SIETE VECES ADIÓS: Un trabajo para aplaudir y celebrar el amor

Por Mariana Mijares/ El amor se cristaliza de diferentes maneras: en la ilusión de conocer a alguien que nos acelera el corazón, en un primer beso, o en la acumulación de momentos que se registran en fotos, y en la memoria… pero el amor, también es saber cuándo decir adiós.

Con esta premisa agridulce que va mostrando los altibajos de una pareja llega Siete Veces Adiós, un trabajo original 100% mexicano, escrito por Alan Estrada y Salvador Suárez O. y que reestrena el renovado Teatro Ramiro Jiménez.

Esto es importante porque en la Ciudad de México pueden verse diferentes musicales cada año, pero en poquísimas ocasiones se ve un trabajo original, como lo resultaron Mentiras, Si nos Dejan o El Último Teatro del Mundo, todas de la autoría de José Manuel López Velarde. Ahora se suma este trabajo: un mashup entre obra, concierto y musical al que quizá es mejor no etiquetar de ninguna manera; porque como el amor, puede existir sin etiquetas.

Como protagonistas están ‘Él’ (Gustavo Egelhaaf) y ‘Ella’ (Fernanda Castillo), quienes no tienen un nombre específico pues podrían ser quien sea, como también Él y Él, Ella y Ella, o Ellxs; el tercer protagonista es el propio amor: ‘Lamore’, encarnado por César Enríquez, quien también da vida a diferentes personajes incidentales, como una hilarante mesera, o una incisiva y ácida cajera.

A diferencia de otros montajes, aquí el público podrá ver simultáneamente la historia de esta pareja, y a la par, a una banda que interpreta 12 canciones en vivo; una historia con un soundtrack de vida. Los temas originales, compuestos por Alan Estrada, Jannette Chao y Vince Miranda son interpretados por cuatro vocalistas: Diego Medel, Mónica Campos, Esván Lemus y Alba Messa, quienes están acompañados por una banda con instrumentos como piano, guitarra, batería y cello.

“El amor es un invento para no dejar de soñar, para encontrar sentido a nuestra existencia banal… por eso lo perseguimos, por eso lo construimos, nos gusta sentirnos vivos, arrojándonos a la mar…”, reza el primer tema de la obra (“El amor es un invento”); así, en cada viñeta, el personaje de Lamore va haciendo comentarios sobre el significado que cada uno le vamos dando a esta palabra, además de recordarnos cómo vivimos el amor, y cómo lo transitamos de diferente manera.

Tomando inspiración de montajes como Once (uno de los mejores musicales de la última década y que obtuvo 8 Tonys), aquel, y este trabajo, no necesitan de un candelabro en el techo, de decenas de bailarinas de tap o de pantallas gigantes, solo personajes sin nombre, pero con mucho sentimiento, y algunos conmovedores y atinados toques de cello.

Con esa energía Siete Veces Adiós va llevando al público a las risas, con las ocurrencias y chistes ‘de tío’ de Él (y el enorme carisma y timming de Egelhaaf) y a las lágrimas, que inician desde que ella pide ‘un tiempo’ el día de su séptimo aniversario.

El protagonista -como podría pasarle a cualquiera en la vida real-, no entiende por qué su pareja le ha pedido una distancia, pero después de reflexionarlo decide intentar reconquistarla invitándola a revivir 7 momentos significativos de su relación de 7 años, lo que da título al nombre de la obra.

Dos de los números que más emocionan son “El Mal de Ti” en el que Diego Medel (conocido por trabajos como Plaza Sésamo, Bule Bule, Godspell, Rent y Jesucristo Superestrella) luce su increíble voz, y talento, o “Me Mata, me Salva”, un número emocional para la protagonista, y cuyo sentimiento es materializado por las dos vocalistas.

Otro de los momentos mejor logrados por el también director Alan Estrada, es “Somos el Sol”, que recrea un encuentro íntimo y pasional de la pareja en el que todo se fusiona al unísono: la coreografía, la iluminación, la música, los actores y cantantes; todo se vuelve uno y se eleva increíblemente.

Como escenario, los personajes tienen la escenografía de Jorge Ballina, un dispositivo giratorio que se va transformando según el encuentro: el departamento de él, una banca en el parque o hasta la playa, pues el mar es otro elemento simbólico de la obra.

Tiempo atrás Alan Estrada y Fernanda del Castillo recrearon a la pareja protagonista de Hoy no me Puedo Levantar. En aquel musical, dos jóvenes buscaban cumplir sus sueños. Ahora, más de 15 años después, ambos amigos se reúnen nuevamente para cumplir otro sueño y vaya que lo logran. Porque hacer teatro, y más en México, es también un acto de amor, y este trabajo producido por Ola Ke Ase y Playhouse tomó años, y una inconmensurable cantidad de esfuerzo, para finalmente cobrar vida.

Y así como el amor tiene infinitas posibilidades, y desenlaces, Siete Veces Adiós es el tipo de montaje del que cada persona podrá llevarse algo diferente, pero, además, uno que debe celebrarse, pues al arriesgar, al dar ese ‘salto al vacío’, se está abriendo la puerta a que más creativos se avienten a crear, a amar, aun, con el corazón roto…

La obra se presenta de viernes a domingo en el Teatro Ramiro Jiménez, consulta horarios y precios, aquí.