Si creías que los musicales solo eran coreografías y lentejuelas, PréndeMe. La historia de Leopold y Loeb te hará cambiar de opinión. Esta puesta en escena presenta una historia perturbadora, acompañada por un abanico de melodías que te erizarán la piel.
Escrita por Stephen Dolginoff y dirigida por Jaime Rojas, esta obra musical, que tuvo una primera temporada en el Wilberto Cantón, regresa en una segunda entrega con las actuaciones estelares de Luis Anduaga, Gonzalo Aburto de la Fuente (quienes alternan personaje) y Nelson Carreras. Junto a ellos, el maestro Mario Cassan acompaña al piano para dar vida a este oscuro ambiente musical en la Chicago de los años veinte.
Inspirada en un crimen real de los años veinte, este thriller musical explora la compleja relación entre dos jóvenes de la alta sociedad que desafiaban las normas establecidas. Sus transgresiones aumentan hasta que Richard propone cometer un asesinato al azar.
Aquí te damos 3 razones para que te lances a verla en el Teatro Milán:
1. Un musical oscuro, retorcido y fascinante. Nada de historias de amor ni finales felices. PréndeMe explora la relación enfermiza entre Leopold y Loeb, dos jóvenes que creen estar por encima de la moral y la ley. Sin distracciones ni artificios, la historia y la música te atraparán por completo. Es un thriller psicológico con tintes de ópera pop, donde la crueldad y el sadismo se mezclan con la partitura.
2. Una química innegable. Los protagonistas de este montaje, Luis Anduaga y Nelson Carreras, consiguen captar la atención en todo momento, gracias a sus intensas interpretaciones. Richard Loeb (Anduaga) es un villano hipnótico, lleno de excesos y locura, mientras que Nathan Leopold (Nelson) se mueve entre la devoción y la obsesión. La química entre ambos es innegable, convirtiendo cada número musical en un duelo de emociones, manipulación y deseo, dando como resultado un espectáculo que te dejará sin aliento.
3. Una puesta en escena minimalista, pero impactante. Olvídate de los grandes escenarios y las luces deslumbrantes. Este musical apuesta por lo esencial para contar una historia absorbente. Con una escenografía decadente, juegos de luces y sombras, y una paleta de colores que evoca el fuego y la noche, la puesta en escena crea una atmósfera única, acentuada por un solo de piano. Un recordatorio de que el teatro no necesita excesos para impactar, solo una historia poderosa.
Con solo dos actores, un piano y una historia intensa llena de giros, esta obra rompe con los clichés del true crime y te mantendrá al borde del asiento. Si deseas conocer dónde se presenta, así como los horarios, precios y descuentos, da clic aquí.
Por Itaí Cruz, Fotos: Brisa Mejía