Fotos: Ulises Ávila
Por Óscar Ramírez Maldonado / Entre los seres humanos de pronto crecen el silencio y vacíos como abismos. La incapacidad de comunicarse de manera efectiva es uno de los grandes obstáculos en todo tipo de relaciones: familiares, sentimentales, laborales. ¿Es posible salvar del silencio entre dos personas? ¿Es posible encontrar una segunda oportunidad para una relación que se ha fracturado? ¿Podemos recuperar lo perdido?
Sobre estos temas habla Dime lo que escuchas, de Sol Pereyra, una comedia construida a partir del candor y de situaciones que se mueven entre el realismo y un sutil absurdo. Codependencia, amor, ausencias, omisiones y frustración están presentes en este texto en el que nada es lo que parece. El resultado, una puesta en escena divertida, armónica y honesta.
La escenografía no requiere de grandes artificios. Un espacio cerrado con influencias orientales, que funciona a veces como habitación de Laura (la paciente) o como consultorio de Ana (la terapeuta), es suficiente para el desarrollo de esta obra. La iluminación responde a ese ambiente íntimo donde se desarrolla la acción. Ambos -iluminación y escenografía- fueron diseñadas por Jesús Giles.
La dirección de Daniel Bretón pone el ácento en el intercambio entre Laura (Sofía Sylwin) y Ana (Naomy Romo). Este diálgo va desnudando los miedos e inseguridades que entre ellas existen, las soledades y los espacios vacíos. Es un contrapunto que se disfruta y que va mostrando detalles sobre la verdadera relación entre ellas.
Naomy Romo en su papel derrocha entrega y dinamismo. Durante del montaje su personaje, aparentenmente estable y dueño de sí mismo en un principio, va dejando fluir sus emociones y nos muestras sus debilidades.
Sofía Sylwin proyecta en escena una peligrosa inocencia contenida, con precisión y energía crea un personaje que si bien pareciera insondable, termina por mostrar su lado vulnerable, sus anhelos y sus necesidades.
La parte más luminosa de esta propuesta es la relación entre estos dos personajes solitarios. Ambos se revelan pero no terminamos de ver nunca su lado más profundo, solamente vemos un pequeño atisbo, lo suficiente para decirnos que es el miedo a la cercanía y al diálogo nuestro mayor enemigo. Se muestran lo suficiente para mostrarnos que, tal vez, no todo está perdido.
La química entre Romo y Sylwin en el escenario se disfruta, su interpretación de este texto nos deja la sensación de una caja china que dentro ocuta algo más. El texto en cuestión tiene distintas profundidades que el espectador debe ir desmontando; una anécdota simple, que después de una segunda mirada nos permite encontrar distintos niveles de lectura e interpetación.
Dime lo que escuchas es una opción altamente recomendable para las noches de martes en esta ciudad, en uno de los recintos teatrales con mayor tradición y que precisamente este año cumple 65 años: el Teatro La Capilla.
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