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El viento en un violín, de Claudio Tolcachir se presenta por primera vez en México bajo la producción de Ana Kupfer y Eloy Hernández, dirigida por Cristian Magaloni con las actuaciones de Mercedes Hernández, Mahalat Sánchez, Assira Abbate, Roberto Beck, Ariana Sacristán y Daniel Mandoki, quienes ofrecerán funciones en el Teatro Milán, a partir del 2 de marzo.

Al respecto, el director comparte: “El dramaturgo escribió este texto a partir de la improvisación con un grupo de actores, es una obra muy bien dialogada y ágil. Para mí es una mezcla muy bien hecha entre comedia y drama que refleja plenamente la oscuridad de los personajes, una obra donde pasan muchas cosas fuertes con situaciones bastante extremas, pero contada con mucho sentido del humor, de forma muy inteligente, sin caer en el cliché, sin burlas innecesarias y sin saltarse la parte humana de cada personaje, sin romantizarlos”.

Y agrega: “Es un montaje muy bien balanceado entre un humor muy negro y ácido, aborda la maternidad, sobre todo desde cómo es ejercida y cómo a veces la acartonamos, nos hace reflexionar sobre las nuevas maneras de vivir estos vínculos que llamamos familia, como hay que saltarnos las reglas a veces para encontrar un hogar, un lugar al cual pertenecer”.

De acuerdo con Magaloni, la historia se desarrolla al interior de dos familias, una perteneciente a la clase baja y otra de clase alta relacionadas por el trabajo, protagonizada por dos madres que lidian con dos hijos problemáticos, quienes no encuentran un sentido de pertenencia al interior del núcleo familiar, donde además es ejemplificando el hecho de sentir comodidad y paz en los lugares a veces menos previsibles.

“En la trama, la mujer de clase alta está obsesionada con que su hijo es un bueno para nada, él tiene treinta años, vive con ella, lo lleva al psicólogo porque cree que le cuesta arrancar con su vida al compararlo con otros hombres de su edad, cuando la realidad es que se trata de un tipo que entiende la vida de otra manera, sin tanta ambición en la vida, él quiere otra cosa y cuando encuentra aquello que lo mueve, una cosa bastante rara, se siente cómodo y se vuelve útil para los demás”, afirma.

Y añade: “La historia reflexiona sobre esas ideas establecidas de cómo tiene que ser un hijo, una madre, una pareja, presentes en la sociedad actual, a veces estereotipos bastante ilógicos por eso se llama El viento en un violín porque finalmente un instrumento se puede tocar de muchas maneras aunque sea un instrumento de cuerda, el viento juega una parte, en lo absurdo hay una posibilidad de vida, no todo tiene que ser lógico y congruente a lo que la sociedad dicta”.

En palabras del director de obras como Mañana y Hay un lobo que se come el sol todos los inviernos, se trata de un texto que fue escrito en 2005 y que habla de otra época, mismo que él quiso situar en los años 90, donde su intención además era profundizar en algunos conceptos referentes a la sexualidad contrastándolos con la visión que se tiene hoy en día en esos temas, así como en la apertura que ha ido creciendo al paso de los años, reflejando esos primeros momentos donde se comenzaba a generar la conversación sobre diversas luchas con mayor fuerza.

“Una sociedad que está en contacto con el arte y la intelectualidad tiene una visión de un mundo más amoroso e incluyente. Sin embargo, existen muchas personas que siguen viviendo con valores bastante arcaicos, mismos que necesitan una sacudida para repensarse para dejar de creer que el mundo tiene un orden, ya que no tiene uno, hay que dárselo y esa tarea no es fácil pero hay que empezar de alguna manera, tenemos que deconstruirnos y tener la mente abierta a nuevas posibilidades”, asegura.

Y agrega: “Hay algo que te dice el mundo que eres, mezclado con un concepto propio sobre quién crees que tú eres y al final no eres ninguno de los dos porque eres a partir de tu interacción con los otros que vas encontrando en el camino, el asunto de deconstruirnos es el proceso que vivimos poco a poco y pesadamente, buscando orden en un mundo interno y externo y su relación con eso llamado identidad”, concluye.

El viento en un violín se presentará a partir del 2 de marzo en el Teatro Milán, ubicado en Lucerna 64, consulta precios, horarios y descuentos, aquí.

Por Ulises Sánchez, Fotos: Cortesía Producción

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