Por Kerim Martínez/ Los artistas han hablado del amor desde siempre, es el tema más recurrente de la historia y pareciera que el que más nos une como seres humanos. Se encuentra en canciones, en pinturas y en la literatura en general. Las películas más taquilleras tienen que ver con el amor y el desamor; en el teatro, este sentimiento tan voluble también se vuelve un elemento protagónico y al tratarse de un espectáculo en vivo, a los espectadores presentes les cala más hondo conectarse con los intérpretes que juegan a estar enamorados.
Almost, Maine fue escrita por el actor y dramaturgo John Cariani y se estrenó en Portland en 2004 y su versión Off-Broadway llegó en 2006. La obra se ha posicionado como un texto popular entre teatreros profesionales y amateurs (en algunas secundarias norteamericanas es igual de solicitada que El sueño de una noche de verano de Shakespeare) y se llega a montar con frecuencia en todo tipo de escaparates por su temática universal y sus valores de producción (se puede realizar con poco elenco y la escenografía puede resolverse de una manera más creativa y menos costosa).
A nivel comercial, en México se montó en 2011 con el título Casi un pueblo (bajo la producción de Mejor Teatro) que dirigió José Manuel López Velarde (Mentiras, el musical) en el Teatro Virginia Fábregas con Moisés Arizmendi y Úrsula Pruneda, entre otros. En esta ocasión, J L & S y Andrea Enríquez son los encargados de producir en 2023 esta historia en el Foro Shakespeare simplificando el título a Casi….
La obra está situada en un lugar diminuto en el estado de Maine (al norte de Estados Unidos) que cuenta con poco más de trescientos habitantes. Esta tierra es nombrada “Casi” y en la presente noche los residentes podrán admirar el espectáculo colorido que proveen las auroras boreales. Estructuralmente la obra se divide en nueve cuadros que ocurren en diferentes espacios a la misma hora de una noche helada; cada una de estas escenas está compuesta por personajes entrañables que son víctimas de las casualidades y de las confusiones que provoca el amor mismo.
El principal acierto de esta nueva versión es el elenco. Se agradece ver nuevos rostros en los escenarios de la ciudad, gente joven y talentosa con ganas de contar historias sin ningún tipo de pretensión más que el de hacer un trabajo honesto. Tres actrices (Michelle Mateos, Fernanda Monroy, Paola Montes de Oca) y dos actores (José Morán, Daniel Yáñez) son los encargados de contar estas viñetas románticas. Cada intérprete se mete en la piel de varios personajes y trata sutilmente de que el público los distinga a partir de su gestualidad, corporalidad y desempeño vocal. Las mujeres logran involucrarse mejor con sus caracteres y profundizan más en los aspectos psicológicos que propone el dramaturgo.
El director del montaje, David Farji Musali logra hábilmente que sus cinco actores se involucren con el texto, que se escuchen con atención, que reaccionen con verosimilitud; se logra mantener un ritmo cómico adecuado y la dirección consigue el tono perfecto que hace que el público esté sonriente durante poco más de una hora y treinta minutos que dura la representación.
No hay mucho riesgo en los elementos de producción. La escenografía (Vicente Peralta, Jon Carr y Héctor Rojo) se queda en una idea bien intencionada, aunque con una factura poco robusta: los actores manipulan las cabañas (estilo cuento infantil) y el movimiento de las ruedas resulta poco ágil, quizá por los materiales utilizados en su hechura; pareciera que en algún momento las casitas podrían deshacerse en plena escena. Afortunadamente la iluminación (Héctor López) ayuda a disimular lo anterior creando ambientes muy cercanos a la ensoñación. El vestuario resulta funcional y la gama de colores escogida ayuda a pintar un espacio casi vacío.
Destaca la parte musical de la obra (André Schwebel). Un grupo de músicos en vivo, Alejandro Oros, Miguel Chavarín y André Schwebel, recibe a los espectadores mientras ocupan sus butacas y más adelante hacen las transiciones sonoras entre escenas. La musicalización ayuda al público a involucrarse en el ambiente ameno que propone el director y hace que los actores conecten con su parte emocional.
La mayoría del elenco y del equipo de producción de Casi… son egresados de la Licenciatura en Teatro y Actuación de la Universidad Anáhuac. Es importante mencionarlo porque, a partir de que las primeras generaciones de esta carrera empezaron a graduarse, estos nuevos hacedores de teatro decidieron que no se iban a quedar estáticos esperando a que las oportunidades los buscaran. Así, estos dramaturgos, directores, actores, y más, emprendieron la misión de gestionar y producir sus propios proyectos, y los últimos años han luchado para poder estar presentes en la cartelera de la CDMX al lado de otros profesionales con mayor trayectoria.
Recintos como La Teatrería, Foro La Gruta, El Hormiguero, Un Teatro, Foro Lucerna, Foro Contigo América, Teatro La Capilla y el mismo Foro Shakespeare han abierto las puertas a estos jóvenes y a sus nuevos discursos escénicos (Mariposa enjaulada, El ahogado más hermoso del mundo, Ni la muerte nos separa, El inicio de todo, Yahualli, CAMP, Qué duro invierno, La Gaviota, Aguántame que estoy rezando, MMF, entre otros). Se esperaría que otros espacios teatrales se sumen y así se pueda dar seguimiento a los espectáculos teatrales que las nuevas generaciones quieren ofrecer al público de hoy.
Casi… es un buen pretexto para que aquellos que aún no están convencidos de acercarse a las artes escénicas. En este montaje los asistentes encontrarán un material digerible, fresco y divertido, que puede ayudar a que sus futuras experiencias teatrales sean más abordables.
La obra se presenta martes y jueves hasta el 23 de febrero en el Foro Shakespeare, consulta horarios y precios, aquí.
