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El 30 de marzo estrena La luz del otro, la nueva producción de la compañía Teatro Sin Paredes, bajo la dirección de David Psalmon. Para hablar de esta propuesta, que se presentará en la Sala Xavier Villaurrutia del CCB, platicamos con Sergio López Vigueras, autor del la obra.

Este montaje, nos explica, se ubica en un universo ficcional en el año 2123. La idea es lanzar una serie de hipótesis y preguntas, entre ellas: ¿Cómo sería para los últimos habitantes del planeta encontrarse?

El montaje nos narra el encuentro de Bernardo y Diana, que son -al parecer- los últimos sobrevivientes de la humanidad. Según López Vigueras, cada uno de estos personajes carga “una trayectoria de acontecimientos que los llevaron a este punto” y una trayectoria histórica. 

Bernardo y Diana, los personajes comparten el nombre con los actores que los interpretan (Bernardo Gamboa y Diana Sedano), son una ficcionalización con la que se abre un juego de representación, destaca el dramaturgo.  En este juego, dice, lo que le interesa a la compañía no es una construcción de un universo meticuloso sobre el fin del mundo al estilo de Hollywood. Lo que se busca, nos aclara, es lanzar una investigación especulativa a partir de preguntas sobre nuestro presente

Al respecto, subraya, el encuentro de ambos personajes, inevitablemente, da paso a la violencia. En la naturaleza de estos personajes está el miedo, el rencor y el odio por lo que cada uno representa y ha vivido, reflexiona. Sin embargo, agrega, al ser los últimos sobrevivientes, Diana y Bernardo deben evitar caer en el vacío y el horror de la violencia. Evitar esta nada, señala, se los impone el encuentro con el otro, “el otro como un infinito que no habían visto”.

 

Ser capaz de plantear la responsabilidad hacia el otro

El punto de partida, explica el creador escénico, es una reflexión  sobre una serie de líneas que atraviesan hoy nuestra realidad. Entre ellas, destaca, el calentamiento global, los enfrentamientos entre naciones, la industrialización extrema, las migraciones forzadas por problemas sociales. Estas líneas, agrega, configuran nuestra historia presente y generan conflictos que marcarán, en un futuro, la vida de estos personajes. 

En este sentido, puntualiza, debemos  preguntarnos: “¿Dónde estamos ahora? ¿Qué estamos haciendo ahora para evitar llegar a ese punto?” 

Durante el desarrollo de la historia, señala: “Ellos se dan cuenta en este encuentro que han visto la historia y han visto el mundo desde su perspectiva en el centro. Ubicándose ellos mismos en el centro del mundo”.

Sergio López Vigueras explica que esta creación está inspirada en el filósofo lituano Emmanuel Lévinas, quien fue recluído en un campo de concentración durante el Holocausto. El filósofo, después de la guerra, nos comparte el dramaturgo, reflexionó sobre la historia del pensamiento y encuentra que ésta siempre ha tenido al “Yo” en el centro, reduciendo y limitando al mundo. 

Esto nos lleva a que, para evitar esta reducción y que el otro sea solamente una “fantasía”,  sea necesario partir de una ética antes que del conocimiento limitado del mundo:  “Antes de conocer al otro y reducirlo, tengo que poder ser capaz de plantearme la responsabilidad hacia el otro”.

Para el dramaturgo La luz del otro es casi una parábola para reflexionar sobre el tiempo y nuestra responsabilidad con los otros y con la humanidad

 

El proceso de montaje de La luz del otro

López Vigueras, además de escribir la obra, realiza el diseño de escenografía y de iluminación. En este sentido, nos dice que ya son varios años que realiza este tipo de colaboración en Teatro Sin Paredes. Entre las colaboraciones recientes nos menciona Después de Babel, Auxilio y Tártaro.

Se trata de procesos, comparte, en los que con David Psalmon y Bernardo Gamboa, y ahora con Diana Sedano, se plantean inquietudes y temas de los cuales desean hablar, así como de posibilidades escénicas. A partir de ello, nos dice el autor, él se centra en la dramaturgia, pues si bien hay una colaboración de todos, “también hay áreas de especialidad”. 

Una vez que presenta algunas propuestas el dramaturgo, se da un diálogo y en los ensayos se va “entendiendo cómo puede ajustarse, qué se requiere, qué caminos tomar”.  Esto hace, considera, que sea: “ Una dramaturgia que está en constante retroalimentación con el proceso de montaje”. 

