor, Booth disparó en contra del líder de La Unión.

4. Un pontífice amante del teatro. Karol Wojtyła mejor conocido como Juan Pablo II, no solo fue líder de la Iglesia Católica durante 27 años, fue también un actor fundamental en la política internacional del siglo XX. Además de esta faceta bien conocida, este Papa siempre tuvo una gran pasión por la literatura, incluso llego a confesar que en su juventud estaba “fascinado sobre todo por la literatura, en particular por la dramática, y por el teatro”. Esta pasión, lo llevo a incursionar en la dramaturgia, llegando a escribir tres piezas: El taller del orfebre en 1961, Esplendor de paternidad y Hermano de nuestro Dios en 1981.

5. Un insurgente admirador de Molière. Se sabe que Miguel Hidalgo era gustaba de organizar reuniones en las había musica, juegos y baile, en las cuales se leía además escritos de los participantes y se ensayaban comedias. Antonio Magaña-Esquivel refiere en su antología del Teatro mexicano del Siglo XIX, que el padre de la patria realizó una versión de Tartufo de Molière. El autor solo refiere que esta fue “hecha por el cura Miguel Hidalgo y Costilla”, sin dar más datos si actúo, dirigió o produjo. Sin embargo, algunos testimonios ante la Inquisición en contra del insurgente hablan de que el cura Hidalgo tradujo comedias de Molière, las cuales “hizo representar en su casa muchas veces una de ellas, intitulada el Tartufo“.

 

Por Óscar Ramírez Maldonado, Foto: Yousuf Karsh, Dominio Público.

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