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Leonora Carrington nació en 1917 en Lancashire, Gran Bretaña. Con apenas 20 años conoció al pintor Max Ernst, quien fue su primer vínculo con el surrealismo y de quien se enamoró. En París entró de lleno en contacto con el movimiento surrealista y convivió con artistas como Joan Miró, André Bretón, Pablo Picasso y Salvador Dalí. Hoy recordamos a la pintora surrealista y su incursión en el teatro, que un día como hoy murió en la Ciudad de México.

Vivió el inicio de la Segunda Guerra mundial y tuvo que huir a España, ahí sufrió una violación por un grupo de cuartos de requetés, lo que la llevó a un colapso y ser internada en una institución mental. Por esta razón Bretón veía en ella a una embajadora que había vuelto del “otro lado”, una especie de vidente. 

Después de haber escapado de la institución mental en 1941, conoce y se casa con el poeta mexicano Renato Leduc en Lisboa, quien la ayudó a emigrar. Ese año llega a Nueva York y al siguiente llega a México. A partir de ese entonces se vuelve en una figura fundamental dentro de la escena artística de nuestro país.

Leonora se divorcia de Leduc en 1943 y un año despúes conoce al fotógrafo húngaro Emérico Weisz. En 1946 Leonora y Emérico se casan, la pareja procreó dos hijos: Gabriel y Pablo.

En 1957, en una entrevista con Elena Poniatowska dijo que no le gustaría morir, “pero si llego a hacerlo algún día, que sea a los 500 años de edad y por evaporación lenta”. Sin embargo, Leonora murió a los 94 años de edad en el 2011. En cierta manera, su deseo se ha cumplido, si bien murió y no fue por evaporación lenta, su huella y su memoria permanecen en nuestro país y en la Ciudad de México. Su talento la hizo inmortal.

Por ejemplo, en la esquina de Havre y Paseo de la Reforma navega la escultura Cómo hace el pequeño cocodrilo, obra nacida de su imaginación. Sus cocodrilos, como sobre un río de asfalto, parecen recorrer una y otra vez frente el lugar donde realizó su primera exposición Leonora, La Zona Rosa.

El teatro y Leonora Carrington

La artista nacionalizada mexicana incursionó en diversas expresiones artísticas. Además de su trabajo como pintora y escultora, fue autora de 20 cuentos y de una novela. Incluso llegó a participar en el cine con cameos en un par de películas, más allá de su trabajo detrás de cámaras en un par de producciones.

Carrington gustaba de recitar a Shakespeare, parte de sus raíces inglesas, pero también participó activamente en el teatro. 

Durante la década de los 50 del siglo XX participó en el movimiento de teatro Poesía en voz alta. El movimiento ponía el acento en la palabra y se inspira fuertemente en el teatro del absurdo, apuntando a una renovación del teatro mexicano. En esta época Carrington adapta algunos de sus textos para teatro.

 Entre otros trabajos realiza en 1953 realiza la escenografía para Don Juan Tenorio, dirigida por Álvaro Custodio.  En 1956 la escenografía y el vestuario de La hija de Rappaccini, una adaptación realizada por Octavio Paz a la obra de Hawthorne.

La artista también se aventuró en la dramaturgia con obras como PenélopeOpus Siniestrus. La primera es llevada a escena bajo la dirección de Alejandro Jodorowsky en 1957 en el Teatro Esfera. En este montaje la propia Leonora fue la encargada de realizar la escenografía y vestuario.

Opus Siniestrus fue escrita en 1969 y se mantuvo sin estrenar por casi cincuenta años, hasta que en 2018 fue montada en los jardines del Museo de Arte Moderno de la Ciudad de México. Esta intervención escénica se logró gracias a la colaboración de la Coordinación Nacional de Teatro, el MAM y la Escuela Nacional de Arte Teatral. Para el montaje se recuperaron el diseño de vestuario y de las máscaras originales. 

Con su amigo José Horna realizó  a inicio de la década de los sesenta un teatro de títeres ambulantes. Horna fue el encargado de tallar en madera a los personajes, la obra se presentó en 1964 en la Galería Antonio Sauza.

Con Jodorowsky colaboró nuevamente en El rey se muere, de Eugene Ionesco. Leonora se encarga de nueva cuenta de vestuario y escenografía en esta propuesta que se presentó en el Teatro Hidalgo en 1968.

Esta es una visión rápida del paso de Leonora Carrington por el teatro, una de sus etapas no tan conocidas, pero una de las más propositivas y disruptivas.

 

Por Óscar Ramírez Maldonado, Foto: FB Fundación Leonora Carrington.

 

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