El 2 de junio de este año, Claudia Sheinbaum Pardo resultó ganadora en la elección presidencial, convirtiéndose en la primera mujer electa para el puesto en la historia de nuestro país. Durante su campaña, uno de los temas abordados fue el de la cultura. En distintas ocasiones se habló del tema, desde que inició su campaña en marzo en el Zócalo de la Ciudad de México hasta su cierre de campaña el pasado 29 de marzo, también en el mismo sitio.
En marzo de este año, al iniciar su campaña, la virtual presidenta de México presentó 100 puntos en los que basará su programa de gobierno. De estos, dedicó 5 al tema de la cultura, bajo el rubro que llamó: República lectora y cultural.
Ahí esbozó los principales ejes en materia cultural que realizará su gobierno: ampliación de semilleros creativos y universidades dedicadas a las artes; mejorar las condiciones para que los artistas desarrollen su actividad y reciban una remuneración justa, además de seguridad social; promoción de la cultura y de los derechos culturales; impulso al reconocimiento de la cultura de México y rescate y cuidado del patrimonio; y promoción de la lectura en todos los ámbitos.
El 29 de mayo, al cerrar su campaña, informó los 20 ejes del plan de trabajo que llevará a cabo, en el cual se incluyó también el tema de la cultura en dos puntos: el respeto a la diversidad en todas sus expresiones, incluida la cultura, y la promoción de los derechos culturales.
Estas propuestas, la entonces candidata, las desarrolló en el documento 100 pasos para la transformación. En el documento habla de la necesidad de “generar un vínculo permanente entre la política educativa y la política cultural”, con el objetivo de que las niñas, niños y jóvenes tengan acceso a una “verdadera iniciación artística”. Para ello, continúa el documento, se debe, por un lado, consolidar la formación en pintura, danza, literatura, música, etc., y por el otro, fortalecer mecanismos de reconocimiento oficial y certificación de estudios en las disciplinas artísticas, tanto para ejecutantes, maestros y talleristas.
Respecto a la formación de profesionales en las artes, Sheinbaum Pardo ofreció el fortalecimiento y ampliación del sistema de escuelas públicas profesionales en la materia, además de continuar con la descentralización de las escuelas del INBAL. También señala la necesidad de vincular a estas instituciones de enseñanza con los recintos culturales oficiales a través de la programación de estos espacios. Finalmente, se habla de mantener condiciones dignas en los planteles y de generar un diálogo para escuchar las necesidades de docentes, administrativos y estudiantes.
Una demanda constante del sector ha sido las condiciones de trabajo. Sobre este punto, Claudia Sheinbaum destaca en sus 100 pasos para la transformación la revisión de las condiciones de contrataciones institucionales, los estímulos fiscales y apoyos a la creación, y otros mecanismos para lograr que sean “exigibles sus derechos”.
En este sentido, se plantea la creación de un esquema de acceso a los sistemas de salud, de retiro, financiamiento de vivienda, entre otros.
La propuesta cultural incluye la simplificación administrativa entre las instituciones culturales y los creadores. Es necesario, apunta el documento, reconocer en la relación entre las instituciones y artistas la condición de “artistas o creadores”, eliminando el concepto de “prestadores de servicios” o “proveedores”, con el fin de agilizar los mecanismos de pago.
También en materia administrativa se plantea fortalecer las convocatorias para becas y apoyos. Se dice que, “en la medida de lo posible”, se incrementarán los montos de los recursos de los créditos fiscales del ISR a la producción artística y literaria, es decir, los montos para Eficine, Efiartes y Efilibro.
Respecto a los espacios para la cultura, el nuevo gobierno promoverá la apertura de espacios públicos para las expresiones culturales. Además, se va a impulsar a nivel nacional –en colaboración con las autoridades locales– la recuperación y restauración de “teatros, salas de exposición y recintos parcialmente abandonados o en desuso”.
Se buscará también, señala el documento de 381 páginas, involucrar a actores sociales e iniciativa privada en el financiamiento de eventos, festivales, museos y exposiciones, así como en la restauración de inmuebles.
Para la nueva administración federal, según señala su plan, se debe reconocer a la cultura como un derecho, pues “la vida cultural está ligada al ejercicio real de los derechos culturales”.
En materia de estos derechos se propone: fomento de la educación artística desde la infancia; más espacios para la cultura a disposición de creadores y comunidad cultural; una revisión profunda de las leyes del sector cultural; conservación y promoción del patrimonio inmaterial de México; reconocimiento de la importancia de los pueblos y comunidades afromexicanas en la historia nacional; que las autoridades en sus tres niveles sean facilitadores del desarrollo de actividades culturales; y claridad y transparencia en convocatorias.
El patrimonio cultural y su acervo, señala en sus 100 pasos, se debe conservar, por lo cual se impulsará su digitalización, resguardo y difusión. Respecto a zonas arqueológicas y monumentos históricos, se señala que es necesario asignar recursos para su mantenimiento, además de detener el tráfico ilícito de bienes.
Finalmente, dentro de su programa de gobierno está el impulso a una “República de lectores”. Para esto, se propone actualizar el acervo de las bibliotecas públicas de la Red Nacional de Bibliotecas Públicas, así como completar esta red para que haya una biblioteca en cada municipio. Otros puntos son la generación de mecanismos financieros que se requieren para que las bibliotecas del país funcionen de manera adecuada, tasa cero en el IVA a librerías, tarifa especial del Servicio Postal para el envío de libros y la realización de una campaña nacional de fomento a la lectura que se vincule con la alfabetización.
Por Óscar Ramírez Maldonado, Foto: Facebook Claudia Sheinbaum.
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