A veces olvidamos que la vida es un ciclo. Preferimos, muchas veces, no hablar de la muerte y de la pérdida. Sin embargo, es importante hacerlo, sobre todo con los más pequeños. Es la manera en la que pueden entender, de manera natural, que esta vida se compone de etapas y que puedan abrazar el cambio como algo natural.

Es sobre estos temas que habla ¿Qué tan arriba es arriba?, escrita por Brendan Murray. En ella actúan, bajo la dirección de Otto Minera, Aleida Méndez, Itzhel Razo, Gilary Negrete, Jesús Delgado, Aketzali Reséndiz y Sandra Corona Loya.

Pequeña Estrella, la protagonista de esta historia, emprende un viaje para poder entender esto. A través de esta travesía, aprenderá lecciones importantes, como que no es posible detener el tiempo, y que, para que exista el día o la primavera, hace falta la noche y el invierno.

Aquí te decimos 3 razones para ver este montaje:

  1. El duelo y la pérdida tratados de una manera lúdica y empática. Pocos temas hay que nos tocan a todas las personas como éste. ¿Qué tan arriba es arriba? habla a los pequeños sobre esta experiencia. Enfoca el tema como algo natural, como parte fundamental del ciclo de la vida. Partir desde ahí permite a los espectadores entender que valorar lo que en nuestras vidas dejan quienes se han marchado es una forma de superar la pérdida y de abrazar la memoria de nuestros seres queridos.
  2. Una propuesta visualmente atractiva e imágenes poéticas. El diseño de escenografía e iluminación de Félix Arroyo y el vestuario creado por Giselle Sandiel crean las regiones del mundo fantástico que recorre la protagonista buscando cómo detener el tiempo. El movimiento corporal y el baile son parte fundamental de esta propuesta y le dan una dinámica muy especial.
  3. Un lenguaje metafórico en un texto de calidad. Se trata de un texto dramático que habla a las infancias de un tema complejo sin menospreciar su capacidad, dándoles la oportunidad de disfrutar de una experiencia teatral completa. Una historia llena de poesía que, por momentos divertida y en otros reflexiva, tiene algo que decir no solamente a los más jóvenes, sino también a los mayores.

En resumen, esta es una obra ideal para acercar a las infancias a experiencias que todos, tarde o temprano, hemos de vivir. Es una manera de entender el ciclo de la vida y la muerte desde una perspectiva natural; de entender que, más allá del dolor que puede causar una pérdida, está lo que queda en nosotros de las personas, que los lados luminosos de esta vida solo son posibles porque están los que no lo son tanto.

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Por Óscar Ramírez Maldonado, Foto: Abraham Piña.

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