En esta vigésimo séptima entrega, te presentamos a Sara Alcantar, diseñadora escénica cuya mirada se enfoca en la luz como un elemento vivo dentro de la escena.
¿Quién es Sara Alcantar?
Sara Alcantar es diseñadora escénica, egresada de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Nació en la Ciudad de México en 1990 y desde hace más de una década se dedica a crear atmósferas escénicas a partir de la luz. Se interesa profundamente en la relación que se genera entre la luz y el espectador, ese diálogo silencioso que puede transformar una experiencia en escena. Además, se ha especializado en áreas como dirección, fotografía y escenografía, lo cual me ha permitido entender la escena desde múltiples perspectivas.
¿Qué tipo de proyectos ha iluminado?
Ha tenido la oportunidad de colaborar en más de 50 puestas en escena que abarcan teatro, danza, ópera, música y performance. Cada disciplina plantea retos distintos, pero la luz siempre es un puente entre lo que ocurre en escena y quien lo observa desde la butaca.
¿Con qué artistas o compañías ha colaborado?
A lo largo de estos años ha trabajado con diversos creadores y agrupaciones del ámbito independiente e institucional. Actualmente colabora como asistente de la diseñadora Xóchitl González, una experiencia que le ha permitido seguir aprendiendo y perfeccionando su oficio.
¿Qué reconocimientos ha obtenido?
En 2013 obtuvo una mención en el Festival Internacional de Teatro Universitario (FITU), que fue una etapa muy importante en su formación. Esto le hizo confirmar que la luz también cuenta historias, y que es posible construir un lenguaje propio desde la técnica y la sensibilidad.
Más allá de las tablas …
Si tu vida fuera una obra de teatro, ¿Qué género sería y por qué?
SA: Creo que sería una mezcla entre teatro documental y comedia. Siento que no puedo dejar de lado mi “ñoñez” (siempre me ha gustado investigar y me clavo mucho cuando de eso se trata) y que nunca faltan las risas.
¿Qué es lo más inesperado que has hecho para inspirarte en un personaje o una obra?
SA: Durante buena parte de mi vida artística fui investigadora de campo y me encargaba de vinculación comunitaria, es algo que me gusta sumar a mi trabajo en el diseño. Tengo dos recuerdos: Cuando estábamos creando “Vannessa” de Tania Mayren, nos fuimos varias veces a hacer investigación al bordo de Xochiaca y fue muy interesante, así como duro. La otra fue cuando creamos “Malevolance”, una investigación ardua acerca del desplazamiento forzado en Colombia y México. Para mí fue algo muy desgarrador, porque mi familia es de Michoacán, uno de los estados de la República con mayor número de desplazados forzados por la violencia. Fue una pieza muy personal de algún modo.
Si pudieras compartir escenario, ¿a quién elegirías?
SA: Me encantaría iluminar con Bob Wilson, de hecho, por él y “Einstein on the Beach” es que descubrí la luz y su magia. Si de sueños se trata, me encantaría iluminar a la Jim Henson Company, amo iluminar títeres y a los Muppets, así que, por supuesto, que me encantaría iluminar a René, Miss Piggy, Gonzo, Fuzzy y compañía.
¿Cuál fue el momento más divertido o vergonzoso que has vivido con tus colegas fuera del escenario?
SA: Son varios, pero nunca olvidaré una gira de Teatro Escolar que tuvimos, hace varios años, en municipios del Estado de México. Ahí nos pasó de todo: cada consola y equipo era diferente, los teatros eran algunos muy viejos, algunos muy nuevos, tuve que prender y apagar luces con pastillas, había controladores que nadie sabía usar, consolas que no respetaban los faders hasta consolas muy pro que me permitieron hacer el diseño como lo había soñado; un actor se cayó del escenario en plena obra, dimos tres funciones al hilo; pero lo más insólito es que nos chocaron tres veces en la carretera, dos veces por tráileres. De verdad nos pasó de todo.
¿Cómo te gustaría ser recordada?
SA: Como alguien a quien le gusta jugar profesionalmente y pintar en el tiempo y el espacio por medio de la luz; como una buena amiga y una mujer trabajadora que ama profundamente a sus abuelos Sarita y Leobardito. Como la mamá de su gatito Storni y la hermana gemela de Erika.
Por Itaí Cruz, Fotos: Cortesía Sara Alcantar
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