Por Roberto Sosa/ Ya no hay bosque de niebla es la reflexión que se hacen en la finca, para Ástrov cuidarlos y preservarlos es una tarea imprescindible, él es un amante de la naturaleza sobre todo de los bosques. La acción se desarrolla en una hacienda propiedad de Serebriakov, profesor universitario retirado. Ahí habitan Elena su segunda esposa, su hija Sonia, Vania y María, madre de Vania. Los personajes de esta historia aparecen en Tío Vania de Antón Chejov.

La obra nos habla del detrimento físico y emocional de sus personajes. Es un recuento del amor frustrado. El paso del tiempo que inexorablemente termina con sueños e ilusiones. Con el transcurrir de las estaciones, la vida se termina, como las hojas secas que caen de los árboles durante el otoño. La puesta en escena tiene como elemento central el deterioro de la vida, visión que los protagonistas transmiten con todas sus miserias.

El drama atrapa con personajes reales, lo que se ve en el escenario no son personas que interpretan a otras, lo que vemos es el acontecer de la vida y lo que arrastra a su paso, años de trabajo, amor, familia, pasiones… juventud.

Tío Vania del escritor y dramaturgo ruso Antón Chéjov, fue publicada en 1899, su primera presentación fue en 1900, bajo la dirección de otro grande del teatro ruso Konstantín Stanisvlasky, que dejó para sí mismo el papel del Dr. Ástrov, en su primera temporada.

Ya no hay bosque de niebla es el resultado de un laboratorio de colaboración entre el dramaturgo Luis Mario Moncada con integrantes del elenco estable de la Compañía Nacional de Teatro (CNT). El taller derivó en una obra que deconstruye el texto de Chejov y sus personajes. La anécdota se esboza mientras los actores cocinan un goulash; recuerdan montajes, vida personal, cantan en ruso y cavilan sobre el futuro de los bosques.

La puesta en escena visita un clásico y a su autor desde la contemporaneidad sin perder la índole del original. La obra del dramaturgo ruso en esta versión es una historia contada con elementos que fusiona multimedia, diseño sonoro, escenografía e iluminación con el trabajo actoral; los personajes que Chejov creó en Tío Vania acá se trastocan y perturban bajo las mismas pasiones, inquietudes y sensaciones.

Actúan: Karla Camarillo, María del Mar Náder, Yurief Nieves, Laura Padilla, Octavia Popesku, José Carlos Rodríguez, Gustavo Schaar y Luis Mario Moncada / Roldán Ramírez. Su labor encarna el drama y ficción que viven los protagonistas en la historia original, así mismo se muestran como los actores que son, formados en escuelas y épocas distintas. Voltean hacia un clásico, mientras cantan, bailan y preparan un goulash.

La dirección de Jorge Vargas es interesante, conjunta favorablemente los elementos que edifican el montaje –producción-, los equilibra y agrupa a esta versión que se gestó y trabajó en el taller que elenco y dramaturgo crearon. Representar Tío Vania con esta adaptación es reunir ficción en un contexto actual, el resultado es una obra muy original, bien lograda.

Diseño de espacio e iluminación, Phillippe Amand; diseño multimedia, Malcom Vargas; vestuario, Libertad Mardel; música original y diseño sonoro, Yurief Nieves.

Las funciones son en la Sala Héctor Mendoza de la CNT, de jueves a domingo, hasta el 17 de diciembre, previa reserva, para más información da clic aquí.