Un proceso similar, agrega, sucede con la escenografía. Al respecto, explica: “El diseño es una toma de decisión sobre la materialidad, sobre cómo va a tomar tridimensionalidad algo que en el papel es pura potencia. Este proceso es un proceso [… ] a varios frentes, por varios lados vamos retroalimentando y realmente se forma una red de colaboración y de significación. Esto es muy grato, es realmente una especie de laboratorio”.

 

¿Por qué ver La luz del otro?

Cuestionamos al creador escénico por qué razones el público debe ver la obra, y nos compartió:

“En primer lugar yo diría la actuación de Bernardo y Diana, es espectacular siempre verlos en el escenario y creo que por sí solo vale la pena eso. Las actuaciones de Bernardo Gamboa y de Diana Sedano y, obviamente, todo el trabajo del equipo creativo”.

Además, agrega: “Es una historia que proyecta en el futuro para reflexionar sobre el presente. Creo que ese es un valor de La luz del otro: Imagina un futuro para reflexionar sobre el presente, para ver en el espejo de hoy dónde estamos, hacia dónde vamos”.

Finalmente, nos dice: “Debemos salir del confort en el que hemos aprendido a ver el mundo, porque debemos de salir del lugar desde el que aprendimos a ver el mundo. Debemos entender que hay otras formas, no nada más por consigna, sino porque vamos a descubrir nuevos universos. El otro es siempre un infinito, es siempre un universo y descubrirlo no solo es una maravilla, sino es también una responsabilidad”.

 

El teatro tiene la capacidad de conmover profundamente

Para Sergio López Vigueras, si bien el teatro no tiene la capacidad de mandar un mensaje a una enorme cantidad de personas, como la tienen los medios masivos, sí tiene la capacidad de “conmover profundamente”

En este sentido, sostiene, puede conmover a las personas que vean una obra como La luz del otro. Estas personas, destaca, “sí viviremos, en conjunto, un acontecimiento que nos sacude”. El teatro, agrega, lo que sí tiene -en el caso por ejemplo de esta obra- es que tengamos frente a frente a dos actores narrando “una historia que nos apela profundamente, y creo que esa es la conmoción que genera el teatro”. 

Para el dramaturgo, el teatro tiene: “La posibilidad de hablarnos de nuestras emociones más profundas, a nuestros sentimientos, a nuestros pensamientos”. 

Estas características hacen, para nuestro entrevistado, que el teatro muchas veces sea una experiencia extraordinaria. En este sentido, está convencido que el espectador vive una obra de teatro. Como ejemplo, nos comparte sus experiencias de juventud, y nos dice que recuerda todavía “con mucho amor, con mucha emoción, obras que ví en mi secundaria en mi preparatoria”. 

Esta clase de obras, agrega: “Las sigues recordando por la emoción que te causa, por la sorpresa, porque te conmueve, y forma parte de tu pensamiento el bagaje que una obra así te deja”. 

 

El teatro es el lugar para reflexionar el mundo y reflexionar el mundo en conjunto

También platicamos con el dramaturgo, aprovechando la celebración del Día mundial del Teatro, sobre la importancia de esta fecha y lo que el teatro ha significado en su vida.

Sergio López Vigueras considera que esta fecha es una ocasión para pensar cuánto nos da el teatro en la vida cotidiana. En su caso, nos dice, le ha dado educación y una formación, así como una ética de trabajo. En el plano personal, nos confiesa, le ha  dado “amistades, relaciones humanas, me ha dado la posibilidad de conocer otras geografías, me ha dado la posibilidad de encontrarme con otras personas”.

Sin embargo, agrega: “Más allá de eso, yo siempre que vuelvo a un salón de ensayo, siempre que vuelvo a empezar un proceso, un taller, es decir, siempre que me encuentro con la raíz, con lo más profundo, el teatro me vuelve a conectar una y otra vez con lo humano, con la humanidad, con entender la vulnerabilidad, el miedo, los sentimientos, los apegos, las luchas, las búsquedas. Es decir, el teatro es el lugar para reflexionar el mundo y reflexionar el mundo en conjunto, siempre que estamos en un salón de ensayos hacemos una nueva familia, una familia no consanguínea, una comunidad unida y abrazadas por fines más allá que los evidentes”.

Para más información de este montaje haz clic aquí.

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