Por Luis Santillán/ En el Centro Cultural El Hormiguero se presenta la puesta en escena Fusiles y olivos: Un documental acerca del conflicto en Tierra Santa; la dramaturgia y dirección es de Diego Álvarez Robledo.
Fusiles y olivos… no es una propuesta aristotélica, su estructura funciona por acumulación; cuadros o bloques colocan la información que el autor requiere para crear cargas anímicas; no hay una línea anecdótica, se sustituye por una emotiva; es un texto con elementos de teatro documental, solo que la información expuesta está ligada a la teatralidad posible; el recurso de video y una propuesta actante (un trabajo de actuación sin personaje creado) crean un universo escénico donde el conflicto Israel/Palestina es el relato.
Es una propuesta donde un coro introduce de manera ficcionalizada el origen del proyecto; los bloques responden a una línea de tiempo que tiene como eje el 7 de octubre de 2023, la multimedia ofrece la información visual, el elenco matiza para las variantes emotivas; la teatralidad permite los saltos temporales, así como la transición entre el mito y los eventos documentados.
Si bien no hay un “cuentito” (relato) si se crea una narrativa; no hay personajes, pero el elenco es el actante que encarna o evoca a quienes realizan las acciones; aun cuando alguien pudiera pensar que se está ante una propuesta parateatral donde el sentido está en quien lo ve, no es así, la estructura de Álvarez Robledo funciona muy bien y tanto el espectador de ocasión como el asiduo podrá relacionarse con la propuesta y disfrutarla (aunque quizá no sea el mejor adjetivo dada las temáticas que trabaja el proyecto)Álvarez Robledo ha desarrollado un lenguaje reconocible en sus puestas en escena, hay un acento en la transformación de los objetos para convertirlos en detonantes del universo a crear; distribuye la información verbal entre el elenco para crear ritmo, tonos, intensidades; desplaza los elementos clásicos del drama para colocar en el centro lo teatral.
Jauría escénica es un colectivo integrado por estudiantes de la escuela de teatro Casazul, son un equipo escénico que asume con entrega los bloques que les corresponden, por momentos accionan lámparas, en otros representan personajes, en otros pretenden ser una voz narrativa; lo cierto es que en los momentos de escena individual se ve la potencia de lo que podrán ofrecer conforme la experiencia les ayude a pulir sus capacidades.
Quienes están en escena son: Sofía Gómez, Diego Collazo, Montserrat Pomares, Danniela Kapellmann, Fabiola Rojo, Paulina Flores, Stuart Osorno, Sarah Mendoza y Carolina Ávila.
Antes de ingresar a la sala para ver la función vale la pena recordar que no se está ante una propuesta aristotélica, si se entra en lo que la escena brinda seguramente el publico saldrá con una visión diferente sobre un conflicto complejo; podrá tener elementos que le permitan reflexionar, y lo valioso es el proceso que vive en comunidad con quienes están en escena.
Quizá la parte que amerita conversación está en la distancia entre lo que se plantea en la primera escena y el cierre de la puesta en escena, parece que son dos bloques de propuestas distintas. El primero es concreto, casi antidrama, más hacia la autoficción, y el cierre está cimentado totalmente en el drama. La brutalidad del material documental ahoga por momentos lo que el elenco puede crear, sin embargo, cuando ocurre la repetición del discurso que parece dar nombre a la puesta en escena, los elementos del drama se establecen y el elenco entra en otra sintonía, misma que les permite lograr la fuerza del final.
Fusiles y olivos: Un documental acerca del conflicto en Tierra Santa es una oportunidad para mirar desde otros ojos un conflicto que amenaza a la humanidad, es la manifestación del poder del teatro para volver sensible lo que parece solo son datos.
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