Por Roberto Sosa/ Emigrados, expatriados o desterrados el fenómeno es el mismo; los personajes de esta historia podrían ser dos mexicanos en Estados Unidos, turcos en Alemania o dos africanos en Italia. Migrar para tener una mejor forma de vida, un sueño inherente en el ser humano. La acción es en un sótano la noche de Año Nuevo con dos hombres, un obrero y un intelectual con ideas y pensamientos diametralmente diferentes.

Comparten el espacio, alimentos y café, para recibir el año brindan con alguna bebida escondida por ahí. Ambos esperan que el futuro sea promisorio, trabajan en alcanzar su propósito: hacer dinero y escribir un libro. El sitio encierra y contiene la personalidad y temperamento de cada uno, la noche en que cambia el año les hará saber el sinsentido de sus vidas y el absurdo mundo en que viven.

Slawomir Mrözek (Polonia 1930 – Francia 2013) escribió la obra en 1975. Mrözek dejó su país natal por razones políticas; vivió en Italia, Francia, EE.UU. y México, esto le permitió identificar de cerca el fenómeno de la migración y sentir empatía con aquellos que dejan su territorio por motivos sociales, económicos o humanitarios. La historia transita entre el drama y el humor negro.

Provenientes de Venezuela, el Grupo Teatral Emergente la presenta con dirección de Jesús Delgado y Dimas González, con las actuaciones de Sebastián Torres y Jesús Delgado. En este colectivo la obra cobra gran pertinencia al tratarse de teatristas que migraron de su país; la índole de la obra es la migración, la tensión dramática es la resiliencia. Delgado y González le dan sentido a este texto desde su propia adversidad.

Las actuaciones de Sebastián y Jesús son solventes, los dos personajes que encarnan los construyen a partir de sus propias vivencias; en la ficción los protagonistas migran lo mismo que los actores en la realidad, dicotomía que fusiona pensamientos e ideales. El texto en el que apoyan su trabajo actoral, es un espejo el cual refleja su realidad. La empatía con los personajes es visible y verosímil. Sin duda un gran trabajo.

Emigrantes es teatro cuya vigencia es total, su pertinencia traza una recta que atraviesa continente americano de sur a norte; las caravanas de gente que deja su país cada día son mayores. El autor tomó a dos expatriados y los metió en un sótano una noche de Año Nuevo para hablarnos de esclavitud espiritual y emocional; cautivos de sus propios preceptos esa noche ambos liberan su existencia vacía y fútil.

Cabe recordar que la obra del dramaturgo polaco se presentó en 2008 en la Sala Xavier Villaurrutia con las actuaciones de Joaquín Cosío y Silverio Palacios bajo la dirección de David Psalmon. A la distancia no caben las comparaciones, lo cierto que aquella fue memorable como lo será ésta. En las dos el sótano es un lugar donde habita la soledad, el miedo… la desesperanza.

Escenografía, Edgar Mora y Miguel Moreno; iluminación, Edgar Mora; vestuario, Jesús Delgado; texturización de vestuario, Jonathan Guitiérrez, Traducción, Sebastián Torres.

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Foto: Roberto Sosa

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