Por Luis Santillán/ Jesús Ferreiro con Antesala propone un texto en el que las líneas anecdóticas están sumamente adelgazadas, a partir de una situación juega con una estructura de bucle de tiempo, la información está fragmentada porque explora la desestructuración. La propuesta, aun cuando es atractiva, no es de todo lograda debido a que la confrontación entre los eventos del pasado contra los del presente dañan la dinámica de relación de los personajes, es decir, el momento de los “actores” no aporta a la línea de relato (la situación de las intérpretes de Ofelia), y la línea de relato no construye con la estructura elegida.
Es inevitable pensar en Insultos al público de Peter Handke, y al hacerlo se siente tibia la dinámica del texto, más cuando no logra ser legible cómo suma la crítica hacia el comportamiento del público; el autor plantea que el público está atrapado al igual que los actores, sin embargo no hay elementos para que esté integrado en la dinámica, tan sólo es un depositario del relato.
Da la impresión de estar ante un texto que trabaja mirando tres puertos: a) el relato del crimen, b) la alteración tempo-espacial donde están los actores (y el público), c) la conciencia y juicio hacia quien observa. Hay un desequilibrio al hacer el entramado, sin embargo, la línea “a” logra momentos de sumo interés en la desestructuración porque los estados emotivos de las “Ofelias” inciden en la línea “b”.
Raúl Rodríguez está a cargo de la dirección, cuida la construcción de “loops” y eso ayuda al texto; en colaboración con Sara Losada (concepto de diseño escénico) emplea los elementos del espacio como guía para el desarrollo de los bloques temporales; el gran acierto en la dirección radica en estar al servicio de la propuesta del autor y aporta desde su campo para crear el universo donde se arma la paradoja. Es palpable la intención del director en cuanto a las variantes rítmicas y el uso de teatro corporal para alimentar la propuesta. Rodríguez aborda de manera hábil la escena, concretiza la atmósfera y hace legible hacia dónde quiere llevar la puesta en escena.
En la función presenciada el reparto fue: María Fernanda García, Inés De Tavira, Tehuitly López y Cristhian Alvarado. Quizá por la ausencia de referentes, los actores están más endebles, en ellos se manifiesta con mayor contundencia la repetición de tiempo, pero el nivel emotivo que requieren sus personajes es mayor al que muestran. De Tavira y García logran mejores momentos, en parte porque aprovechan los jirones de la historia de sus personajes para dar un sustento, en parte porque hay un planteamiento que les permite habitar la anomalía temporal.
La parte más fuerte de la propuesta es de Juan Pablo Villa, su crédito es de composición sonora, y su creación se eleva para convertirse en una escenofonía que captura el deseo del autor. Los momentos donde el espacio se transforma permiten que la aportación de Villa construya el mundo donde están los personajes.
Antesala es una propuesta que camina al margen de las zonas de confort, hay elementos que son débiles, pero pueden adquirir la dimensión que requiere una apuesta como la que están haciendo.
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