SI TE MUERES….¡TE MATO!: ¿Maquiavélicas o pícaras?

Por Kerim Martínez/ Después del descanso obligatorio que sufrieron las artes escénicas por la reciente pandemia, actualmente algunos productores de la industria del entretenimiento están apostando estrenar obras cómicas (uno de los géneros favoritos en México) con la finalidad de invitar a los espectadores a pasar un buen rato y superar los momentos amargos del COVID-19.

Guillermo Wiechers se ha posicionado como uno de los productores de teatro favoritos y más queridos en el medio del espectáculo. Sus obras siempre cuentan con actores de amplia trayectoria con textos dramáticos de toda índole (La madriguera, Rojo, Yo soy mi propia esposa, El chofer y la señora Daisy), en su primera etapa haciendo mancuerna con Juan Torres y desde hace algunos años en solitario (Los locos Suárez) o fungiendo como productor ejecutivo de los montajes de Alejandro Gou (Hoy no me puedo levantar, Jesucristo Superestrella). En esta ocasión apuesta por la obra Si te mueres… ¡te mato! (Radojka), una comedia de humor negro que se ha presentado con gran éxito en Uruguay, Chile, Perú, Colombia, República Dominicana y España.

Lucía y Gloria son dos cuidadoras (con turnos diferentes) que desde hace muchos años atienden a una anciana de origen serbio llamada Radojka. Las dos están felices con su rutina y con su trabajo hasta que una mañana Gloria le informa a su colega que la señora ha muerto. Más que acongojarse por el deceso de su empleadora, las mujeres sufren al pensar que ahora estarán desprotegidas; ya no son unas jovencitas y conseguir un trabajo de estas características no resulta muy factible que digamos.

La idea que presentan los escritores uruguayos Fernando Schmdit y Christian Ibarzábal resulta atractiva y muy actual. Lucía y Gloria son mujeres de carne y hueso que están inmersas en una terrible realidad donde no cuentan con la seguridad laboral ideal. Lo anterior lleva a esta dupla a elucubrar un plan muy descabellado y poco ético: fingir que la señora sigue viva para seguir cobrando su sueldo.

Los autores colocan a sus personajes en situaciones de verdadero riesgo al tener que decidir cómo le van a hacer para que la familia más cercana de la anciana (que vive en el extranjero) crea que su madre sigue más viva que una liebre. La premisa es original y compleja, esto hace que la trama funcione y sorprenda al público durante poco menos de hora y media (sin intermedio) con una estructura tradicional de tres actos.

El reparto está encabezado por Susana Alexander (Lucía) y Azela Robinson (Gloria). Como siempre, es un lujo ver a Alexander sobre el escenario disfrutando de lo que no cualquier intérprete logra con facilidad: hacer reír a su público.

Alexander construye un personaje entrañable y saleroso, la dibuja como una cuidadora insegura que aparentemente se deja manipular por su colega, pero que poco a poco da ciertos guiños que apuntan a que lo que pasa por su cabeza no corresponde con sus acciones y en cualquier momento podría tomar la sartén por el mango. Los espectadores le celebran a Alexander cada que su personaje rememora a su difunta madre a través de dichos populares o inventados que la actriz dice muy pícara con voz de mujerona española.

Azela Robinson teje cuidadosamente un personaje maquiavélico y al mismo tiempo torpe, capaz de todo con tal de lograr sus objetivos. La expresión corporal de Robinson es de aplaudir: sus movimientos son precisos y ágiles, demostrando su enorme potencial para la comedia y separándose así de las villanas que acostumbra interpretar en las telenovelas. Su energía es alta y todo el tiempo está pendiente de Alexander logrando que la comunicación entre las dos nunca desaparezca.

Como resultado se notan cómplices como personajes y al mismo tiempo como compañeras de escena. Hacen que el público se encariñe con las dos y que no quiera que las descubran a pesar de que su proceder no ha sido muy ético.

Leticia Amezcua (Emilia y su globo rojo) es la encargada de dirigir esta locura. Su trazo escénico es limpio y atinado. Establece un ritmo dinámico durante todo el montaje adecuado para una comedia de situación.

La escenografía de Rogelio Croda es realista y funcional. Se puede ver una estancia clásica de una mujer mayor adinerada; existe mucho detalle en la decoración y en todos los objetos de utilería que ayudan al involucramiento con el argumento. No hay grandes cambios de iluminación, la misma historia no los requiere y así la audiencia puede centrarse en los dos pilares que sostienen una buena obra: texto interesante y actuaciones verosímiles.

Es un acierto el cambiar el nombre original de la obra (Radojka) para atraer al público al teatro, Si te mueres… ¡te mato! conlleva a un juego, pero también a una intriga y a eso se va al teatro: a resolver misterios. Y en este caso en particular, la obra cuenta con varios giros atrayentes y un sorpresivo final (que la señora Alexander pide encarecidamente a los espectadores al final de la función que no se revele).

Si te mueres… ¡te mato! es una comedia crítica y punzante donde Susana Alexander y Azela Robinson nos muestran seres humanos en situaciones extremas y a partir de las decisiones desesperadas que toman, el público reflexiona sobre su propia naturaleza, sus ambiciones, sus valores, sus límites y lo violento que resulta el ambiente social donde se intenta coexistir.

La obra se presenta sábados y domingos hasta el 11 de diciembre en el Teatro Fernando Soler, consulta horarios, precios y descuentos, aquí.