Fotos: Ernesto Muñiz
Por Luis Santillán/ Sueño de una noche de verano de William Shakespeare es una obra que tiene en su estructura múltiples líneas, de entre esas está la de un grupo de personajes que desean presentar la historia de Tisbe y Píramo en la boda real. La Piara y Brujas Producciones retoman ese bloque para presentar La obra de Bottom. En la historia que presentan, tres personajes (el carpintero, el sastre y el herrero) que aprecian la escritura de Shakespeare deciden participar en un concurso de obras de teatro, gastan tiempo tratando de ponerse de acuerdo en qué obra montar sin llegar a algo y por la premura la opción viable es la historia de amor trágico.
Esta puesta en escena dirigida por Iona Weissberg y Aline De la Cruz tiene más de dos años circulando de manera intermitente en teatros, ahora el recinto que los recibe es el Teatro Helénico.
En escena, Artús Chávez, Fernando Córdova y Jerónimo Best hacen que las andanzas de los aficionados actores sean una experiencia sumamente divertida, las situaciones son sencillas, y las explotan al máximo ya sea con el trabajo mímico, con el empleo de canciones para generar espacios o con la habilidad para mantener un ritmo ágil y el juego pleno sobre los vicios de la interpretación.
La dirección logra un equilibrio entre las acciones risibles y los estados emotivos de los personajes, aun cuando la ligereza parece ser la característica de la puesta en escena, la burla es a las situaciones y la forma en que los personajes las abordan, pero respetando las motivaciones de los personajes.
Uno de los aspectos más atractivos de la obra es la forma en que los personajes del texto original están capturados y se extienden hacia los creados por Chávez, Córdova y Best, sobre todo porque no es una extensión de la obra del dramaturgo inglés, sino un texto original que visita el referente.
La obra de Bottom tiene la garantía de provocar en algún momento la risa del público más exigente, parte de ese logro es por la honestidad de lo sencillo, de potenciar el comportamiento de los personajes y la ingenuidad que los alimenta.
Esta es, sin duda, una visita obligada si se quiere estar ante una obra que tiene calidad en cada uno de sus componentes, que construye personajes y situaciones para generar la risa.
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