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Si todo el mundo es un escenario y todos somos sus actores, no es de extrañar que todos queramos estar en una obra de William Shakespeare, ya sea como directores, adaptadores, intérpretes o espectadores. Aunque el mundo del teatro cuenta con figuras canónicas que lo han sustentado a lo largo de su historia -Eurípides, Molière, Ibsen, Chéjov, Beckett, Pinter, Sarah Kane, por citar a algunos-, el bardo inglés sigue siendo el más representativo y representado hasta nuestros días.

Es decir, en pleno siglo XXI seguimos atentos a las palabras escritas cinco siglos atrás y hay ya suficientes estudios que nos hacen saber el porqué, aunque la mejor manera de comprobarlo es precisamente asistir a las salas teatrales para darse cuenta que eso que un común y corriente William escribió al calor de su tiempo, tiene una profunda resonancia en el nuestro y que los conflictos que suceden alrededor de la realeza de Dinamarca, Escocia o Verona pueden reflejar la realidad de la vida política, social, cultural e individual del México de todos los días.

En el nuevo siglo hemos visto lo mismo montajes de textos de Shakespeare que nuevas creaciones, a partir de alguno de esos textos que proyectos que engloban y festejan el legado shakesperiano en nuestro país.

Por ejemplo, uno de los últimos proyectos de la Compañía Nacional de Teatro antes de su reestructura en 2008 fue el Proyecto Shakespeare, en 2004, que consistió en escenificar, casi con el mismo elenco, tres obras: El rey Lear dirigida por José Caballero, El mercader de Venecia dirigida por Raúl Zermeño y Sueño de una noche de verano dirigida por José Solé. A la par, en el Teatro de la Facultad de Arquitectura de la UNAM Juan José Gurrola estrenaba su versión, ahora referencial, de Hamlet, protagonizada por Daniel Giménez Cacho, mientras que Rodrigo Johnson presentaba su versión de Lear. En esos años, Las Reinas Chulas presentaban en la Capilla Gótica del Helénico su espectáculo El Código Shakespeare.

Ya durante la nueva etapa de la CNT, fue célebre el montaje de Enrique IV que bajo la dirección de Hugo Arrevillaga se presentó en el zócalo capitalino en la Corrala del Mitote -creada exprofeso para ello- a fin de prepararse para dar dos funciones en The Globe Theater, en el marco de la Olimpiada Cultural de Londres 2012. Más adelante, en 2015 montó Coriolano en versión y dirección de David Olguín.

Volviendo a Teatro UNAM, también ha tenido ciclos dedicados a Shakespeare, como cuando en 2009 escenificó en el Teatro Juan Ruiz de Alarcón, el Otelo dirigido por Claudia Ríos y, al lado, en el Foro Sor Juana Inés de la Cruz, Desdémona o la historia de un pañuelo de Claudia Vogel dirigida por Benjamín Caan, ambas con traducción de Alfredo Michel. Enfrente, en la Sala Miguel Covarrubias, Juliana Faesler presentó una versión multidisciplinaria de Sueño de una noche de verano. Por esos años, la UNAM también produjo La tempestad con dirección de Salvador Garcini, interpretada por el legendario Ignacio López Tarso y El rey lear adaptada y dirigida por Hugo Hiriart.

También el Helénico, en 2014, celebró a Shakespeare con un amplio programa que incluyó filmes, lecturas dramatizadas, conferencias y escenificaciones especiales. Y eso solamente por mencionar lo propuesto por las instituciones en las primeras décadas del siglo XXI.

En cuestión de teatro privado, en 2018 resultó un éxito el programa Shakespeare en el Parque, que reunió producciones privadas e independientes en un foro construido específicamente para la ocasión: Romeo y Julieta de bolsillo de Emiliano Dionisi dirigida por Alonso Íñiguez, Algo de un tal Shakespeare de Adrián Vázquez, Mendoza de Antonio Zúñiga dirigida por Juan Carrillo, Macbeth en dirección de Mauricio García Lozano, ¿Qué con Quique Quinto? de Andrés Carreño, La sombra del bardo de Eduardo Castañeda y Yo tenía un Ricardo hasta que Ricardo lo mató de la Compañía Teatro Bárbaro de Chihuahua; todas estas producciones tuvieron y han tenido muy exitosas temporadas en distintos foros de la ciudad de México.

