Fotos: Gabriela Alarcón
Por Roberto Sosa/ Los caminos del infierno en cinco relatos con cinco personajes: La madre, El Guatemalteco, El periodista, El gobernador y El alacrán. Los relatos nos acercan al inframundo, al dolor… a la muerte; la inseguridad, el narcotráfico y violencia. Las veredeas de Dante están sembradas con muertos. Dante Alighieri escribió la Divina Comedia, le llamó Commedia por un esquema clásico, no podía ser una tragedia. Hoy la tragedia es el contexto.
Articulada con cinco monólogos, la puesta en escena es contundente; uno a uno los relatos se desarrollan, narrados con cada personaje. El territorio nacional, el norte del país es el escenario de los secuestros, la inseguridad y la violencia. La madre busca a su hijo que ha desaparecido: “necesito un cuerpo… otros ojos para poder llorar”. El periodista ve pasar a los indocumentados: “sobre esas vías se han apagado cientos de propuestas, oscurecido proyectos…”.
El testimonio de “El guatemalteco” inicia en su infancia, en los cafetales, durante diez años laboró 540 semanas sin descanso: “aquí la guerra es por dinero; puso en mis manos armas… me dicen el Guate”. Ezequiel se fue a vivir a los EEUU, aprendió hablar inglés, “me dicen el Alacrán, me otorgaron la nacionalidad americana, en dos semanas era agente de la DEA…” Para El gobernador la situación cambio el día que se derrumbó el partido: “tú vas a ser el candidato… en tres días ya era gobernador…”.
José Ángel Solorio Martínez es el autor del texto, la dirección es de Medardo Treviño, oriundos de Tamaulipas –además compadres-, viven en carne propia el contexto en esta región de México flagelada por el narcotráfico y la delincuencia organizada. Quizá el tema está muy trillado, sin embargo, necesario. No se debe dejar de mencionar y exponer lo que sigue sucediendo en nuestro país.
En el poema de Dante Alighieri, Beatriz representa la Fe, que lleva al poeta al paraíso -una de las esferas-, en esta obra sólo existe el averno que representa al ser humano ante sus pecados y sus funestas consecuencias. “Aquí no hay Beatriz, solo los infiernos…” Virgilio es la Razón, figura ausente y necesaria en una nación que sigue sin encontrar la salida de este infierno.
Las Veredas de Dante son las carreteras, los caminos y las calles de este dolido país. La guerra es entre Gobierno y el crimen organizado, los muertos los pone el pueblo. La violencia la ejerce el Estado, las organizaciones delictivas están dentro del propio Estado. Al teatro le toca hacer la denuncia; desde el escenario nos vemos y reconocemos, así debe ser, así debe seguir.
La puesta en escena no obstante –mi punto de vista- es plana y así percibo las actuaciones – excepto Javier Escobar, El guatemalteco-; Cecilia Toussaint, Víctor Carpinteiro, Luis Cárdenas White y Christian Ramos, los veo igual, sin tesitura…planos. El talento de Treviño en la dirección de escena logra que esto no sea un discurso monótono, simple y repetitivo, en este sentido, el diseño de iluminación (Mónica Kubli) y sonorización contribuyen a lograr un mejor resultado.
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