Las hermanas Ansia y Frata Markby encuentran a su padre muerto colgado en un árbol, fue un famoso abogado, profesión que siguen sus hijas. Sandro acude a ellas, quiere demandar a su mano para obligarla volver. La mano autónoma y sublevada ha iniciado una relación erótica con su siquiatra. La mano llena el vació emocional y afectivo de Bonanza Munera, quien hará lo que sea para retenerla a su lado.
Un banjo y dos muertos es una comedia noir –suena mejor, más cool que decir comedia negra – escrita por Mariana Hartasánchez, que en tono de farsa el texto aborda temas como la soledad, la muerte y los legados o carencias que los padres heredan a sus hijos. Magia, música y comedia constituye la obra que gesticula junto con los personajes. En su texto Hartasánchez intenta ahondar o reflexionar a través del humor negro.
La dirección de Andrea Salmerón Sanginés cuenta con los elementos para lograr un buen resultado. En algunas escenas el movimiento escénico es un poco atropellado, le congestiona la historia, es cuestión de ajustar algunos pormenores. Con el correr de las funciones se corrigen los detalles, la obra ahí está, el punto es que todo se fusione.
El elenco lo compone Minerva Valenzuela -La del Cabaret– (Doctora Bonanza Munera), Diego Santana (Jaime Fitzgerald), Sofía Beatriz López (Ansia Markby), Paola Izquierdo (Frata Markby), Carlos Pascual (Fantasma de Vicente Markby) y Roam León (Fantasma de Sandro Fitzgerald). El talento para la comedia y el humor negro se hace presente, es un reparto que sabe improvisar y tocar instrumentos, solo falta mayor equilibrio.
El equipo creativo lo conforman Tania Rodríguez en el diseño de iluminación y escenografía; Roam León en la música; y Jerildy Bosch en el vestuario. Creaciones adecuadas a favor de la puesta en escena, sin embargo falta algo, quizás una mejor conexión de estos elementos sobre el escenario, y cuidar que los constantes desplazamientos de enseres, muebles y demás objetos, no desarticulen el relato.
El espectador encontrará en Un banjo y dos muertos una obra con un formato como el de una radionovela, como aquellas que escuchaban nuestros abuelos en el siglo pasado, donde los protagonistas actuaban y tocaban instrumentos. Su índole es la comedia noir que se caracteriza por tratar temas como la muerte de manera irónica, el humor ácido para provocar la risa; los personajes se burlan de las normas y reglas sociales, su filosofía es contraria e incongruente a la moral establecida.
El teatro de comedia es más que pertinente en tiempos oscuros como los que hoy nos toca vivir. Racionalmente la obra es negra como nuestro contexto, el contraste es la ficción que termina cuando se apagan las luces del escenario, afuera está la realidad, nuestro día a día que se trastoca con violencia, inseguridad, asesinatos, etc., etc. Hoy la muerte la podemos encontrar al voltear una esquina, en el teatro es de a mentiras.
Teatro en Fuga presenta la obra en el Foro La Gruta del Centro Cultural Helénico, con funciones de viernes a domingo, hasta el 3 de abril, consulta horarios y precios, aquí.
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No es “Noir” por ser más cool blablabla. Qué desagradable descalificación implícita. Es por la estética de la obra, inspirada en el estilo noir.