Actualmente, la efervescencia en cuanto al hacer y deshacer con el Bardo es notable en nuestra Cartelera de Teatro. Apenas hace un par de meses concluyó la temporada de la versión de Hamlet de Angélica Rogel, cuya apuesta central consistió en que el icónico personaje protagónico fuera interpretado por la actriz Irene Azuela pero que, a diferencia de otras propuestas similares -como el Hamlet interpretado por Rosenda Monteros en México en los años ochenta o por Blanca Portillo en España en la década pasada-, no se trata de una actriz interpretando a un hombre, sino una actriz interpretando a Hamlet, la princesa de Dinamarca. La última función de este montaje sucedió en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris.

También el reciente montaje de Cleopatra y Antonio en versión y dirección de Olivia Barrera tuvo un eje profundamente femenino y feminista dando una nueva lectura del personaje de la reina egipcia, además de contar con un notable elenco de actrices compuesto por, entre otras, Carmen Mastache, Ana Graham, Guillermina Campuzano y Leticia Pedrajo.

Recientemente, la compañía Los Colochos Teatro celebró su doceavo aniversario con una residencia en el Centro Cultural del Bosque llamada 4 de Shakespeare con Todo, que incluyó a la muy elogiada Mendoza, que es la versión de Antonio Zúñiga y Juan Carrillo a “Macbeth”, en la cual la acción se traslada de Escocia a la Revolución Mexicana; esta obra ha tenido varias temporadas, ha participado en festivales y proyectos especiales y es una de las versiones shakespearianas más celebradas de nuestro teatro. También presentaron Nacahue: Ramón y Hortensia, en la que Juan Carrillo y Marco Vidal retoman “Romeo y Julieta” con dos amantes separados por sus diferencias culturales, pues él es un indígena cora y ella una indígena huichola.

El estreno de su propuesta Silencio de Juan Carrillo, Mónica Portillo y Martín Becerra a partir de “Otelo” despertó comentarios opuestos entre quienes tuvieron la oportunidad de verla, pues hubo quien elogió y hubo quien denostó la visión de los creadores de la puesta sobre el feminicidio y la manera de ponerlo en escena. La residencia cerró con el estreno de Reina de Marco Vidal, en la cual el Rey Lear se convierte en una actriz que se enfrenta, encerrada en un teatro, a los demonios de la vejez y la locura, es decir, a la decadencia. En estas obras participaron los actores Mónica del Carmen, Sonia Couoh, Mario Eduardo de León, Marco Vidal, Erandeni Durán, Leonardo Zamudio, Martín Becerra, Germán Villarreal, Ulises Martínez, Alfredo Monsiváis, Roam León y Yadira Pérez, quienes forman parte de la compañía. En Reina, la actriz Paloma Woolrich fue invitada para interpretar a la protagonista.

Una unión entre teatro inglés y trabajo social es lo que ofrece la Compañía de Teatro Penitenciario al abordar obras de Shakespeare. Para celebrar sus primeros 13 años de quehacer artístico llevará al Teatro de la Ciudad MCBTH Ruega por nosotrxs en versión y dirección de Itari Marta e Ismael Corona, siguiendo así con la disertación sobre el poder que iniciaron en su versión de Ricardo III, la cual resultó todo un suceso teatral y puso en el interés de los espectadores el teatro realizado en el Penal de Santa Martha, en donde se concentra una experiencia que obliga a revalorar la concepción cotidiana sobre arte teatral.

