Por Alegría Martínez/ Sonidos de juegos bruscos, persecuciones y gritos, indican al público que, a menos de que se hayan “colado” al interior del teatro tres revoltosos estudiantes de secundaria, se trata del preámbulo de La fábula del todo. La búsqueda de un zapato desaparecido y el lanzamiento de una bolita de papel, preceden a la llegada de una maestra de biología, que con acento español, pasa lista, incluidos nombres de personas invitadas al estreno. Miradas cómplices, expectación y sonrisas, hermanan a la actriz y a los dos actores del elenco con uniforme escolar, que mezclados entre espectadores, irradian energía.
Un pizarrón y un escritorio con silla, conforman el mobiliario al interior de la escuela que lleva el nombre de Corazón de Jesús Borraz Moreno, músico chiapaneco (1877-1960), creador de la marimba de doble teclado en 1892 y constructor de estos instrumentos musicales. La institución educativa a la que asisten alumnos rechazados de otros colegios, cumple años de superar crisis, hasta que se anuncia su inminente cierre.
La obra escrita por la dramaturga Mónica Hoth y por Claudio Valdés Kuri, director de La fábula del todo, que hace salir al público reconfortado y de buen humor, se basa en “El universo bien informado” escrito por el filósofo científico Ervin Laszlo en torno a la existencia de una gran red de información a la que es posible acceder para transformar nuestra salud y entorno a partir de nuestros pensamientos.
La puesta en escena de Valdés Kuri -director reconocido internacionalmente, cuya formación incluye actuación, dirección, música y cine, a punto de celebrar el 30 aniversario de su compañía, Teatro de Ciertos Habitantes– hace sentir bienvenido al público, que se encuentra con profesionales de la actuación y la música, creadores de una cálida interlocución que dan muestra de su amplio registro artístico, e interpretan una hermosa danza sonora, unida a las láminas de madera de un tradicional instrumento de percusión.
Las lecciones de tres maestros a cargo de distintas materias sobre la evolución de las especies, las mutaciones del genoma, la coherencia, su sincronía e interconexión interdependiente a través de fábulas científicas, entre otros temas, tienen lugar en un ambiente escolar en el que dos chicos y una chica, interpelan constantemente a la primera profesora, le lanzan indirectas, la ofenden por su nacionalidad, color de piel y discurso inclusivo, hasta que ella no soporta más.
Un segundo docente, con acento norteamericano, se propone explicar la teoría de la relatividad que unifique fenómenos físicos, químicos y de la mente, “de forma simple, global y poderosa”, para lo que alude a la luz, vía veloz de la información, las intercomunicaciones, y al Bing Bang. Una demostración con cuerda de jaripeo y la invitación a espectadores voluntarios, unen a público y personajes en el juego y asombro que provoca la sencillez y la contundencia.
Notas intermitentes de marimba acompañan el sobresalto de alumnos y maestros durante cada clase, asociadas a la existencia de un fantasma que habita el colegio. Quizá el ánima de Corazón Borraz, conocido como El padre de la marimba, instrumento asociado a las raíces chiapanecas, que se hace presente ante los conflictos propios del aula y la provocación de la única alumna en alerta para hacer escarnio de los dichos de sus maestros, impulsar con sus compañeros el coro de una canción popular en modo desafiante y lanzar la frase de “somos tontos”, ante toda pregunta abierta.
La directora del colegio, una maestra argentina, entra al aula decidida a que su alumnado aprenda características de los átomos y sus espacios vacíos llenos de energía e información, comprenda el surgimiento de la materia subatómica como posibilidad de campo cuántico de energía y superposición en un mundo donde las cosas son blancas y negras a la vez. Cierta de que la observación colapsa, y la falta de ésta transforma, la profesora, que sueña con estar en Japón, invita a un nuevo voluntario al estrado.
La mención del científico mexicano Jacobo Grinberg -desaparecido en 1994- autor de la teoría sintérgica, el estudio de la conciencia y la medición de los impulsos cerebrales para evidenciar la existencia de la telepatía, da pie a la ilustración científica de sus aseveraciones, a la interlocución con el público y a una franca y abierta comunicación que abre el espacio a una meditación conjunta.
La emergencia que implica salvar a la escuela de ser clausurada, hace emerger en los estudiantes los conocimientos adquiridos para comprender mejor la situación, e intentar impedir el atropello, al tiempo en que la chica se sincera consigo y con su comunidad en una intensa toma de conciencia, mientras las notas de la marimba vuelan por el recinto.
La búsqueda del fantasma, del culpable que alertó a las autoridades sobre falsos manejos en la escuela, la evocación de una abuela sabia que traduce las teorías científicas al lenguaje popular en voz de su amado nieto y la espontaneidad energética de cada uno de los personajes, que traducen en juego cada teoría científica, hacen de La fábula del todo, una experiencia diferente y divertida envuelta en bella música.
Claudio Valdés Kuri, director de la Compañía Teatro de Ciertos Habitantes, que desde 1997 se ha dedicado a hacer un teatro multidisciplinario riguroso y exhaustivo en su contenido, en su estética y en una forma artística única para expresarse desde el escenario, propone en equipo con la dramaturgia de Mónica Hoth, un espectáculo en el que música, juego, honestidad escénica y movimiento, unidos al eco del sonido chiapaneco, propio de nuestra tradición, nutren con humor y aliento, la toma de conciencia sobre el poder de los pensamientos y la realidad, que dejan al público a la grupa de la esperanza.
El elenco de La fábula del todo está conformado por: Carolina Blanco, Emiliano Campos, Xóchitl Galindres, Alexis García, Abril Ramos Xochiteotzin y Rodrigo Vázquez Maya, actrices, actores y músicos. La producción está a cargo de Rodrigo Vázquez Maya; con diseño de movimiento de Vladimir Rodríguez; iluminación de Sergio Écatl; vestuario de Jimena Fernández; música original de Paul Barker, y arreglos musicales de Julio Gándara.
El diseño gráfico es de Leonel Sagahón; entrenamiento corporal Mario Gómez; entrenamiento vocal Xóchitl Galindres; entrenamiento musical, Alexis García y Carolina Blanco; asesoría en danza japonesa Irene Akiko Lida; asistencia de dirección Alejandro Esquivel y Claudia Canchola; asistencia de producción, Claudia Canchola; asistencia de vestuario Luisa Bolado y Coordinación General Fabrina Melón.
Para más información de La fábula del todo, haz clic aquí.
Fotos: Luis Quiroz
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Maravillosa puesta en escena y la fuerza de los actores y su magistral dirección hacen pasar un momento que nos permite olvidarnos de nuestros problemas y nos introduce en su tema