Ricardo III es uno de los personajes históricos más icónicos de William Shakespeare. Se trata de un personaje que, en cierto sentido, es el reflejo en negativo de otro de los personajes históricos del bardo inglés, Enrique V.

Enrique V es el monarca que se redime para ser buen gobernante, que escucha a sus compañeros de armas y súbditos, que reflexiona sobre la justicia. Ricardo es, por el contrario, una radiografía de quien busca y ejerce el poder a toda cosa. Es el prototipo de quien en el poder busca algo que en el poder no está: el amor, el respeto, la validación. Es el retrato de la espiral de violencia e injusticia que provoca la búsqueda del poder por el poder en sí mismo.

Algo de Ricardo, del dramaturgo Uruguayo Gabriel Calderón, es una crítica a esas formas en las que cotidianamente, se ejerce y se busca el poder. Ricardo Reynaud, bajo la dirección de Itari Marta, interpreta a un actor que para consagrarse interpretando a Ricardo III, se volverá un reflejo del personaje al que debe interpretar.

Aquí te comparto tres razones por las que no te debes perder Algo de Ricardo.

1. Ricardo Reynaud. La interpretación rigurosa y disciplinada que hace Ricardo del actor que interpreta a Ricardo III es algo que se debe de ver. Durante poco más de hora y media el actor se entrega, se desgasta, se pone en la piel del actor, de Ricardo III, de personajes masculinos y femeninos (de la obra ficticia en la que actúa y de la escrita por el dramaturgo inglés). La construcción que pone ante el espectador es un deleite.

2. La dirección. Itai Marta logra una acertada y comprometida dirección en este monólogo. Logra una propuesta –de la mano de su actor- completa, que no deja lugar a la indiferencia. El espectador está ante una obra que lo reta, que le requiere atención, pero que lo recompensa con temas para la reflexión y que le genera sensaciones.

3. El texto. Gabriel Calderón nos presenta un texto en el que los “Ricardos” se fusionan. Ricardo es el actor en escena, es el personaje, pero también somos nosotros. El texto transfiere esa lucha y ejercicio del poder, la ambición, la traición y la mentira a lo cotidiano. Nos recuerda que Ricardo III puede estar dentro de nosotros o el proceso de montaje de una obra de teatro, en nuestra oficina o dentro de nuestro propio hogar. Como dice Reynaud, no podemos entender a Ricardo III si no es a partir de su vulnerabilidad, de su ego herido.

Así que ya lo saben, si quieren ver un monólogo de esos que mueven fibras, que confrontan y retan al espectador, Algo de Ricardo es la opción.

La obra se presenta los jueves hasta el 20 de abril en el Espacio Urgente del Foro Shakespeare, consulta más información aquí.

Por Óscar Ramírez Maldonado, Fotos: Cartelera de Teatro

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