Hay quien dice que para estar en paz en cualquier relación, que no se hable ni de política, ni de fútbol, ni de religión. A juzgar por la comedia de la célebre dramaturga francesa Yasmina Reza, que ha vuelto a la escena mexicana bajo la dirección de Cristian Magaloni, el arte es otro de esos temas sobre los que sería mejor no discutir en pareja, con la familia o, sí, entre amigos.
Estrenada en 1994 en París, Arte es una obra en la que tres hombres ven confrontada su relación de amistad a partir de que uno de ellos decide comprar un cuadro de un pintor de vanguardia, un cuadro blanco atravesado por líneas blancas que para él es eso, una genuina obra de arte, mientras que para otro de ellos no es más que una estafa, una mentira, un acto de esnobismo y pedantería, una traición a su amistad.
Al centro, otro amigo intenta mediar la situación, consiguiendo solamente enardecer más un pleito en apariencia absurdo en el que, al mismo tiempo, se cuestiona qué es el arte y qué es la amistad. Un pleito descarnado y excesivo que no queda más que atestiguar entre risas, como todos los que propone Yasmina Reza en sus obras, que diseccionan al ser humano, sobre todo a ese que pareciera tenerlo todo y estar en paz en la vida.
No es la primera vez que vemos Arte en la Ciudad de México. Aún se recuerda el mano a mano que cada noche sostenían en escena los primeros actores Héctor Bonilla, Claudio Obregón y Rafael Sánchez Navarro, dirigidos por Mario Espinosa en el Helénico. La obra, proveniente de exitosas temporadas en París y Londres, se estrenó en México antes que en Nueva York.
De la premiada y elogiada dramaturga, ensayista y narradora también conocemos otras confrontaciones escénicas, como las que suceden en Un dios salvaje —entre padres de familia— y Tres versiones de la vida —entre jefes y empleados—.
La primera ha subido dos veces a nuestros escenarios: en 2010, dirigida para OCESA por el creador argentino Javier Daulte con Ludwika Paleta, Mónica Dionne, Flavio Medina y Rodrigo Murray. En 2022 tuvo un nuevo montaje, a cargo de Miguel Septién, quien dirigió a Fernanda Borches, Flor Benítez, Pablo Perroni y Chumel Torres.
En 2022, Rina Rajlevsky dirigió Tres versiones de la vida con Daniela Luján, Ana Kupfer, Mario Monroy y Fernando Memije en el elenco. Se decía que para la inauguración del ya extinto Teatro Zéntrika de Santa Fe, en 2016, OCESA preparaba El hombre inesperado, con Diana Bracho y Humberto Zurita, pero el proyecto no se concretó.
Si bien hoy la reflexión y el debate sobre el mundo del arte es un ejercicio constante del día a día gracias al poder de las redes sociales, que ponen eventos exclusivos como Zona Maco y otros de la llamada Semana del Arte a un clic —y a un meme— de distancia, y hay series como la hispano-argentina Bellas Artes que dan cuenta de la actualidad en la que se desarrollan el arte y sus involucrados.
En el teatro la obra de Reza sigue siendo un notable espejo de lo que hoy, a tres décadas de haber sido escrita y estrenada, seguimos viendo, apreciando y discutiendo: ¿A qué llamamos arte? ¿De qué depende que una pintura sobre un lienzo sea nombrada una obra de arte? ¿Es válido pagar una suma exorbitante por un cuadro que no contiene más que pintura blanca? ¿De cuántos cuadros blancos está compuesto el arte que miramos y admiramos como arte moderno, de vanguardia, de última moda? ¿Cuántas obras de arte se necesitan para fracturar una relación?
Sería de desear ver en el teatro nuevos acercamientos a este tema. Alguna vez sucedió en Por amor al arte de Neil LaBute, dirigida por Antonio Serrano, en la que una instalación en una galería y una relación de pareja se entremezclan en un juego entre la genuina transgresión de la que puede ser capaz el artista y la manipulación que puede lograr precisamente por su estatus de artista. Irene Azuela, Mónica Huarte, Juan Carlos Martín del Campo y Martín Altomaro protagonizaron la obra allá en 2004.
La reflexión sobre la pureza del arte y su comercialización, banalización o tardío reconocimiento se ha podido ver en obras que aluden al propio artista, como Rojo de John Logan, en la que el pintor Mark Rothko se cuestiona el valor del arte al ser contratado para pintar los murales del hotel Four Seasons de Nueva York. En el montaje mexicano dirigido por Lorena Maza, Víctor Trujillo lo incorporó de forma notable.
Recientemente, Carolina Politi se transformó en la legendaria narradora, dramaturga y artista plástica Leonora Cárrington en el monólogo-oratorio-poema dramático, Leonora (Oratorio sonámbulo en las tierras de España) escrito por el dramaturgo español Alberto Conejero, con la dirección de Juan Carrillo.
En un completo trabajo dramatúrgico y actoral, Mario Iván Martínez ha presentado en varias temporadas Vincent, girasoles contra el mundo, que alude a la vida y obra de Van Gogh y el paulatino reconocimiento que su obra fue teniendo con el paso de los años, cuando él ya no pudo verlo.
Otra propuesta para conocer a un artista referencial es la de Rodrigo Murray con el monólogo escrito, dirigido y actuado por él, Leonardo, en el que visita la vida y obra de Da Vinci y establece un diálogo con una pieza del artista mexicano Sebastián.
El año pasado se presentó El tejido de los sueños, escrita y dirigida por Ana Sofía Vázquez, en la que aborda el universo personal y artístico de la pintora española y figura del exilio Remedios Varo.
Aunque son varias las obras -incluidos musicales- que han abordado la vida y obra de la pintora mexicana Frida Kahlo, la realidad es que todos están más centrados en su polémica vida y matrimonio con el pintor Diego Rivera, que con sus procesos y legado artístico.
Yasmina Reza se inspiró en el cuadro Blanco sobre blanco del pintor ruso Kasimir Malevich para desatar una controversia en escena que hasta hoy sigue resonando. Y, aunque no hay las suficientes réplicas teatrales todavía, hay quienes no han dudado en poner sobre la mesa —sobre la escena, pues— el mundo del arte de hoy en día: Fernando Bonilla —quien, junto a Alfonso Borbolla y Mauricio Isaac, estelariza el actual montaje de Arte— llevó al límite la relación entre arte y violencia al presentar el año pasado Mercan, una obra surgida del personaje que interpretó en la película Perdidos en la noche de Amat Escalante, el artista Rigoberto Duplás, a través del cual exploró —y explotó— temas que conciernen al arte de hoy en día: el exceso, la violencia en los procesos y en las formas, la cultura de la cancelación.
Todos esos asuntos que, para mal y para bien, son parte de eso que llamamos arte, de eso de lo que, dicen por ahí, al igual que de política, fútbol y religión, mejor ni discutir.
Por Enrique Saavedra