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DEL MAGO AL LOCO: Puerta a la sorpresa del autoconocimiento



Por Alegría Martínez/ Un cardumen humano se vuelve montaña de la que se desprenden cuerpos en escalada y descenso que se reincorporan a la cima en renacimiento sin pausa; un joven cupido con breves alas sujetas a un resorte blanco sobre su torso, hechiza al disparo de sus flechas; una torre metálica se eleva hasta el límite del derrumbe; un sol esperanzador avanza en bicicleta; una muerte seductora con destellos plateados ronda serena y un mundo femenino, cuya desnudez enaltece su fuerza-fragilidad y belleza, accionan bajo la batuta del Mago, orquestador del elocuente itinerario por la caprichosa espiral de la mente humana, que no cesa de crear vías para el autoengaño.

Del mago al loco. Una revelación del tarot trae al presente a los 22 arcanos mayores del tarot, que cada función se encargan de acudir a la consciencia, el pasado y el momento actual de una mujer o un hombre distintos, quienes, previo acuerdo y sin formar parte del elenco, representarán al público, desde la escena, durante el transcurso completo de esta obra, puerta abierta a la sorpresa del autoconocimiento.

Un asombroso recorrido de intensa carga emocional, estética y sonora, -circunscrito casi geométricamente a una figura humana, que es el reflejo en vaivén de otra, múltiple y exterior, coincidente con la primera en sus profundos vértices-, conforma parte de la experiencia creada por actrices, actores, músicos, bailarines y cantantes, que bajo la dirección de Claudio Valdés Kuri, se transforman en un gigantesco ente que respira al unísono, casi un caleidoscopio vivo y sonoro, del que se desprenden las figuras del tarot.

A través de un lenguaje escénico interdisciplinario y mediante las conocidas imágenes, que conforman esta especie de oráculo plasmado en naipes, el montaje se adentra en los esquemas que ancestralmente han regido la compleja psique humana, enfrentada al plano emocional, espiritual y material.

El Patio Sorolla del Museo de San Carlos, recibe al público, que es ubicado de pie, alrededor de un círculo formado por los integrantes del elenco, que visten distintas prendas color negro, y se encuentran de pie, casi inmóvil, con la mirada fija.

El Mago, encarnado por Claudio Valdés Kuri, introduce a la persona, que sin ser parte del elenco, aceptó previamente erigirse en el Viajero y representante de los espectadores, un hombre -en el caso del estreno-, al que se le advierte: “cambiará tu forma de ver el mundo”, “eres más que el personaje que has creado de ti mismo”.

Del mago al loco. Una revelación del Tarot, es un potente espectáculo que seduce al público, lo conduce a sentir empatía, temor por lo que puede descubrir de sí mismo y del Viajero, al tiempo en que se verá envuelto entre el placer de las imágenes, los sonidos, las figuras, las acciones, los cuestionamientos y el impacto que produce ser testigo de las reacciones de quien tal vez en el camino, se arrepienta de cruzar el umbral que le habla de sí mismo.

“Una expresión carnal del espíritu”, como se define al Kathak, arte basado en un complejo lenguaje corporal en el que se involucran manos, pies y rostro, a determinado ritmo, da inicio con el Viajero al centro, quien desde ese momento deberá responder preguntas que sacudirán su conciencia y otorgarán pistas para saber quién es y qué oculta, al tiempo en que, probablemente, los espectadores se auto interrogarán en silencio, mientras comparan sus respuestas con las de la persona que en ese momento los representa.

La sacerdotisa de la sabiduría, para quien “todo es mente”, pregunta, hace sonar bellamente la armónica de cristal, e inicia el itinerario por los 22 episodios, rumbo al Patio oval del recinto, construido entre 1795 y 1803, que fuera entonces el Palacio del Conde de Buenavista y que ahora será escenario de un acontecimiento que implicará directamente al Viajero, al elenco y al público, en un ritual colectivo, entre viejas memorias y saberes detonantes de nuevas vivencias.

