¿Alguna vez has sentido la presión de encontrar a tu otra mitad, tener hijos o comportarte como una dama? Rosario Castellanos también lo sintió. A través de su poesía, literatura y teatro, visibilizó estas y otras injusticias sociales, inspirando a nuevas generaciones. Un ejemplo de esto es su obra El eterno femenino, una farsa que explora la condición de la mujer a lo largo de la historia.

Lupita, la protagonista, está en un salón de belleza preparándose para su boda con Juan. De pronto, le colocan un aparato que induce al sueño mientras su cabello se seca. La protagonista hace un viaje onírico a lo largo de la historia de México, encontrándose con personajes como La Malinche y Sor Juana Inés de la Cruz, atestiguando situaciones que exponen la opresión y vulnerabilidad a las que las mujeres se ven sometidas.

Rosario Castellanos no solo visibilizó las injusticias que afectan a las mujeres. Al pasar la mayor parte de su infancia en Comitán, Chiapas, y ser hija de terratenientes, tuvo una posición privilegiada que le permitió observar los abusos que sufrían los indígenas. Su visión crítica desde temprana edad marcó su misión en la escritura: visibilizar las desigualdades que viven los pueblos indígenas y las mujeres.

Hoy conmemoramos 50 años de la muerte de una mujer profundamente comprometida con los derechos humanos y con cambiar el mundo a través de su literatura. Rosario Castellanos dejó un legado que sigue resonando hasta el día de hoy.

Si quieres conocer más sobre su obra, no te pierdas la versión de El eterno femenino de Las Reinas Chulas, un homenaje metacabaretero y libre a Rosario Castellanos, que se presentará este 8 de agosto en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris.

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