Nina y Treplev son dos nombres que tienen un lugar en la dramaturgia universal. Son dos personajes que, como otros, son sinónimo de teatro. Nacidos de la pluma de Antón Chéjov, en La gaviota, en Nina Nina Nina (The Nina Variations), de Steven Dietz, estos personajes encuentran caminos alternativos al destino que el autor ruso les dio.
La obra dirigida y traducida por Juan Manuel Torreblanca cuenta con las actuaciones de María Uriarte como Nina y Andrés Torres Orozco como Gabriel Treplev. Los acompaña, como Masha, interpretando música en vivo, Geo Equihua.
La obra de Antón Chéjov ha inspirado múltiples versiones, adaptaciones y relecturas. Si bien no es una novedad retomar este icónico texto, esta propuesta le añade nuevas capas a este clásico. Aquí te damos tres razones por las cuales ver Nina Nina Nina.
1. Una forma distinta de acercarse a un texto importante. Las obras de Chéjov y La gaviota son una presencia constante en la cartelera teatral. Sin embargo, este montaje es una forma amigable de acercarse, o de redescubrir, esta obra del autor. En un tono alejado de lo solemne, con toques de comedia y una estética contemporánea, sin dejar de lado la tensión dramática de los personajes, la obra nos muestra una relectura refrescante de La gaviota.
2. Un texto que nos habla de nuevas oportunidades y nuevas posibilidades. La idea es, a partir del último encuentro de Nina con Treplev, después del cual en la obra original él se quitará la vida, crear una serie de variaciones que se desdoblan en múltiples universos y caminos que corren en distintas direcciones. Como si fuera un juego, Treplev reelabora la historia de amor entre él y Nina, tratando de eludir un final trágico. Es una obra que nos lleva a reflexionar sobre la vida, el teatro, la pasión, el dolor, la amistad y la muerte. Sobre los múltiples caminos que laten en cada decisión que vamos tomando.
3. Una Masha que conserva su esencia pero aporta un elemento más. Aquí el personaje de Masha, enamorada de Treplev, es además un elemento que da dinamismo a las variaciones y los juegos que plantea este montaje. Encarnada por Geo Equihua, Masha interpreta varias melodías acompañada por una guitarra acústica a lo largo de la función.
Esta obra es un montaje ideal si te gustan las propuestas que dan un aire nuevo a los textos clásicos. Es emotivo, dinámico y sus intérpretes añaden un toque de naturalidad a estos personajes.
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Por Óscar Ramírez Maldonado.
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