El pasado 26 de marzo se estrenó El alma también en La Teatrería, de la dramaturga argentina Teresita Galimany. La obra, dirigida por Óscar Rojas, cuenta con las actuaciones de Milleth Gómez y Sandra Zellweger. El montaje nos habla del reencuentro de dos hermanas después de 20 años.

Para hablar de la obra entrevistamos a su director, quien nos dijo que se trata de un melodrama que toca el tema de la familia. Al respecto, señala, “es un tema universal desde que existe el teatro, desde los griegos siempre se ha tocado el tema de la familia”. Entre los tópicos que aborda la obra, destaca, están la incomunicación, los secretos que se pueden guardar durante años y la relación entre hermanos. 

Rojas considera que todos tenemos una historia, venimos de una familia y tenemos un pasado. Al respecto destaca: “Si bien dicen por ahí que el pasado ya está atrás, hay veces que cuando uno no soluciona su pasado, no puede estar bien en su presente, a veces hay que hacer las paces con este pasado para poder seguir avanzando”.

Trabajar con Milleth Gómez y Sandra Zellweger ha sido para el director un “regalo de la vida”. Sobre ellas señala que son actrices poderosas, inteligentes, que estudian mucho, por lo que “el trabajo se vuelve doblemente rico”. 

Nuestro entrevistado es egresado de la licenciatura de Literatura Dramática y Teatro de la UNAM, además de haber estudiado dirección de actores con Boris Schoemann. Como director artístico de Atraparte Producciones ha producido y dirigido ocho puestas en escena que se han presentado en distintos foros de la CDMX. En televisión ha colaborado con directores como Salvador Garcini.

 

Disfruto mucho cuando el teatro se queda en silencio

El alma también, para su director, es una obra que califica como entrañable, elocuente y como sanadora. Sobre este tema, abunda, que el proceso de la obra ha sido maravilloso, pues a partir del texto y los personajes “también se encuentran uno mismo”. 

El público, nos comparte Óscar Rojas, ha reaccionado bien ante esta propuesta. El alma también, explica, es un melodrama y como tal es para sentir, lo cual se ha logrado. Según nos dice el director, la gente se ha identificado y reconocido en los personajes. 

Si bien han recibido buenos comentarios, afirma el director, para él son muy importantes las reacciones del público durante la obra. Al respecto, señala: “Me gusta mucho que el público, por ejemplo, se ría, se conmueva o lloré. Me tocó ver gente llorando en la primera función, pero yo disfruto mucho cuando el teatro se queda en silencio, porque a la gente la está tocando algo”.

Cuando esto sucede, considera el director, como creador se puede decir que se está cumpliendo con su misión. Es decir, explica, “a la gente le está pasando algo, que esa es nuestra misión como equipo”. En este sentido, confiesa que si bien sabe que una obra no puede gustar a todo el mundo, “con dos o tres espectadores que salgan con algo, que salgan pensando en algo [… ], nosotros lo damos como una misión cumplida dentro de esta labor teatral”.

 

En el teatro uno ve la vida resumida

Si bien Óscar Rojas no considera al teatro como terapia, sí piensa que es un espejo capaz de delatarnos. En este sentido, explica: “El teatro es un espejo, en el teatro uno ve la vida resumida. El teatro es este proceso de identificación y de catarsis personal, de anagnórisis”.

El teatro, nos dice, es un vehículo maravilloso porque es en vivo, “la gente va y la atrapas o no la atrapas, ahí no hay engaño”. Sobre este punto, reflexiona: “El teatro es o no es, hay veces que en el teatro surge la magia y baja el duende, como lo llaman, y hay veces que no. [… ] Que llegue a ser algo artístico y algo entrañable, algo conmovedor, depende muchísimo de las actuaciones y [… ] del alma, la entraña y la garra que le esté metiendo uno a ese proyecto”

Estas son las razones que nos comparte por las que siempre regresa al teatro. En este sentido, confiesa: “Para mí el teatro es mi todo, es regresar a mi centro.Yo que me dedico a la televisión, el teatro es regresar a ese centro, es regresar a mí mismo, es regresar a llenarme, a cargarme de energía, y me ayuda a reconocerme”. 

El teatro es para Rojas un pacto de comunión entre el director y sus actores, y un ritual entre los actores y espectadores, “eso me hace regresar al teatro”. 

Para el director, cuando se logra que “el corazón del actor y el del espectador latan al mismo tiempo surge la magia”. En este sentido, afirma: “Yo vuelvo al teatro por esta magia, que lo voy a decir sin pedantería, que creo yo que no me da la tele o un lenguaje audiovisual”.

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Por Óscar Ramírez Maldonado, Foto: Cortesía Austria

 

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