Por Luis Santillán / Para Eliza, dramaturgia y dirección de Xavier Villanova, es un juego de rol constante en el que se invita al espectador a participar.
Mucho se ha escrito sobre las características de Movimiento de teatro para departamentos, pero para quienes no ubican el concepto la parte relevante radica en que una persona ofrece su departamento y es ahí donde sucede el fenómeno teatral. La función que sirve para esta crítica fue cobijada por el anfitrión Luis Castro.
Conforme el espectador llega al departamento se le asigna uno de los personajes (mismos que están involucrados en la vida de “Eliza” y “Elena”) y se ilustra alguna característica que es dibujada por “Eliza”, de tal manera que cada persona (o la mayoría de los asistentes) “curiosea” entre ellos para saber quién es y qué relación tienen entre sí. Esta dinámica es muy estimulante; lamentablemente, es una promesa que tímidamente se cumple en el desarrollo de la obra, salvo en contados momentos donde el espectador está destinado a una dinámica convencional.
En palabras de Villanova, Para Eliza trata de “personajes que] están buscando sanar una herida vieja provocada por sus padres, encerradas en su propio mundo, estableciendo un juego de roles, de sustitución, el cual les ayudará a entender la realidad y a resolver esos conflictos en un proceso que, como la vida, es doloroso”.
Esos juegos de rol permiten que Paula Vrelly y Laura Camés expongan la capacidad actoral que tienen con un personaje base (“Elena” y “Eliza”) se convoca a aquellos que permiten que las líneas anecdóticas se desarrollen, esta dinámica faculta que haya juegos donde los campos de ficción se cruzan, provocando que la atención del espectador se mantenga de manera constante. La relación de los personajes es compleja, muchos adjetivos caben para describirla; sin embargo, lo que es relevante está en que son personajes emotivamente complejos y el trabajo, tanto de Vrelly como el de Camés cumple cabalmente lo que el texto exige. Las acciones que ejecutan son muy limpias y, por lo tanto, es palpable la calidad de su hacer. El trabajo de dirección que realizó Villanova tiene su mayor acierto en la complicidad que logra gestar al mostrar en escena un equipo orgánico.
La proximidad de las actrices con el espectador explota muy bien aquellos momentos donde el discurso se individualiza, esto permite una apreciación del trabajo de ellas que en otro formato no sería posible y he ahí una de las virtudes de Para Eliza, que pone ante los ojos del espectador a dos actrices que construyen de manera muy sólida sus personajes y el convivio se da a partir de esos enlaces emotivos.
El texto propone una dinámica peculiar entre las hermanas conforme evoluciona y se enrarece, no necesariamente para bien, ya que hay ciertos apuntes que quedan abiertos, campos convocados (como escenificar la obra en la obra) que parecen explorar sin tener la contundencia para ser un sólo universo. Además, el tercer personaje está en un código poco contundente.
El desacierto de la propuesta es que en principio se hace la promesa de que el espectador estará ante una dinámica distinta a la convencional, pero conforme la escena evoluciona (como si se apagara la luz de la sala), el espectador adquiere la condición que tendría en un recinto teatral tradicional.
Para poder testificar el trabajo de Paula Vrelly y Laura Camés es necesario hacer una reservación para la próxima función en https://teatroendepas.wordpress.com/
