Por Luis Santillán/ Alberto Lujambio propone un relato sobre cómo vive el día de elecciones un candidato independiente que contiende por la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México.
El planteamiento trabaja con las primeras horas de la jornada electoral, el candidato es consciente que su capital político sólo alcanza para el tercer lugar; celebra que será incluido en el gabinete del vencedor y, junto con su jefa de campaña, preparan el cierre del proceso. Un evento sin precedente modifica la situación, el impacto es de tal magnitud que pone de cabeza al “cuarto de guerra” del candidato y expone la verdadera naturaleza de quienes están en esa oficina.
Independiente es la propuesta con la cual Lujambio pretende incitar al público a reflexionar sobre aspectos internos de un proceso electoral, su relato coloca la mirada del espectador en la privacidad de un grupo de personas que se asumen como diferente a los políticos tradicionales, exhibe los vicios y fracturas de quienes aspiran a ser parte de un cambio desde la posición de estar ajenos -y distantes- del verdadero poder político.
Cristian Magaloni y Paola Arrioja son las anclas en escena para que el público pueda mirar los planteamientos de Lujambio. Magaloni encarna al candidato, trabaja la ingenuidad, la carencia de experiencia, los complejos de tal manera que crea un personaje naif que sirve para contrastar el universo -político- donde pretende encajar. Arrioja es la jefa de campaña y pareja sentimental del candidato, trabaja la fortaleza del personaje para equilibrar por contraste, para mostrar en ella las consecuencias de las situaciones. El trabajo de ambos funciona para que la obra desarrolle las situaciones, ambos son el acento actoral, los cimientos que sostienen la puesta en escena.
Gloria Toba, Alex de Hoyos, Alondra Hidalgo, Christian Ramos, y Ángel Enciso son quienes complementan el relato, crean personajes que funcionan a partir de los clichés que los constituyen: la vocera que se ha sentido excluida, aquel que abandera las inquietudes juveniles, la brillante mujer que domina las variantes estadísticas, el clasemediero defensor de los ideales de izquierda, el abogado que puede ir al lodazal sintiéndose inmaculado. Cada uno de ellos muestra una actuación comprometida.
La dirección es de Rina Rajlevsky, quizá por el tratamiento del texto, decide que trabajar en el territorio de la farsa es lo que más beneficia a los personajes, y contrapuntea con los personajes centrales colocándolos en otra construcción distinta; acierta plenamente. Deja que Arrioja y Magaloni se encarguen de las variantes emotivas y, como si de un coro se tratara, enmarca las reacciones con lo que hace el resto del elenco.
La propuesta de Rajlevsky explota lo cómico de las situaciones para hacer una puesta que mantiene involucrado al público, hay decisiones que motivan a la reflexión. Un acierto del texto es el desarrollo del tiempo, la cadencia de los acontecimientos, entonces ¿por qué ilustrar el paso del tiempo con la proyección de las horas? El público sabe muy bien cómo transcurre el tiempo porque está en la voz activa de los personajes y en las situaciones.
La propuesta escenográfica es de Emilio Zurita y provoca muchas preguntas sobre los aspectos que alimentaron sus decisiones, quizá la rigidez ilustrativa responde a la preocupación de distractores, quizá imaginó que el público podía distanciarse por el contenido político y por eso propone un set. El espacio podría haber alimentado la presencia distante del padre del candidato y eso hubiera enriquecido mucho el trabajo de Magaloni.
Es de llamar la atención que hay cuatro personas, aparte de Lujambio, involucradas de una u otra manera en la dramaturgia. La propuesta tiene una gran potencia, trabaja con elementos novedosos, pero el texto no logra tener desarrollo, da la impresión de que se apuesta a la impresión y no a la construcción.
Magaloni y Arrioja convierten a Independiente en una obra necesaria de ver tanto por el fervor electoral como por el trabajo actoral, la reflexión que puede provocar se hace desde una propuesta que disfrutará el público, y con suerte, se volverá tema de discusión, mostrará la unión orgánica -que ha existido desde la antigua Grecia- entre el teatro y la política.
La obra se presenta todos los martes, hasta el 26 de junio, en el Teatro Milán, consulta horarios y precios, aquí.
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