Sentados en torno a este patio central, custodiado por sus imponentes columnas, esculturas y su balcón circular bajo el cielo, los espectadores observan a la Emperatriz, al Emperador azul, al Sumo Pontífice, al Juez, al Ermitaño, y a la Justicia, que pide “ecuanimidad para percibir cuando alguien se repite a sí mismo”, entre otros arcanos del tarot, que provocan recuerdos de hechos oscuros resguardados por El viajero, a quien enfrentan con su ambición, con su vanidad y su necesidad de ser diferente a los otros. Aquí el juego escénico impide que el Viajero se escape de un interrogatorio que de alguna forma lo señala sin poder defenderse y el juicio se expande.

El clarinete, el pandero, el saxofón, el acordeón, la Kalimba, jaranas, sonidos de quijada, de corno alpino, entre muchos instrumentos más, unidos a un coro de diáfanas y educadas voces y a múltiples danzas, articulan un hermoso concierto orgánico que va desde Hanaq pachap Kusikuynin, himno procesional de Perú compuesto en 1622, dedicado a la Virgen María, o la Sinfonía Número 2 de Mahler, y Jogbo’s Epiphany -compuesta para la Compañía-, hasta la guaracha Ay que me abraso de Juan García Céspedes y la socorrida pieza feliz de Pharrell Williams.

El montaje es un espectáculo asombroso, que deposita al espectador entre el placer de los cantos, el movimiento y la interpretación de esas figuras que salen de las viejas y reverenciadas cartas, para interpelar a una persona sobre su existencia, y la ansiedad generada por los límites a los que la enfrentan, a ese momento súbito en el que cada frase revelará su interior, quizá muy a su pesar, sin importar si miente o se sincera.

El público es testigo de una propuesta escénica arriesgada que no lo dejará indiferente al sentirse parte del espectáculo y solidarizarse con el Viajero, o repelerlo, si llega a percibir -como ocurrió en el estreno-, que éste responde con frases edulcoradas que lo exhiben sin remedio. Así es como cada función tendrá un resultado distinto, según quien viaje, en torno a la sólida estructura que sustenta esta obra de arte.

La Compañía Teatro de Ciertos Habitantes, cuyo exhaustivo trabajo de investigación y laboratorio, nutrido por distintos lenguajes artísticos llevados al virtuosismo, celebra 25 años con este montaje que sacude al espectador, atento a las respuestas del Viajero, a su reacción, a la propia y al entorno.

Lourdes Ambriz, Edwin Calderón, Claudia Canchola, Luis Eduardo Castro, Rodrigo Carrillo Tripp, Marcos Escalante, Xóchitl Galindres, Hugo Gallegos, Guillermo García Proal, Mario Gómez Villarreal, Claudia Guerrero, Aline Lemus Bernal, Valentina Manzini, Dulce Medina, Fabrina Melón, Natanael Ríos, Claudio Valdés Kuri, Rodrigo Vázquez Maya y Gastón Yanes, integran un elenco en el que cada uno se expresa al máximo en conjunto y en lo individual.

Con dirección de Claudio Valdés Kuri, producción de Rodrigo Vázquez Maya, dirección musical de Edwin Calderón, diseño de iluminación de Sergio Écatl, diseño de vestuario de Jimena Fernández, asesoría dramatúrgica de Maricarmen Gutiérrez, asesoría coreográfica de Vladimir Rodríguez, asesoría en movimiento de Mario Gómez Villarreal, entrenamiento en voz cantada de Lourdes Ambriz, entrenamiento en voz hablada de Xóchitl Galindres y Guillermo García Proal, además del entrenamiento Kathak de Gastón Yanes y la asesoría en acrobacia de Óscar Delgado, entre un nutrido equipo, Del mago al loco. Una revelación del Tarot, es una experiencia que invita a ser vivida más de una vez.

La obra se presenta sábados y domingos hasta el 2 de abril en el Museo Nacional de San Carlos, consulta horarios y  precios, aquí.

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4 comentarios sobre “DEL MAGO AL LOCO: Puerta a la sorpresa del autoconocimiento

  1. Excelente artículo, me transportó al lugar de la escena y sentir todo lo que sucedía. Bravo Ale, siempre la mejor crítica de Teatro. Gracias.

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