El resultado final de una obra es lo que ve el espectador cuando está sentado en su butaca. Lo que muchas veces no sabemos es el arduo proceso que se encuentra detrás de cada función. Para conocer un poco más de ello, platicamos con Reynolds Robledo sobre cinco aspectos de su nueva obra Carne.

Dupla con Enrique Singer

Este montaje es la tercera colaboración entre Reynolds como autor y Singer como director. Al respecto, nos dice el dramaturgo, siempre ha tenido una admiración por Singer. De hecho, como dato curioso confiesa: “La primera obra que vi cuando estaba ya en la Ciudad de México fue Oleanna, de David Mamet, que dirigió en El Granero”.

En este sentido, Robledo destaca que Carne, desde que la concibió, sintió que parecía creada para la dirigiera el ex director artístico de la Compañía Nacional de Teatro. “Agradezco que le haya interesado y que haya querido involucrarse desde hace dos años que le ofrecí el proyecto”, remata el autor.

Multimedia y mapping

El video mapping que se utiliza en Carne es un concepto que ni el autor de la obra ni su director habían explorado antes. Estas proyecciones de mapping fueron elaboradas por Daniel Primo. Al respecto nos dice Reynolds Robledo que, en colaboración con primo, desde los ensayos se imaginó cómo podría funcionar este aparato multimedia. Sobre este tema señala que se pensó: “Cómo podemos jugar con la imagen para que le diga al público qué está sintiendo un personaje o cómo el público puede entrar al pensamiento y a la atmósfera de la obra”. Para esto, considera, los elementos de iluminación y de video juegan un papel importante.

Jesusa Ochoa “ha sido toda una sorpresa”

Carne es el segundo montaje en el que participa la joven actriz y ha sido una revelación para la producción, nos dice Reynolds. Nos explica que han sido un descubrimiento sus ganas de aprender y de ponerse al nivel de un elenco con experiencia. Al respecto agrega: “Ha sido toda una sorpresa la respuesta que la gente está teniendo para ella y al mismo tiempo ver como función a función va creciendo”.

Jesusa Ochoa llega a Carne llega mediante un casting abierto en el cual se inscribieron más de 300 actrices. “No es nada común con este tipo de obras, en musical suele ser una constante, pero es muy difícil luego concretar la posibilidad de un casting (en una obra como ésta)”, nos dice Robledo.

El también productor de la obra nos comenta que Jesusa cumplía muchas de las características necesarias en Abigail, su personaje. Nos narra: “Pasó algo interesante con Jesusa, hicimos su casting y entró su energía, su edad, la parte inocente del personaje, la parte curiosa que también tiene el personaje. Al mismo tiempo las ganas de aprender que tiene, de querer empezar a formarse como actriz, a tener más profesionalismo, lo trae de cuna (Jesusa es hija de Jesús Ochoa), pero realmente el que ella haya llegado sola al casting, el que haya sido su mérito el quedarse, el que fue una decisión bastante fácil de tomar”.

Cómo se conformó el elenco

Por lo general nos dice el autor, cuando escribe no piensa en quién va a interpretar cada personaje. Para elegir a quienes darán vida a su obra, explica, se acerca a gente con la que no había trabajado. Este es el caso de Nailea Norvind y Adrián Ladrón.

Por el contrario, con Hernán Mendoza, nos platica que Carne es el tercer proyecto en el que trabajan juntos. Anteriormente, Mendoza y Robledo habían colaborado en las obras Réquiem y Sonámbulos.

Tanto Nailea, Hernán y Adrián se sumaron al proyecto desde el inicio, hace aproximadamente hace dos años, y se mantuvieron hasta el final. El caso de Jesusa fue distinto, pues por las características del personaje se decidió realizar un casting abierto en octubre del año pasado, y la actriz elegida fue ella.

Vestuario

Sobre el vestuario, nos comenta el autor, es interesante cómo desde el texto se va visualizando. Luego entra la idea de la vestuarista, en este caso Jerildy Bosh, nos dice Robledo. En este sentido, explica, se tenía muy claro que al entrar a escena el personaje de Eva (Nailea Norvind) el público se sintiera impactado con su vestido.

Jerildy, nos dice Reynolds, “tenía muy claro que quería que tuviera una especie de bordado que simulara la sangre, que simulara el rojo que se habla, del rojo que transmite la obra todo el tiempo, que se hace referencia a un olor, que se hacer referencia a lo carnal”. Este bordado fue realizado, al igual que un collar que lo complementa, por Alejandro Rincón Gutiérrez.

Al respecto, abunda Reynolds: “Es un bordado que a la distancia se ve muy lindo, pero si uno se acerca a ver ese vestido, el detalle que tiene, el tipo de pedrería que usaron te da la sensación de que estás viendo como una herida abierta, cúmulos de sangre, como si fuera una sangre coagulando, tiene muchas texturas, muy meticuloso el trabajo que se hizo con ese vestido”.

El vestuario diseñado por Jerildy Bosh se trata, agrega, de un vestuario que en general se transforma durante la obra, sobre todo en el caso de las mujeres.

Para más información del montaje, horarios, boletos, etcétera, haz clic aquí.

Por Óscar Ramírez Maldonado, Fotos: Cartelera de Teatro

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