Este domingo se realizó en el Palacio de Bellas Artes un homenaje de cuerpo presente al primer actor Ignacio López Tarso. Minutos antes de las siete de la noche llegó el féretro con el cuerpo del actor al emblemático recinto. En un emotivo homenaje se reunieron familiares, amigos y autoridades para despedir a López Tarso.

El intérprete de más de 100 obras de teatro y 50 películas llegó por última vez al lugar donde como estudiante debutó con El sueño de una noche de verano, de William Shakespeare. Posteriormente, en 1951, debutaría profesionalmente en el mismo escenario con la obra Nacida ayer, de Garson Kanin.

Mariana López, nieta del actor, destacó que su abuelo nunca hablaba de la muerte, “no era que le tuviera miedo, era que le gustaba demasiado vivir”.  Al respecto, agregó, que “dos irreductibles mandatos ilustran mejor que nada cualquier definición del significado de la vida para mi abuelo”. Uno de ellos, dijo, la familia como centro, y el otro su trabajo: “la enorme pasión que siempre mostró por su profesión […] fue un motor de goce, de reto, de utilidad, de servicio y de devoción”.

Al respecto, sostuvo, “nos quedamos con uno de sus mandatos, honrar su memoria en la intimidad de la familia, y el otro, el legado de su trabajo, se lo quedan todos los mexicanos y la historia”.

Por su parte, Antonio Sánchez, nieto del primer actor destacó que el actor fue “un ser tan grande que es difícil describir lo que él era en unas cuántas líneas”. Sin embargo, agregó: “Pero para mí siempre será increíble darme cuenta de las cantidad de vidas que tocó a lo largo de su prodigiosamente extensa carrera”.

La secretaria de Cultura del gobierno federal, Alejandra Frausto, al hacer uso de la palabra dio el pésame a la familia y agradeció que hicieran posible realizar el homenaje, subrayó “hoy despedimos a un gigante”.

El actor, señaló Frausto, nos hizo creer que era inmoral. Al respecto, destacó cómo López Tarso a lo largo de su vida honró el camino que decidió, el camino del artista, con “dignidad, congruencia, lucidez”.

El maestro López Tarso, afirmó la funcionaria, representa la grandeza del arte actoral mexicano del siglo XX y fue el “último integrante de una generación dorada que encumbró al teatro mexicano y la riqueza de su repertorio”. En este sentido, dijo: “Hoy así inicia su eterno papel, el de actor para siempre”.

Salvador Garcini, actor y director, sostuvo que don Ignacio, “nos enseñó a hacer teatro y nos enseñó a que la cultura se reparte en este país, que la cultura es para todos”.  Garcini, dirigió durante la última década al primer actor en montajes como La tempestad, El Cartero, Aeroplanos, Un Picasso, El padre y Una vida en el teatro.

Garcini destacó el talento, entrega categoría y lucidez del actor. “Siempre estaba inspirado, nunca fallaba ninguno de sus textos, ninguna de sus intenciones, y cada vez iba mejorando más y más”, dijo.

Por su parte, la actriz Tina French, reflexionó que si bien – a pesar de haber estado en el seminario – López Tarso no fue sacerdote, “sí ejerció un profundo sacerdocio, una entrega total a su vocación de actor […] él fue aprendiendo con cada obra, con cada personaje, a conocer el alma humana, sus más íntimos secretos y emociones, y a compartirlas con el público”.

Además, French expresó que el primer actor fue un hombre íntegro, generoso, con férrea disciplina y rigor, poseedor de una memoria prodigiosa, un extraordinario talento y sentido del humor. En este sentido, agradeció “su invaluable aportación y por el gran tesoro de su legado”. Al finalizar su intervención, compartió un fragmento de un texto de Borges titulado “Everything and Nothing”, el cual dijo, le encantaba a don Ignacio y habla sobre el arte del actor.

La actriz Luisa Huertas señaló que López Tarso perteneció a la primera generación de la “emblemática Escuela de Arte Teatral del INBA”. Al respecto, resaltó que, si bien en los años sesenta del siglo pasado su fama y talento trascienden internacionalmente, “el no olvida quién es, qué es y a quién le está hablando”. En este sentido, destacó que el actor siempre apoyó al teatro mexicano.

También participaron en la ceremonia Sergio Corona, Leticia Calderón y César Costa, quienes compartieron anécdotas que vivieron junto al primer actor. Anécdotas que muestran su enorme calidad artística y su gran calidad como ser humano.

Estuvieron presentes además en el recinto el actor Juan Ignacio Aranda, Susana y Gabriela López Aranda, hijo e hijas del primer actor, además de sus nietos y bisnietos. También asistió Lucina Jiménez, directora general del Inbal, y otras personalidades del medio cultural, artístico y político.

Por Óscar Ramírez Maldonado, Foto: Cartelera de Teatro

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