En Novecento, te convertirás en un pasajero de un barco lleno de música y nostalgia. Emprenderás un viaje donde conocerás personajes entrañables que te harán sentir que lo extraordinario reside en la sencillez.

Al entrar al Foro Shakespeare, notarás cómo el escenario principal se ha transformado en un transatlántico. Un hombre con una sonrisa cálida y una mirada que conecta con la audiencia te recibe como parte de la tripulación: es el trompetista del Virginian. Al tomar asiento, encuentras un sobre con una invitación para unirte a esta travesía que está por comenzar.

El narrador te guía por la historia de Novecento, un niño abandonado cerca del piano de la sala de baile. Un marinero lo descubre y lo bautiza como Novecento, en honor al año 1900, cuando comienza esta historia. Acompañamos a Novecento desde su infancia, recordando cómo el capitán escuchó por primera vez su talento al piano y cómo los pasajeros quedaron maravillados con su música. Novecento es un personaje cuya sencillez y profundidad revelan una vida dedicada a disfrutar el presente.

Novecento es un personaje valioso. Su ternura, generosidad y bondad nos enseñan una lección en un mundo acelerado. Él encontró una forma de no dejarse consumir por sus deseos. Es un hombre que nació, creció y, probablemente, morirá a bordo de un transatlántico.

La obra nos muestra a un ser lleno de bondad e inocencia que enfrenta situaciones extraordinarias. O quizá, precisamente esa bondad y humildad es lo que le permite descubrir lo extraordinario en lo sutil. Esta historia tocará tu corazón.

Aunque el texto original es un monólogo, este montaje te permite conocer a los personajes que habitan la historia. Dos actores y una actriz recorren todo el teatro, interactuando con el público, moviéndose por el escenario y aprovechando espacios no convencionales, lo que genera una conexión íntima con los espectadores. Esta cercanía te hará sentir que compartes el viaje junto con los demás.

El uso de recursos como el teatro de sombras te transporta a lugares icónicos como la Torre Eiffel, el río Sena y la Estatua de la Libertad, recordándote la magia de las convenciones teatrales. Las luces y la expresividad del elenco bastan para llevarte a esos destinos en una sola noche.

En conclusión, Novecento es una historia sobre la amistad, la música y la vida misma que no puedes perderte.

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