El tío Vania, junto con La gaviota, Tres hermanas y El jardín de los cerezos son -dentro de su extenso trabajo- las obras más célebres de Antón Chéjov. Se trata de una autor que en su obra supo captar el choque entre la naturaleza humana y la civilización moderna, del ser humano ante la vida monótona y cotidiana.

En su corta vida, murió a los 44 años, logró retratar en sus obras de teatro y en sus cuentos un amplio abanico de personajes de la Rusia zarista. Personajes enfrascados en una lucha con sus sentimientos, que ven cómo el tiempo va acabando con sus sueños y sus esperanzas. Su obra tiene un tono íntimo, desde el ámbito privado de sus personajes logró retratar una sociedad – y un mundo – que se precipitaba hacia profundos cambios.

Precisamente Ya no hay bosque de niebla es una deconstrucción a partir de El tío Vania. Se trata de una cooproducción de la Compañía Nacional de Teatro (CNT) con la compañía Teatro Línea de Sombra (TLS) que propone algo nuevo, manteniendo la esencia de la historia escrita por el autor ruso. Es el segundo montaje dentro del proyecto Habitando a…, que bajo la dirección de Aurora Cano en la CNT, tiene como objetivo retomar a autores clásicos del patrimonio universal y, a través de ellos, dialogar con el presente.

A continuación te damos tres razones para ver este montaje que se presenta en la Sala Héctor Mendoza de la Casa de la Compañía Nacional de Teatro.

1. Puentes y paralelismos. La dramaturgia de Luis Mario Moncada, a partir de un laboratorio realizado con los integrantes del elenco estable de la CNT, logra tender puentes y trazar paralelismos entre este texto clásico, eventos del pasado reciente y el momento actual. El resultado es una resiginifcación efectiva que toca temas que hoy son relevantes y conecta con el público, al tiempo que mantiene el espíritu de la obra de Chéjov.

2. Espacio escénico que fusiona elementos. El equipo creativo, encabezado por Luis Mario Moncada en la dramaturgia y Jorge Vargas en la dirección, logra fusionar elementos sonoros, escénicos, musicales, movimiento corporal, multimedia, música y meta teatralidad para generar un espacio que remite al “alma” rusa y tiende puentes con lo mexicano.

3. Música y aroma. En este montaje juega un papel especial el diseño sonoro y la música, a cargo de Yurief Nieves, y un dispositivo de cocina a cargo de Gustavo Schaar, Karla Camarillo y María del Mar Náder, en el que se elabora en tiempo real un goulash. El espacio se llena de sonidos y aromas que crean una sensación íntima y recrea el espacio privado de los personajes.

Mención aparte merece el elenco estable de la Compañía Nacional de Teatro, integrado por Karla Camarillo, María del Mar Náder, Yurief Nieves, Laura Padilla, Octavia Popesku, Roldán Ramírez, José Carlos Rodríguez y Gustavo Schaar. En este montaje requiere de una concentración y coordinación precisa para combinar el desplazamiento de objetos en el escenario, la interpretación y cocinar durante el desarrollo de la obra.

El diseño de iluminación y espacio escénico está a cargo de Philippe Amand; el vestuario es una colaboración de Libertad Mardel y Alicia Laguna; el diseño multimedia, edición y diseño de arte es de Malcom Vargas; la asesoría corporal para el personaje de Sonia es de Sonia Irasema Serrano.

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Por Óscar Ramírez Maldonado, Fotos: Sergio Carreón Ireta / CNT

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