Por Roberto Sosa/ Woyzeck en la tierra caliente, territorio donde las bandas criminales hacen la guerra entre sí y contra el Estado, Tierra Caliente en Michoacán es el sitio, pero podría estar en cualquier otra región de México.
Los sucesos que enmarcan la tragedia del soldado Woyzeck son llevados al momento que vive este país, donde la violencia, los desaparecidos y crimen organizado imperan en casi todo el territorio. En este contexto un soldado del ejército mexicano vive su propia tragedia.
Woyzeck es una obra de teatro escrita por el dramaturgo alemán Georg Büchner en 1836, basado en la historia real del joven militar Johann Cristian Woyzeck, un soldado raso, barbero del batallón quien sufre los efectos deshumanizadores que tienen un doctor, una mujer y los militares en su vida. Es considerada también como la tragedia del hombre de la clase trabajadora o proletaria.
La obra de Büchner es una crítica sobre las condiciones sociales de las cuales Woyzeck es víctima. Una escena que ilustra su realidad es en la que el soldado afeita al Capitán, el militar vincula el estatus y el prestigio con la moral, insinuando que Woyzeck no puede tener moral debido a su pobreza. Por otro lado está su relación con María, objeto de su pasión, tienen un hijo, pero ella no lo ama; decepción, celos e inseguridad detonan la tragedia.
La adaptación y dirección son de Ignacio Ortiz Cruz, versión que tiene como escenario Apatzingán, Michoacán. Ortiz Cruz realiza el montaje con la mirada puesta en el México de hoy sin perder la índole del texto de Büchner. Se trata de una espléndida adaptación que reúne un clásico a un contexto actual. Ortiz congrega apropiadamente los elementos que edifican la puesta en escena. Contó con la colaboración de la actriz Diana Ávalos.
Las actuaciones son Baltimore Beltrán (Woyzeck), Diana Ávalos (María), Alejandro Navarrete (Capitán), Rodrigo Johnson (Doctor y pregonero), Jorge Ávalos (El idiota), Américo del Río (Corneta de órdenes), Carlos Herrera (Andrés), Melesio Portilla (Músico y campesino), Andrea Cosette (Margarita) y Gisela Sandoval (Madre buscadora). Un elenco bien equilibrado cuya tarea pondera el relato desde la condición del mexicano de hoy.
Las pasiones mueven a los personajes en medio de la violencia que vive el país. María es una sensual mujer que siente culpas y las exime leyendo la Biblia. El Doctor experimenta con Woyzeck, le impone una dieta, solo puede comer chicharos. El Capitán no pierde oportunidad de humillarlo; el Corneta de órdenes seduce a María. Todo se vincula en contra del joven soldado.
La puesta en escena cuanta con un gran equipo creativo. Patricia Gutiérrez, escenografía e iluminación; Estela Fagoaga, vestuario; Melesio Portilla, composición y arreglos musicales. Los diseños se ajustan con la historia, cada uno refleja el talento y creatividad de quienes los realizan. El resultado es una obra donde la tragedia se abraza con el paisaje, música e idiosincrasia de este nuestro México.
El trazo escénico es una pasarela por donde transita la historia con los asistentes en dos frentes; la dramaturgia fluye como un río en medio del escenario. La caja negra pone al espectador cerca del drama y lo hace parte del relato. El espacio escénico es un camino con algunas piedras en un extremo; una vía que recorre la historia de un soldado asignado a combatir al crimen organizado, a la orilla del camino el espectador será testigo de su tragedia.
La obra se presenta de jueves a domingo hasta el 5 de marzo en el Teatro Santa Catarina, consulta horarios y precios, aquí.
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La verdad no me gustó para nada la obra. Hay muchísimo mejores