Por Kerim Martínez/ El Rey León, con libreto y letras de Roger Allers e Irene Mecchi y música compuesta por Elton John, con letras de Tim Rice, se estrenó en Broadway en 1997. La producción ha sido adaptada y representada en numerosos países. Hizo su debut en México en 2015, donde cautivó a miles de espectadores durante casi tres años de exitosas funciones. Tras un largo período de ausencia, esta puesta en escena, basada en la icónica película de Disney, regresa a México con el objetivo de ofrecer a las nuevas generaciones la oportunidad de disfrutar de este grandioso espectáculo y, al mismo tiempo, brindar a aquellos que ya vivieron la experiencia la oportunidad de revivir la magia de este montaje.
Desde el momento en que se anuncia la “tercera llamada”, las luces se apagan y suenan las primeras notas de “Circle of Life”, El Rey León logra sumergir a la audiencia en una ficción mágica y colorida, convirtiéndose en una experiencia visual y sensorial única. Cuando todos los animales (habilidosamente manejados por un ensamble fuerte y bien entrenado) irrumpen en el escenario, los espectadores son introducidos a ese mundo asombroso donde la naturaleza y la fantasía se encuentran. La escenografía y la iluminación, aunque no cuentan con los elementos espectaculares de otros musicales como La Bella y la Bestia, se caracterizan por su ingenio, detalles minuciosos y buen gusto, lo que hace que todo en conjunto se vuelva extraordinariamente bello.
Los efectos visuales, como la famosa estampida o la gigantesca máscara de Mufasa durante un número musical entrañable, son impresionantes. Estos momentos logran cautivar y sorprender, manteniendo el dinamismo de la historia sin perder la esencia emocional.
Como directora mujer, Julie Taymor se destacó en un campo tradicionalmente dominado por hombres, enfrentando numerosos desafíos y superando barreras. Siempre ha sido una visionaria, fanática del teatro de Shakespeare, cuya influencia se refleja en su enfoque teatral único. Ha llevado su amor por el dramaturgo a la pantalla grande con adaptaciones como Titus y The Tempest. Su pasión por lo épico y lo simbólico también se extiende a El Rey León, donde combina elementos visuales innovadores con una narrativa profunda, algo muy característico del teatro de Shakespeare.
Taymor tomó decisiones clave en la adaptación de la película al teatro, basándose en una exhaustiva investigación sobre la cultura africana y el mundo natural, para crear un ambiente único que respeta la historia original mientras le da nueva vida en el escenario. Las máscaras y los vestuarios son esenciales en esta creación; cada uno está diseñado no solo para resaltar la naturaleza de los animales, sino también para fusionarse con los movimientos de los actores, haciendo que cada personaje cobre vida de manera orgánica y fascinante.
En cuanto a las interpretaciones, algunos personajes destacan de manera sobresaliente. Eli Nassau, en el papel de Timón, y Sergio Carranza, como Pumba, se convierten, quizás sin quererlo, en los grandes protagonistas de la obra. Su complicidad en el escenario es impecable, creando una relación dinámica que no solo aporta risas, sino que conecta profundamente con el público. Su manejo de la comedia, junto con la tropicalización de los diálogos, hace que los personajes resulten aún más cercanos y naturales, logrando que la audiencia estalle en carcajadas con cada intervención.
Pierre Louis, quien interpreta a Simba, sorprende no solo por su capacidad vocal, sino también por su notable interpretación actoral. Louis crea un Simba tierno, vulnerable, joven y temeroso, pero también logra mostrar su fortaleza en los momentos clave, cuando el personaje saca las garras y enfrenta sus temores. La forma en que se involucra con sus diálogos y se compromete emocionalmente con la historia genera una empatía inmediata con el público.
Por otro lado, Majo Domínguez como Nala es una presencia imponente en el escenario. Su energía y fuerza son palpables, y su capacidad para conectar con sus compañeros de escena hace que su personaje se destaque a lo largo de la obra. Nala no sólo es una figura de apoyo, sino una mujer fuerte y decidida, cuyo impacto en la historia es fundamental.
Carlos Quezada, como Scar, es otro de los grandes aciertos de la obra. Su interpretación del villano no sólo logra provocar miedo, sino que también añade una dosis de picardía, especialmente en sus interacciones con las tres hienas, creando un personaje astuto y perverso que mantiene al público cautivo en cada escena.
También destaca el trabajo de Ariel Bonilla como Zazú, quien interpreta al consejero fiel y algo torpe del rey Mufasa, con una mezcla perfecta de autoridad y comicidad que aporta frescura al personaje. Asimismo, los jóvenes Dylan Nucamendi y Camila García, quienes encarnan al joven Simba y a la joven Nala, muestran un gran compromiso y profesionalismo en su actuación, dejando entrever un prometedor futuro como posibles estrellas del teatro musical.
Finalmente, es imposible no mencionar la energía del ensamble y los bailarines, cuya destreza y coordinación en el escenario dan vida a la sabana africana de una manera vibrante. Cada movimiento, cada paso, se siente como una extensión de la historia misma, reforzando la emoción y el ritmo de la obra.
El Rey León, en su versión teatral, conserva la esencia de la película y la lleva a nuevos horizontes. Con una adaptación cuidadosa de los personajes y una puesta en escena impresionante, esta producción ofrece una experiencia única, llena de emociones, risas y una historia que llega al corazón, convirtiéndola en una cita imperdible para todos.
Para conocer más información sobre El Rey Leon, da clic aquí.
Fotos: Cortesía Escenario Ocesa















