SÍGUENOS EN:


PASTORELA DE LA CIUDAD DE MÉXICO: Un presidente alado en el piso 35



Por Alegría Martínez/ Dos vendedoras ambulantes que visten ropa de manta y lucen diadema de muñeca artesanal mexicana, compiten por la clientela. Artesanías contra objetos importados, sustenta el alegato de ambas mujeres que después de entonar alguna estrofa de “Mi burrito sabanero”, se reúnen con sus respectivos maridos, hasta que la aparición de un lucero arriba del monte previene la llegada del Ángel.

Con cabello cano y peinado al estilo que acostumbra el actual presidente del país, irrumpe un Capitán América con alas, desaliñado superhéroe al que los campesinos confunden con un “guajolote albino”. Así comienza la Pastorela de la Ciudad de México en el piso 35 de la Torre Latinoamericana.

El primer edificio antisísmico del mundo inaugurado en 1956, ha albergado desde la compañía de seguros que lo construyó, en lo que fueran terrenos de la Casa de animales del Tlatoani mexica Moctezuma II -y posteriormente a la conquista, el convento San Francisco- hasta ser utilizado después por banqueros, empresas de computación, noticias, radiodifusión, óptica, ortopedia y elevadores, bajo su amplio mirador.

La vista nocturna de una ciudad iluminada en la que destacan el Palacio de Bellas Artes, la Alameda central y avenida Reforma, es parte del atractivo de este montaje que se realiza sobre un sencillo escenario de madera en un vértice del amplio piso, bajo líneas con papel picado y ante un abigarrado telón con montañas, cielos, flores, río y la imagen de algún lejano templo.

El ánimo festivo permea el lugar en el que los niños corren hacia las pequeñas sillas ubicadas en primera fila. Familias enteras se disponen a ser parte de un espectáculo popular en el que el Ángel-superhéroe se expresa mediante un lenguaje cómico, en verso citadino, irreverente y político, con todo y acento tabasqueño.

El trayecto de los pastores, que tienen información escueta sobre el próximo nacimiento del niño Jesús, es interrumpido por Lucifer y Luzbella, pareja de diablos, quienes, ciertos de que “todo mundo tiene su lado flaco”, tratan de atrapar en pecado a las dos parejas de pastores seducidas por jugosos pagos al ser cómplices del narco, o a través de su adhesión al Movimiento naranja, que evocan al ritmo de su canción publicitaria, entre otras tentaciones.

Medios albures, que se enuncian y terminan en rima con otra palabra “porque se trata de una pastorela familiar”, son festejados por el público adulto con carcajadas, entre críticas a los juguetes actuales, a la poca popularidad de la artesanía nacional frente la invasión de productos plásticos y a la globalización en general, mediante chistes, dichos y ademanes que se transforman en una alabanza al sexenio actual y a la figura del presidente.

Entre conocidas canciones populares, como uno de los éxitos de RBD, juegos de rivalidad entre las mujeres y hombres que representan a Gila, Mengo, Fileno y Bato, interpretadas por Norma Gendrón, Érika Armenta, Omar Cruz y Jonathan Marín, respectivamente, el público se siente a en casa, enganchado a la picardía, al juego, y el elogio político.

Lucifer y Luzbella, encarnados por Jaime Estévez y por Sara Narumi, hacen cómplice a la audiencia, entre juegos de palabras, gags, equívocos, trabajo en equipo a favor del “mal” y contra la llegada de los pastores. Adversidad que el Ángel enfrentará, cual héroe de Star wars, con su luminosa espada contra el Diablo en jefe.

Como si se abriera un espacio en el tiempo, al interior de la Torre Latinoamericana, -que fuera construida a semejanza y con los mismos materiales que el Empire State- el público cobijado por el paisaje nocturno desde las alturas, se entrega sin reservas a un elenco que se divierte al representar una pastorela eminentemente popular y anti solemne, al abrigo de una tradición decembrina que se ha transformado desde que surgiera en 1524 en náhuatl, con jóvenes indígenas en procesión vestidos de ángeles, a cargo de Fray Pedro de Gante.

Con 29 años de escenificarse, La pastorela de la Ciudad de México, cumple su objetivo al reunir a un público de todas las edades, enarbolar desde el escenario su postura política, bailar, cantar y reírse con una audiencia que festeja, lejos de villancicos y reflexiones teológicas, tanto a la pareja de diablos como al ángel, que sin cartucheras ni bolsas secretas, aunque sí con estrellas en su pantalón, transforma en super héroe al actual presidente.

La pastorela se presenta hasta el 14 de enero en el Piso 35 de la Torre Latinoamericana, consulta horarios y precios, aquí.

No dejes de recibir en tu correo, Facebook o Twitter toda la información y los estrenos de las obras de teatro de la Ciudad de México.

Quizá esto te interese:



Deja aquí tu comentario


Tu dirección de correo electrónico no será publicada y no se te enviará nunca correo alguno, al menos que así expresamente lo solicites. El correo tiene fines de registro. Los campos necesarios están marcados *, el campo Web es totalmente opcional y puedes poner ahí la diección o tu página en Twitter, por ejemplo.







Boletín teatral

( Recibe cada semana en tu correo
la mejor información y
las obras de teatro de estreno )


DA CLICK AQUÍ




BANNER4_ALT