Por Luis Santillán/ Nuna teatro se suma a la iniciativa de Gabriela Orsen para ser parte de la programación de Invasión Espacios Mórbidos con la obra La novia de Gustavo Beltrán.
La línea anecdótica plantea como situación el momento en que el novio y la novia se quedan solos en la habitación. El novio pretende seducirla, ella esquiva la dinámica, durante el juego se contextualiza la época; hay un giro en la dinámica y la novia toma la iniciativa en lo que promete ser un juego erótico, mismo que entusiasma al novio. A partir de ahí la novia toma el control total y comienza a fluir la información.
El texto de Beltrán es una extensión de lo que se presentó en la temporada 13 de Microteatro, quizás el acierto radica en que la propuesta que se puede ver en el Hostal Regina usa las acciones para abarcar una duración mayor a los 15 minutos. La estructura se plantea para que el giro del relato sea el elemento de fuerza, lo previo es cimentar la última acción. Beltrán está a cargo de la dirección, da la impresión de que el texto no está aprovechado en su magnitud, es decir, la revelación de las intenciones de la novia podría permitir que el giro no sea sólo de texto sino de conducta y comportamiento en el personaje, pero eso no ocurre, por el contrario, la línea de construcción del personaje plantea pocas variaciones. Otro elemento que tiene mucha fuerza en el texto, pero que no está explotado en la puesta en escena, es el “instrumento” que usa la novia para lograr su cometido, poco ocurre más allá de la información verbal. Es como si Beltrán dirigiera sólo y desde la óptica de autor.
Melanie Borgez interpreta a la novia; juega con los matices que le dan los momentos por los que atraviesa el personaje, se siente que no termina de potenciar las características del mismo, pero en parte da la impresión de que falta un ojo externo que le indique a dónde llegar con lo que propone. Plantea el candor que el personaje requiere en la primera parte de la obra, cuando comienza a tomar el control, la transformación del personaje sucede, sin embargo, se va difuminando y, para la tercera parte –o tercer momento del personaje- ya no hay evolución o modificación y el trabajo actoral sólo está en función del texto, aun así el trabajo de ella es bueno.
La propuesta de La novia en el Hostal Regina, que potencia el espacio de ficción, el trabajo de Borgez, que sostiene el relato, y la experiencia misma del proyecto de Invasión Espacios Mórbidos son los alicientes para acudir a alguna de las funciones de este trabajo de Nuna teatro.
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