Por Kerim Martínez/ El teatro, como arte vivo, tiene la magia de reinventarse y dar nueva vida a historias que han cautivado a generaciones, adaptándolas al presente sin perder su esencia. Esto las convierte en relatos atemporales, frescos y llenos de relevancia para públicos diversos. La señora presidenta es un claro ejemplo de esta capacidad: una obra que, a lo largo de sus distintos montajes, no solo ha hecho reír, sino que ha conectado profundamente con la audiencia, reflejando en sus personajes las dinámicas y contradicciones de la sociedad a través del tiempo.
Esta obra, escrita por los franceses Jean-Jacques Bricaire y Maurice Lasaygues, se estrenó en 1981 en el Théâtre Daunou, con Jean-Jacques interpretando los dos personajes principales. En México, su debut ocurrió en el Teatro Aldama bajo la dirección de Carlos Téllez y con Gonzalo Vega en los roles de los mellizos Martina y Martín.
Martina consolidó a Vega como una figura icónica del teatro mexicano, dejando un legado imborrable en la memoria del público. La versión protagonizada por Vega permaneció en cartelera durante dos décadas, incluyendo exitosas giras por el interior de la República Mexicana.
En 2017, el productor Alejandro Gou retomó la obra con Héctor Suárez, y a finales de 2024 la trae de vuelta, esta vez en el Teatro México (Centro Cultural Manolo Fábregas), con un elenco que incluye a algunas de las estrellas del reality show La Casa de los Famosos México.
En las décadas de los ochenta y noventa, era común que, al finalizar una telenovela, el elenco fuera trasladado por la misma empresa a una obra de teatro (generalmente de temática diferente a la del melodrama televisivo, y en su mayoría cómica) para aprovechar el éxito alcanzado en la televisión y permitir que los actores se mantuvieran cerca del público mientras aguardaban un nuevo proyecto.
En esta ocasión, se opta por una fórmula similar, ya que el productor Alejandro Gou está aprovechando la popularidad del mencionado reality show, con la esperanza de que esta tendencia atraiga al público al teatro.
La obra cuenta la historia de Martín, un hombre astuto, oportunista y de ingenio afilado, que se ve obligado a asumir la identidad de su hermana gemela Martina para escapar de problemas legales que amenazan con arruinarlo. Al tomar el puesto de presidenta de una asociación de beneficencia, lo que parecía una solución sencilla se convierte en un torbellino de hilarantes enredos y malentendidos. Mientras lucha por mantener la farsa, descubre que disfrazarse de otra persona no es tan fácil como parece, y que las máscaras pueden revelar mucho más de lo que esconden.
En este caso, la estafeta del icónico personaje pasa al actor y comediante Arath de la Torre, quien da vida a los mellizos de manera convincente. A lo largo de los años, De la Torre ha demostrado dominar la farsa a la perfección, y en esta versión su interpretación de “La Martina” ha logrado cautivar al público, que lo recompensa con risas y aplausos.
Un aspecto destacado es la gran complicidad que ha generado con su compañero Mario Bezares, quien interpreta al aparentemente sumiso secretario particular de la señora presidenta (en la primera versión, este mismo papel fue interpretado por el hermano de Bezares, Rodolfo Rodríguez, alias “Calixto”). Ambos actores se apoyan mutuamente en todo momento, y la comunicación que logran en el escenario es evidente, trabajando juntos para asegurar que el público disfrute de una experiencia teatral inolvidable.
El elenco incluye a las esposas de dos de los actores: Brenda Bezares, quien interpreta a la esposa de Martín, y Susy Lu, quien da vida a una guapa pintora de talento discutible. Altagracia, la empleada doméstica de Martín, es interpretada por Briggitte Bozzo, quien es constantemente objeto de bromas sobre su pequeña estatura, lo que añade un toque simpático al personaje. El humorista Pierre Angelo encarna al esposo de Martina, y junto con Arath de la Torre, aprovechan cualquier oportunidad para salirse del libreto e improvisar momentos ingeniosos que mantienen la obra llena de frescura y dinamismo. Además, Violeta Isfel retoma el papel de la hija de Martina, un personaje que interpretó hace doce años al lado de Gonzalo Vega, aportando una conexión nostálgica y entrañable con el público.
Como era de esperarse, durante la representación se hacen constantes referencias a la participación de los protagonistas en La Casa de los Famosos México, momentos que se volvieron virales en redes sociales y que el público celebra con euforia. Este guiño funciona como un atractivo extra para los fanáticos del programa y, al mismo tiempo, permite que nuevas generaciones redescubran esta obra. Aunque en algunos pasajes pueda parecer predecible o excesivamente dependiente de los clichés del género, La señora presidenta logra sin duda su principal objetivo: entretener al público de manera vibrante y divertida.
La señora presidenta es una obra que, a pesar de su longevidad y las diversas versiones que ha tenido, sigue siendo capaz de hacer reír y conectar con el público, gracias a su magia atemporal y su aguda observación de las dinámicas humanas. Con una trama llena de enredos, personajes excéntricos y una precisa ejecución por parte de su elenco, esta comedia fársica logra mantener su relevancia y frescura incluso en tiempos modernos.
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