Por Luis Santillán/ Un joven debe llegar al hospital por el estado de salud de su madre, una vez ahí, enfrentar la espera y lo ineludible. El recorrido no es solo la transición de un lugar a otro, sino una travesía por la vida del personaje, una confrontación con las secuelas del pasado y la fría realidad del presente. Esa es la línea de construcción de Wajdi Mouawad para crear Un obús en el corazón, monologo construido con de manera autobiográfica.
Rebeca Trejo está a cargo de la dirección de escena, ella ha estado cercana a la obra de Mouawad (como actriz, productora), eso le permite conocer en amplitud los universos emotivos, la construcción literaria, el tratamiento temático del autor, quizás eso le permite imaginar un espacio que contenga la propuesta textual de este recorrido, para llevarlo a escena convoca a Jesús Hernández.
La propuesta espacial y lumínica de Hernández es colosal, tanto por su potencia como espacio, así como por su capacidad para contener el drama, genera niveles que la directora usa tanto para la composición como para los acentos emotivos, rampas que ascienden y se proyectan como un camino que no tiene fin, metáfora y realidad del relato; pantallas que capturan la nevada y son espejos del alma.
Bernardo Gamboa es el actor que enfrenta el reto de sostener la palabra de Mouawad, su capacidad para dominar la escena en monólogos o unipersonales ha sido demostrada con maestría previamente, y en este proyecto su trabajo se mantiene con calidad. Logra momentos emotivos relevantes, le da matices a la palabra para que las imágenes lleguen al espectador y lo estremezcan, tiene un buen manejo de las variantes rítmicas para transitar por las distintas edades del personaje, para los momentos donde el terror lo domina y aquellos donde la esperanza se funde en la nada.
La propuesta escenográfica domina la puesta en escena, amerita reflexionar las lecturas posibles. Da la impresión de que Trejo siente que el texto es descomunal y quizá por eso le pide a Hernández un espacio capaz de contener algo de esa magnitud, el trabajo de Hernández no sólo cumple con el cometido, sino que sostiene la belleza de la palabra, expone de manera soberbia las travesías emotivas del personaje, impide que el trabajo de Gamboa se pierda.
Si bien Mouawad tiene textos absolutamente estremecedores por su dominio del melodrama, en Un obús en el corazón, la palabra ahoga el texto y pierde fuerza por su extensión, a pesar del gran trabajo de Gamboa, poco a poco la construcción literaria del dramaturgo sofoca la capacidad dramática, los valores parecen estar más en el terreno de lo literario.
Rebeca Trejo dirige a Gamboa desde la visión que tiene sobre el texto, hay momentos muy bien logrados ya sea por la construcción de la situación, porque se crea la atmosfera, por la carga emotiva, pero quizá el respeto que le tiene al autor le impide tomar decisiones drásticas en beneficio del drama.
Un obús en el corazón contiene el trabajo extraordinario de Hernández, la calidad acostumbrada de Gamboa y los destellos que ha mostrado en Trejo en otros montajes.
La obra se presenta de jueves a domingo, hasta el 20 de noviembre en el Teatro Santa Catarina, consulta horarios y precios, aquí.
