Si te gustan las historias basadas en hechos reales, no te puedes perder, El cuerpo en que nací, un monólogo a dos voces, donde una joven Lu nos comparte sus recuerdos más íntimos, así como los eventos que marcaron su manera de sentir y entender el mundo que la rodea, partiendo desde su niñez hasta llegar a la adolescencia.

Esta adaptación de la novela homónima de Guadalupe Nettel, corre a cargo de Barbara Perrín, con la dirección de Benjamín Cann y las actuaciones de Paulina Treviño y Tamara Vallarta, quienes alternan funciones, y María Perroni Garza.

Aquí te damos tres razones para que te lances este fin de semana al Foro Shakespeare y disfrutes de este entrañable montaje:

1. Recordar es vivir. Esta propuesta hace que volteemos a la infancia, en la que crecieron algunos de los niños y niñas de la generación X, entre 1970 y parte de 1980, cuando nuestro país comenzaba a manifestar cambios progresistas y es ahí donde se gesta esta historia de Lu, una niña que nació con un defecto de nacimiento que se vuelve su peor enemigo, que aprenderá a amar y que se convierte en una característica única de su ser.  Tal como ocurre cuando crecemos, después de pasar por los distintos cambios de la edad, al llegar a una etapa más madura, aprendemos a amar nuestras diferencias, nuestro cuerpo, así como aquello que nos hace únicos y especiales en este mundo.

2. Dos voces que nos estremecen. Las actrices Tamara Vallarta y Paulina Treviño (alternan personaje) encarnan a Lu en su faceta adulta, ellas contienen a la niña encarnada por María Perroni, que está comenzando a crecer y entender el mundo que la rodea. De esta manera, podemos ser testigos de las travesuras, ocurrencias y miedos de esta niña que en ocasiones se presenta frágil, mientras que en otras denota valentía y arrojo, llena de carisma que se vale de su pluma para enfrentar las vicisitudes de la vida.

3. Iluminando las pisadas. Una de las grandes sorpresas de este montaje es la escenografía enmarcada por miles de zapatos ocupando el escenario, así como las distintas lámparas dispersas sobre el cielo raso, que nos marcan la pauta de los acontecimientos y momentos relevantes dentro de la trama. Esta bella metáfora nos habla de los zapatos que tal vez usemos en algún momento de nuestras vidas, hasta llegar a los que están destinados a nosotros y así sentirnos plenos y seguros de nosotros mismos.

Sin duda es una propuesta ideal para ir en compañía de tu madre, tus hermanas y amigas, y estamos seguros saldrán con ganas de leer la novela, así como recordar partes de su infancia. No lo olvides, la obra se presenta de viernes a domingo en el recinto de Zamora 7, consulta horarios, precios y descuentos, aquí.

Por Itaí Cruz, Fotos: Alberto Clavijo

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