Las obras de August Strindberg son una constante en la cartelera teatral de la CDMX. Señorita Julia es una pieza que, afortunadamente, el público puede disfrutar frecuentemente en montajes sobre el texto original o adaptaciones.
Actualmente se presenta una adaptación de este texto clásico, bajo el título de Julia. Julián Segura adapta y dirige el montaje que cuenta con las actuaciones de Fernanda Mijares-Bracho, Axel Arenas, Ana González Bello y Camila Torres-Cantú, éstas últimas alternando.
Regresar sobre la obra del autor sueco permite al público vivir sus historias más allá del texto publicado. Es una oportunidad que una cartelera tan amplia como la de la CDMX ofrece a su público. Así como Strindberg es una constante, lo mismo ocurre con otros grandes de la literatura como William Shakespeare, Ibsen o Federico García Lorca, por mencionar algunos. Se trata, en resumen, de propuestas que dan vida a obras que el público debe ver sobre el escenario, permitiendo que conozca de primera mano a los clásicos.
Aquí te decimos tres razones por las cuales ver Julia.
1. Un texto clásico revisitado. La adaptación de Señorita Julia, un clásico de August Strindberg, nos acerca un texto relevante. En la obra, temas como la lucha de clases, el deseo y el poder están presentes. La obra, a pesar de haber sido escrita hace 136 años, toca cuestiones que aún son vigentes. Se trata de una obra con personajes complejos y que seducen; como apuntó el propio autor, tienen “un conglomerado de planos culturales pasados y presentes”. Si bien, desde muchas perspectivas, el tono utilizado por el dramaturgo sueco se ha calificado como misógino, la obra aborda temas actuales como el derecho de la mujer a decidir sobre su sexualidad y sobre su cuerpo.
2. Un entorno minimalista acorde con lo que se narra. Mauricio Ascencio diseña una escenografía sencilla y funcional. Nos remite a una cocina mexicana en los años posteriores a la Revolución. El vestuario, diseñado también por Ascencio, nos transporta a la época en cuestión; remite a clases sociales y nos lleva a una vieja casa de una hacienda. La iluminación (Miguel Pérez Cuesta) en algunos pasajes refuerza el texto naturalista de Strindberg, en otras sirve como elemento que expresa las emociones de los personajes.
3. Una experiencia cercana a lo inmersivo. El escenario cuenta con dos frentes, uno a cada lado, y de él se desprenden olores a cocina, incienso y velas. Crea una atmósfera en la que el espectador se siente inmerso en una cocina mexicana, donde Julia y Juan se enfrentan en diálogos intensos, se seducen y se manipulan.
Si disfrutas de los clásicos en adaptaciones bastante cercanas al texto original, Julia es una opción que disfrutarás. Para más información, horarios y más, haz clic aquí.
Por Óscar Ramírez Maldonado.