Por Mariana Mijares/ Parece curioso saber que existe un musical con solo dos integrantes, especialmente cuando la mayoría de los de gran formato suelen tener más de 20 miembros de elenco y varios músicos en vivo, no obstante, ese es precisamente el encanto de Asesinato para dos, una historia que podría ser interpretada por múltiples actores y músicos, pero que cobra vida únicamente gracias a dos talentosos artistas.
Originalmente titulada Murder for two, la obra de Joe Kinosian y Kellen Blair se desarrolló en el Adirondack Theatre Festival y en 42nd Street Moon. El Chicago Shakespeare Theater estrenó mundialmente esta producción en mayo de 2011. Después de una temporada off-Broadway en el McGinn/Cazale Theatre del Second Stage Theatre, se trasladó a New World Stages, donde estuvo de octubre de 2013 hasta junio de 2014. Después ha tenido producciones en países como Australia, China, Japón, Polonia, Finlandia, Chile y Argentina.
La versión mexicana es dirigida por Anahí Allué, quien luego de ver esta obra en Argentina, le llamó a la productora Jimena Saltiel de Once Once Producciones, para poder traerla a México. Empezaron los planes, pero se atravesó la pandemia. Tiempo después, finalmente la obra co-producida por Saltiel, Carlos Vidaurri y Daniel Delgado de Playhouse y Diego Cantú estrenó en octubre en el Teatro Milán.
El elenco cuenta con cuatro actores: Aldo Guerra, Humberto Montt, Iker Madrid y Silvestre Villaruel, que irán alternando a los dos protagonistas. Nosotros hablaremos sobre los que vimos: Aldo y Humberto.
Humberto da vida a Marcus Moscowicz, un aspirante a inspector que desde uno de sus primeros números (“Protocol Says”) comparte la gran ilusión que le daría convertirse en inspector y cómo, para lograrlo, está convencido de que “hay que seguir el manual”.
Una noche se escuchan disparos en la fiesta de cumpleaños sorpresa del gran novelista estadounidense Arthur Whitney y éste resulta muerto. Tras el misterioso asesinato, el apasionado oficial de policía decide hacerse pasar por el detective comisionado para el caso antes de que el verdadero llegue. Así se presenta en casa del occiso, donde no solo conocerá a su esposa, sino a cerca de 10 involucrados que asistieron a la fiesta; cada uno con aparentes motivos para matarlo (pues detalles sus vidas fueron revelados en los libros del occiso), y todos, interpretados por Aldo Guerra.
Es así como el solo presenciar lo que logra Aldo sobre el escenario es ya suficiente motivo para ver este trabajo, pues el actor que ha participado en trabajos como Arder y José el Soñador, recrea a casi una decena de dinámicos personajes; cada uno con voces, posturas y maneras de ser completamente distintas.
Como si activara una especie de switch, Aldo tiene la habilidad de dar vida a la afligida viuda Dahlia, y en un instante transformarse en personalidades como una prima ballerina, una excéntrica pareja o hasta en un grupo de niños, cada uno con personalidad distinta.
Quizá como en el montaje original, o por una decisión de la aquí directora, Aldo emplea mínimos elementos de utilería para sus transformaciones; solamente su voz, su cuerpo, y por supuesto su talento, logran magia.
Bajo la marca ficticia ‘Sinefi & Son’, una clara parodia de la célebre Steinway & Sons, el piano se convierte en otro personaje en esta obra. Todas las piezas musicales son interpretadas exclusivamente por Aldo, Humberto o ambos al piano; no hay otros músicos en escena. Esto obliga a los actores a moverse constantemente en un dinámico circo de tres pistas: tocando el piano, cantando y actuando.
Varios números resultan tan brillantes en estos tres frentes que el público termina reconociéndolos con animadas ovaciones. La dirección musical, a cargo de Isaac Saúl, contribuye a este éxito.
Así, el dinámico juego escénico entre Humberto y Aldo, junto con las divertidas canciones mantienen al público cautivo durante los cerca de 90 minutos que dura la obra.
Como un homenaje fresco e ingenioso a los clásicos misterios de asesinatos (whodunit), Asesinato para dos recuerda que el verdadero poder de un musical no reside en la parafernalia, sino sobre todo en el talento de sus intérpretes.
¿Y encuentra Marcus al asesino? Solo hay una manera para descubrirlo: asistiendo al Teatro Milán.
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Fotos: Cartelera de Teatro