Por Mariana Mijares/ Para Francis y Jo, una pareja ‘líquida’ es aquella que se diluye fácilmente; algo frágil y débil que al primer conflicto se disuelve. Ellos están seguros de su relación, ellos NO son una pareja líquida. No obstante, no están logrando comunicarse como antes y él le pide que vayan a terapia.
Sonia Couoh y José Carriedo dan vida a esta pareja a la que vemos en diferentes momentos de su relación: en el presente, cuando están enfrentando esa crisis; en varios flashbacks, cuando todo parecía ser miel sobre hojuelas; y en el futuro, al final de la obra, cuando definitivamente no serán los mismos.
Durante la primera parte se evidencia que esta pareja atraviesa un momento difícil, y él ha convencido -a regañadientes- a su pareja de acceder a ir a terapia. Ella, como muchas personas, se siente incrédula frente a la utilidad de este proceso y en todo momento se muestra reticente y escéptica. Sin embargo, a medida que avanza la primera sesión y que comparten detalles con el psicólogo, ‘Lupe’ Heredia, se revela el núcleo de su conflicto. Aunque siempre han mantenido una relación abierta, él ahora desea cerrarla, lo que desata tensiones que los pondrán a prueba.
Francis, una mujer que siempre ha defendido la libertad y que ‘la monogamia es una imposición patriarcal’, se muestra resistente a cerrar la relación. En su experiencia, en las relaciones que supuestamente son monógamas hay mentiras y engaños. Ella no está equivocada; la realidad es que en una sociedad como la mexicana, muchas personas dicen preferir la monogamia, pero en realidad ocultan tener un amante. Al menos Francis es frontal y honesta en que quiere intimar con otros y que su esposo tendría derecho a lo mismo.
El autor de este texto, Hugo Yoffe, combina una formación en actuación y dramaturgia con su experiencia como psicólogo, lo que potencia este trabajo. Formado como actor en Buenos Aires y con estudios en dramaturgia y dirección teatral en Argentina, Israel y México, Yoffe complementa su lado artístico con una preparación en psicología en la UNAM, además de que imparte psicoterapia a individuos y parejas. Claramente no solo es alguien con noción, sino con verdadera experiencia en las dinámicas de pareja.
Yoffe entiende que los conflictos que presenta trascienden fronteras y culturas, no solo pertenecen a la cultura mexicana, son una experiencia universal; su obra podría suceder casi en cualquier parte del mundo. En definitiva, más de un espectador podría llevarse una nueva perspectiva sobre las dinámicas de pareja y las posibilidades de reinventarlas.
En el diseño de escenografía e iluminación, Ingrid SAC utiliza proyecciones como apoyos ambientales que a veces reflejan noche o lluvia, además de bloques que funcionan para delimitar diferentes espacios: la recámara, el consultorio del doctor Heredia o hasta un bar. Los bloques también funcionan como bancos para los actores y, a veces, como cajas para guardar elementos de utilería.
Una pareja líquida producida por Luly Garza, se cimienta además en el trabajo de dos parejas que también comparten la vida fuera del escenario: los actores Sonia Couoh y José Carriedo, junto con María Sánchez y Alberto Lomnitz, quienes adaptaron el texto de Yoffe.
Lomnitz asume también el papel de director, adoptando una visión minimalista; no solo en elecciones como la de la escenografía y el uso limitado de utilería, sino poniendo especial énfasis en que las reacciones de los actores nunca estén sobrecargadas, están cuidadas y equilibradas. Realmente puede transmitir más una mirada que un grito.
Gracias a esta dirección y al talento de Couoh y Carriedo, las actuaciones resultan auténticas. En los momentos de crisis, los protagonistas se muestran alterados, pero sin recurrir al exceso ni a las sobrerreacciones. El público puede conectar así con la humanidad de sus conflictos, sin caer en innecesarios dramatismos.
Otro de los aciertos es la capacidad de estos actores para transformarse en diferentes personajes con algunos cambios de vestuario, pero sobre todo, con el tono de voz, postura y actitud. En uno de los momentos más divertidos, Carriedo da vida al amante francés de Fran durante su tiempo en París, un personaje tan caricaturesco como memorable. El mismo actor interpreta además al jefe de Fran, un hombre mayor, serio y elegante que resulta completamente opuesto al amante francés, y al propio Jo, demostrando su versatilidad.
Ese viaje a través de los recuerdos, especialmente al tiempo de Fran en París, confirma que ella se siente más plena en una relación abierta. Sin embargo, Jo, quien al principio aceptó, ya no comparte esa perspectiva. Sus diferencias van intensificando las tensiones, evidenciando que ambos han evolucionado; ya no son quienes eran.
Además de disfrutar de Couoh y Carriedo y de su dinámica sobre el escenario, otro de los principales atributos de este montaje es esa capacidad para cuestionar las normas tradicionales en torno a las relaciones de pareja. No existe un estándar universal: cada individuo es único y, por ende, cada pareja necesita establecer acuerdos que respondan a sus realidades y necesidades.
Lejos de concluir si es mejor una relación abierta o cerrada, la obra invita a que cada pareja construya sus propios acuerdos; indudablemente es posible organizar una relación de diversas maneras. No imitando lo que otros hacen o dicen, sino con base en lo que esa pareja siente y necesita. Eso sí, la honestidad y la comunicación deberían acompañar cualquier acuerdo.
Con un final que sacude las expectativas y deja aún más preguntas, Una pareja líquida invita a platicar sobre temas fundamentales como el amor, la lealtad y la monogamia en las relaciones modernas. Además de ser una obra que entretiene, es una experiencia que verdaderamente enriquece nuestras formas de relacionarnos, como parejas y como sociedad.
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Foto: Puro Drama/ Arturo Torres
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