En el mundo del teatro, las luces del escenario suelen brillar sobre los actores y actrices, directores y directoras, pero ¿qué hay de quienes hacen posible la magia detrás del telón? En Cartelera de Teatro, estamos estrenando una sección dedicada a celebrar a los creadores que, aunque no siempre visibles, son esenciales para dar vida a cada función.

Cada semana te presentaremos a escenógrafos, iluminadores, vestuaristas, maquillistas, fotógrafos, traductores, y hasta al personal técnico que hace que cada engranaje del teatro funcione a la perfección.

Como primera figura queremos presentarte al director y escenógrafo teatral: Salvador Núñez.

¿Quién es Salvador Núñez?
Salvador Núñez lleva 42 años dedicados a los escenarios, con estudios en Literatura Dramática y Teatro y más de 150 proyectos en su trayectoria. Su formación incluye la guía de grandes maestros como Alfredo Mendoza Gutiérrez, pionero del teatro rural e infantil en México, y José Luis Ibáñez, figura clave del teatro universitario y musical del país.

¿Con quién ha trabajado?
Ha colaborado con las principales productoras y compañías del medio artístico, entre ellas OCESA, Disney, Universal Pictures, UNAM, Torres & Wiechers y Fábregas. Sus producciones han llegado a casi todos los escenarios del país, dejando huella en el teatro mexicano.

¿Qué obras destacan en su carrera?
Entre sus proyectos más memorables se encuentran CATS México (2013), Amor sin Barreras (2004 y 2023), Vaselina (2006), Rock of Ages, Shrek El Musical, El Show de Terror de Rocky (2012) y óperas como Aída, Turandot y El Lago de los Cisnes. También ha trabajado en musicales infantiles y espectáculos académicos, destacándose como una referencia en teatro musical.

¿Qué hace actualmente?
Como fundador del Centro de Integración Artística (CIA), Núñez forma a nuevas generaciones de actores en el teatro musical. Recientemente, ha sido escenógrafo en La Casa de Bernarda Alba, el musical y Prende-Me, además de dirigir y producir obras como Cupo Limitado de Tomás Urtusástegui y Sor-Presas, ¡Amén!. Con esta última, ha obtenido más de una decena de nominaciones y reconocimientos en el teatro musical nacional.

Más allá de su labor en las tablas…

Si tu vida fuera una obra de teatro, ¿qué género sería y por qué?
SN: Sería una comedia, sin duda, soluciones, situaciones y finales felices son lo que hoy hacen mucha falta.

¿Qué es lo más inesperado que has hecho para inspirarte en un personaje o una obra?
SN: Buscar respuestas y soluciones escénicas en los lugares y situaciones menos lógicas. Recuerdo haber encontrado el final perfecto de una adaptación mientras caminaba escuchando música con unos audífonos en un supermercado. Me abstraje tanto que tardé horas en ese lugar estructurando ideas.

Si pudieras compartir el escenario, ¿a quién elegirías?
SN: Sin duda a los grandes que me antecedieron: José Luis Ibáñez, Héctor Bonilla, Manolo Fábregas, Julio Castillo, Silvia Pinal, entre otros.

¿Recuerdas algún momento divertido o vergonzoso que hayas vivido con tus colegas fuera del escenario?
SN: He vívido momentos de suma tensión. Una mecánica teatral complicada que no funciona un día antes de dar una primera función. Que en el estreno de una obra el audio sin más deje de funcionar y tengas sólamente segundos (que parecieron minutos u horas) para resolver. Siempre uno acaba riendo al final de la experiencia, pero es terrible en el momento que sucede. En otra ocasión recuerdo que un gato atravesó el escenario en función, con toda la calma del mundo.

¿Cómo te gustaría ser recordado?
SN: Como alguien que aportó algo significativo al teatro de nuestro país y que hizo las cosas adecuadamente, con ética y profesionalismo siempre.

Por Itaí Cruz, Fotos: Cortesía Salvador Núñez

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