El corrido del Rey Lear se anuncia como una “tragedia rancheksperiana” y, en efecto, se trata de una recreación del clásico a cargo de Fernando Bonilla, en la que desde el texto y el montaje rinde un homenaje a los actores de la vieja guardia, específicamente su padre, Héctor Bonilla y el muy tempranamente ido Fernando Balzaretti, al tiempo que se alude a la realidad actual en la que el crimen organizado ha permeado todo, incluso al teatro. La obra es protagonizada por Juan Carlos Colombo -amigo y compañero de Bonilla y Balzaretti-, quien está acompañado por Alejandro Morales, Valentina Sierra, Daniela Arroio, Malcolm Méndez, Miguel Tercero, Miguel Alejandro León y Juan Daniel García Treviño.

A nuestra cartelera acaba de llegar Mrs. Shakespeare, una propuesta escrita por Verónica Bujeiro y dirigida por Silvia Ortega Vetoretti, con un reparto conformado por Daniela Zavala, Renata Wimer, Emoé de la Parra y Emma Dib, quienes dan vida a un ensayo sobre los personajes del Cisne de Avon a través de una “farsa punitiva”, en la cual se da cuenta de los distintos conflictos que atraviesan a los personajes shakesperianos y de qué manera corresponden a los conflictos que vive la mujer hoy en día.

Dirigida y estelarizada por Yulleni Vertti, en el Foro La Gruta se puede disfrutar de una de las obras menos escenificadas -al menos en nuestro país- de Shakespeare: Mucho ruido y pocas nueces, una comedia de enredos que aquí es traída a un lenguaje contemporáneo, ya que los equívocos, dimes y diretes se enmarcan en lo que hoy son las fake news y el poder de las palabras para mentir, manipular o difundir información falsa. A Vertti la acompañan en escena Constantino Morán, David Lynn, Estela del Rosario Rivero, Evan Regueira, Frida de la Torre, Blanca Loaria Pedroza, Ramón Cadaval y Saúl Meléndez.

Finalmente, después de varios intentos, se efectuará el reestreno de la muy premiada Noche de reyes, comedia por demás famosa -y una de las que cuenta con más traducciones hispanomexicanas, gracias a León Felipe, Federico Patán y Angelina Muñiz Huberman- cuyo montaje a cargo de Alonso Íñiguez resultó muy exitoso en su primera temporada. Ahora regresa esta propuesta con elementos propios del cabaret y el clown, interpretada por Carlos Aragón, Adriana Montes de Oca, Antonio Alcántara, Diana Bovio, Jacobo Lieberman, Julián Segura, María Penella, Pablo Chemor y José Ponce.

Estas apuestas se unen a otras que han nutrido la visión que desde México se tiene de la escena shakesperiana: el Hamlet de Flavio González Mello, el Hamlet de la Compañía Nacional de Teatro -que solamente presentó la primera parte y hasta la fecha no ha anunciado cuándo retomará el proyecto para concretar la segunda-, los montajes de Mauricio García Lozano a Romeo y Julieta, Medida por medida y Ricardo III, así como la diversidad de versiones del Ricardo III -de la Compañía de Teatro Penitenciario, de David Gaitán, de Erando González, de Antonio Zúñiga etc-, Lady Hamlet de Aurora Cano, Titus de Angélica Rogel, La maté por un pañuelo de Andrea Salmerón y Alfonso Cárcamo.

Así como Una merienda de negros de Edgar Chías dirigida por Boris Schoemann, Te lo cuento en invierno de Juan Carlos Vives, The Shakesperian Tour de Mariano Ruiz, Noche de reinas dirigida por César Enríquez, Lady Dragbeth de Fabián López y Osmar J. Urbina, Cartografía de una tormenta de Hugo Wirth dirigida por Mauricio García Lozano, La tempestad de Amaranta Leyva y Julieta tiene la culpa de Bárbara Colio.

Por mencionar a algunas de las puestas en escena que siguen demostrando que tal vez Harold Bloom no exageró al afirmar que si algo inventó Shakespeare fue simple y llanamente, lo humano, al humano.

Por Enrique Saavedra, Fotos:

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