(Fuera de cartelera)
Drama
Finalizó el 30 de junio de 2023.
Dramaturgia: William Shakespeare. Adaptación de Estefanía Norato y Xhaíl Espadas.
Dirección: Xhaíl Espadas
Elenco: Óscar Narváez, Salvador Carmona, Armando Comonfort, Estefanía Norato, José Carlos Rodríguez, Gustavo Schaar, Mario Vera, Alan Uribe Villarruel y Mariana Villaseñor (Elenco estable de la CNT).
Fieras respeta el texto original de Shakespeare, en el que Catalina es una mujer rebelde que no se ajusta a lo que la sociedad en la que vive espera de ella y, por lo tanto, es rechazada. Su padre decide que para que su hermana menor, la dócil Blanca, pueda casarse, primero tiene que casarse ella. Su encuentro con el acaudalado y obcecado Petruchio pondrá en crisis la identidad misma de Catalina y, con ello las mores de la época, hasta redundar en una especie de circo en el que la seducción y la doma de las fieras son el espectáculo principal.
Horario de Fieras:
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Deberían existir premios para el peor actor ya que en esta obra lo vi por primera vez.
El actor que interpreta al protagonista, se ve débil a pesar de su gran tamaño y todo plano.
La vende la obra por ser temática actual y como sentirnos las victimas nosotras.
De unos años para acá, a los poderes fácticos se les ha ocurrido culpar al hombre, más si es blanco, de todos los problemas de la humanidad. El feminismo de la tercera ola es uno de esos poderes que poco a poco permean todo ámbito de la sociedad occidental actual. Uno de sus emblemas en la eterna lucha contra el patriarcado es la violencia. No hay nada que haga el hombre (el género masculino, no la humanidad) que no sea violento.
No hay acto, u omisión del mismo, que no genere violencia, ante la óptica del feminismo. Esa búsqueda implacable de lo violento, de lo perfectible, de lo corregible, ha llevado a las y los feministas a buscar culpables donde los haya, incluso en el pasado, 400 años atrás, en la Inglaterra Isabelina. Ahora le tocó el turno de ser violentador a William Shakespeare, a través de su obra La Fierecilla Domada.
Fieras es una adaptación libre de la quinta obra más traducida de Shakespeare, en la que una rebelde hija mayor debe ser “domada y domesticada” para poder casarse, para entonces permitir a su padre dar en matrimonio a la joya de la familia: la hija menor.
La premisa de Fieras es que las mujeres actuales siguen igual de oprimidas que hace 400 años. En el presente, se cambian en México niñas por vacas, igual que en el pasado, según información de los actores.
Y aunque el mensaje es positivo, la forma de presentarlo es la que hace más ruido: Interrumpiendo la obra, literalmente derribando la cuarta pared, soltando el personaje para ofrecer la lección, bajo una figura llamada ‘grieta en la ficción’. Así, vemos a casi todos los actores renegar de su personaje, ya sea por ser machista en el caso de los hombres, o por ser una mujer sumisa que se queda callada, en el caso de las únicas dos mujeres en el elenco (se nota que Shakespeare no sabía de igualdad e inclusión)
Reclamar a un autor de hace 400 años por un personaje de mujer débil, que todavía llora en vez de facturar, es un ejercicio banal, ventajoso y que se antoja hasta soberbio. Shakespeare se inspiró en historias tradicionales con situaciones similares para crear su obra, acusar de machista a un autor Inglés del año 1600 es como acusar al sol de ser caluroso.
Si directora y productores querían crear conciencia sobre el tema de la violencia machista en México del siglo 21, por qué no mejor una obra contemporánea, actual, que refleje los problemas modernos de la sociedad post modernista, y no una forma de vida distante de la nuestra en tiempo y espacio.
Los clásicos no son buena metáfora, en 2023, algo escrito en 1600 parece que viene de otro planeta, la desconexión es fatal y el mensaje queda perdido en limbo. La súplica de actores y actrices parece más un berrinche o una necesidad de apoyo emocional que un mensaje para abrir los ojos y la conciencia.
La actriz que representa a Catalina, la indomable, reprocha que su personaje sea violentado, aún en la ficción, pues su cuerpo cargará con los estragos, en la vida real, lo cuál no puede ser más que respondido por el público con la pregunta “¿para qué lo haces?”.
Esto nunca queda claro, al final, y por sugerencia o imposición de los personajes machistas, la mujer se rinde, y la obra concluye fiel a la original, con las dos mujeres sometidas, sin capacidad de redención para nadie, ni para el macho, ni para la sumisa abnegada, con la oportunidad de cambio negada para todos.
Las actuaciones son impecables, el uso del espacio escénico y la sencilla escenografía es muy competente, las instalaciones del teatro son cómodas (aunque estando en Junio, se agradecería un ventilador) y la atención del personal de primera, sin contar que la entrada es gratuita, lo cual es un gran plus.
Vale la pena verla, estando concientes de que no es una representación fiel de la famosa obra y a sabiendas de que, si eres hombre, de alguna forma es tu culpa.
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