El adiós, de Mireille Bailly, es una farsa cargada de absurdo y humor negro. El texto de la dramaturga belga utiliza la repetición para hablar del deterioro interno de una sociedad asfixiante: clasista, racista y machista. El texto obtuvo el premio L’inédithéâtre (2016).

Bajo la dirección de Boris Schoemann, este montaje se lanza a explorar el absurdo de una Europa –y de otras sociedades occidentales– que, bajo una apariencia de modernidad y desarrollo, mantienen y se aferran a sus viejas jerarquías y rituales.

El montaje, coproducido por Teatro UNAM y Los Endebles, cuenta con un elenco integrado por Esther Orozco, Alejandro Calva, Constantino Morán, Pilar Boliver, Fernando Bueno y Emmanuel Pavía.

Aquí te damos tres razones para ver esta farsa que raya en lo delirante.

1. Un texto que transita de un tema íntimo y va de lo local hacia lo universal. Lo que parece una historia sobre dinámicas familiares, termina siendo una crítica hacia Europa –y en general el mundo– de la actualidad, revelando la hipocresía, la violenta relación entre clases sociales y la manera en que se ejerce el poder.

2. Movimiento escénico para dar dimensión física a la comedia. Nohemí Espinosa y Rosa Villanueva asesoran el movimiento en este montaje, apoyando el discurso de la obra y potenciando los distintos matices emotivos de los personajes.

3. La dirección de Boris Schoemann y el elenco logran crear una atmósfera que se mueve entre lo surrealista y lo cotidiano. Las situaciones más extremas y absurdas suceden ante nuestros ojos con la mayor naturalidad.

Si te gustan las propuestas cargadas de humor negro, que buscan exponer problemáticas actuales, El adiós seguramente la puedes disfrutar. Esta es una de esas farsas en las que te exigen dejarte llevar como público y disfrutar del lenguaje escénico que se nos propone, que toma mucho prestado de la danza.

El equipo creativo está integrado por Anna Adrià Reventós en el diseño de escenografía e iluminación, Alejandro Pressier en el paisaje sonoro y Estela Fagoaga en el diseño de vestuario.

 

Por Óscar Ramírez Maldonado.