Por Roberto Sosa/ La historia transcurre en Dinamarca, discurre sobre el asesinato del rey Hamlet, su hermano Claudio le dio muerte para quedarse con el trono. El fantasma del rey le pide a su hijo, el príncipe Hamlet que lo vengue de su asesino. Después de la muerte del rey, Claudio se casa con su cuñada la reina Gertrudis, madre de Hamlet. La obra de William Shakespeare explora temas como la traición, venganza, locura y la corrupción moral.
Hamlet es la tragedia más famosa y visitada del autor inglés, con más representaciones; la Compañía Real de Shakespeare la tiene en su repertorio desde 1879. Su célebre frase “ser o no ser” en el segundo acto es reconocida en todo el mundo. Hamlet ha sido analizada e interpretada en distintas y numerosas versiones en cine y teatro. El texto completo requiere de cuatro horas para su desarrollo completo.
Es también la obra que más relación tiene con el teatro, Hamlet contiene uno de los elementos favoritos en las obras de Shakespeare: el teatro dentro del teatro. Solo se necesita recordar la escena donde una compañía de actores itinerantes llega a Elsinor para representar un asesinato. Hamlet le hace modificaciones para que sea una recreación del asesinato de su padre.
Un Hamlet bajo la dirección de Horacio Almada es una versión vanguardista, poderosa, visual y diferente. En esta adaptación los personajes están caracterizados y maquillados para una mascarada. El protagonista es gay y le gusta andar en bicicleta. Almada respeta la anécdota, en dos horas de función su propuesta representa este clásico desde una visión menos dramática y más contemporánea.
El elenco lo integran: Sergio Cuellar (Hamlet), Marcela Rigoletti (Gertrudis), Antonio Algarra (Claudio), Marco Vinicio (Polonio / Sepulturero), Nahuel Escobar / José Seguin (Laertes), Ivonne Zurita (Ofelia) y Alex Lavallen (Horacio). Complementan el reparto Fabo Varona, Cristhian Alvarado, Baruk Serna, Jimmy Varsan, Benjy Callas y Susana Buitrago. Un coro físicamente bien preparado y adiestrado.
Los protagonistas realizan un trabajo aceptable, encarnar personajes trágicos tiene su dificultad, hacerlo desde la farsa lo es más. La obra transita entre dos delgados hilos, así lo diseño el director. El desafío es hacerlo con aptitud, destreza, habilidad y sobre todo con talento. Sin esto, la puesta en escena sería en un intento fallido e inverosímil, sin duda el resultado está bien logrado.
La historia acontece en un espacio vacío, un escenario desnudo donde transcurre la tragedia que hace guiños a la comedia. La producción apuesta por un montaje que pondera lo visual, sin parafernalia escénica. El éxito se debe al buen trabajo actoral, complementado con los excelentes diseños de iluminación y vestuario, integrados al movimiento escénico y combate actoral.
Un Hamlet es teatro que voltea hacia el pasado, visita una tragedia por antonomasia que Shakespeare escribió hace más de cinco siglos. Con un clásico se puede hacer todo, cambiarle el género, adaptarla, quitarle o ponerle; con verso o sin verso. Todo cabe y es posible si se respeta la índole, su esencia. Un Hamlet lo hace, quien especta quizá le gusté o tal vez no, es válido, pero no podrá argumentar que no es Hamlet de William Shakespeare.
Diseño de iluminación, Horacio Almada; producción ejecutiva y vestuario, Emilio Rebollar; diseño de maquillaje, Carlos Guizar; arte, Enrique Torralba; video y música original, David Rodríguez. Producción Sergio Cuellar.
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Fotos: Roberto Sosa